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EDUARDO TÉBAR
Sábado, 10 de diciembre 2016, 02:16
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Su música sería ideal para enardecer una 'rave' playera en Ibiza o un festival en Bangkok, pero la agenda quiso que la banda británica Crystal Fighters trajera el calor a Granada en pleno diciembre. La formación liderada por Sebastian Pringle congregó anoche a mil personas en el Palacio de los Deportes. Era la única fecha en Andalucía, dentro de una minigira por España y Portugal. Un dato con valor simbólico: el 'indie', que es como ahora se le llama al nuevo pop, crece en busca de grandes recintos. El público pagó entre 30 y 40 euros por un 'show' alejado de los lugares comunes de la radiofórmula. Una audiencia entregada, frenética. De perfil joven y brazos en alza.
Kid Simius volvía a Granada cual hijo pródigo. Encumbrado en Berlín, el veinteañero José Antonio García Soler reconoció un rato antes de subir al escenario que este concierto supone «hacer realidad mi sueño de infancia». Su cacharrería de última generación entusiasmó incluso a Florent y a Banin, la mitad plástica de Los Planetas, implicados en su quimera electrónica. La evidencia estaba servida: si este productor audaz puede crear asombrosos collages sonoros en su habitación, ¿qué no será capaz de hacer ante una masa que burbujea con cubo de cerveza en mano? La capital nazarí reconoció ayer a uno de sus cerebros fugados más brillantes.
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