Edición

Borrar
El ciclo se ha inaugurado con las actuaciones de Fran Fernández, Lorenzo Vilches, Pianobomba y Croché.
En abril cantautores mil

En abril cantautores mil

Comienza el ciclo 'Abril para vivir' de la mano de Fran Fernández, que llenará Granada de música este mes

JUAN JESÚS GARCÍA

Lunes, 4 de abril 2016, 01:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El primer fin de semana del ciclo de canción de autor ha ofrecido cuatro actuaciones (no necesariamente dentro del ciclo Abril para vivir) avanzando la lluvia de este mes, que es mucha. A Fran Fernández, cada día de mayor talla y presencia artística le tocó cortar la cinta inaugural del ciclo oficial, y de alguna manera ha sido también el cicerone perfecto de todo el fin de semana, ya que al margen de lo suyo, fue invitado por Javier Álvarez y Lorenzo Vilches y también se asomó para acompañar a la siempre encantadora Patricia Lázaro. Los folkroquistas Croché y Pianobomba en acústico, frescos y orgánicos, completaron un arranque de certamen total.

Lorenzo Vilches ha dejado de ser el acompañante oficial de numerosos artistas (entre ellos nuestro Souhail) y se ha destapado como original intérprete de su propio cancionero, con bastante teatrillo y siempre solicitando el comodín del público, y mejor cuando arma de humor y chispa irónica sus canciones en plan Kevin Johansen con las que echa pimienta al convencional y saturado 'chica quiere (o no) a chico' y pasa lo de siempre, que el cantautor se pone mustio y se inspira para sublimar sus penas. No es le caso. Uno recuerda el debut aquí de Javier Álvarez llevado en volandas por el brutal éxito de su primer disco, siendo presentado por un gigante como Aute; ahora él hace lo mismo con Lorenzo. El madrileño optó por hacerle el harakiri a su popularidad de chico guapo y sensible (triste y solitario -que no lo era- fue otro, al que el tiempo, por cierto, va asemejando con un afilado rostro) y resucitar en proporciones humanas: hace años en una entrevista de este periódico confesaba que de la noche a la mañana había tenido que dejar de ir en metro, autobús y evitar las calles donde había institutos. El tiempo y las infinitas tablas le han convertido en un sensibilísimo comunicador, un tipo que ya cumplió la 'Edad del porvenir' (con la que abrió) y que se maneja como nadie en las distancias cortas, incluso las muy cortas ya que prescindió de megafonía, y ahí su don natural, su coquetería y los trucos de loficio (¡esa mano extendida generosamente regalando las canciones.!) resultan letalmente arrebatadores. Recupérenle, vale la pena. si se deja.

Mientras Fran en el teatro CajaGranada estrenaba su reciente discolibro en la Tertulia Pianobomba (alterego comunal de Isaac Aguilera) llenaban la sala con su pantanoso folk 'de autor', que en unas semanas se enchufará. Fernández ya se había paseado también por la Tertulia, que es donde se hacen las premieres en pequeño comité (Showcase que se dice ahora) y falta hacía verle cediendo parte de su autonomía a acompañantes para repartir mejor el centro de gravedad de sus canciones.

Estampa bíblica

Su estampa bíblica (lo siento, es que está la cosa muy reciente) se agranda en el escenario, su hábitat natural por medio mundo y donde ha aprendido a dosificar las energías ajenas que recibe, y a maniobrar dentro de su intenso registro vocal, ya que hubo épocas de énfasis pisado a fondo y una urgencia, ufff, agotadora. Como en el chiste (perdonen que no lo cuente, sería poco adecuado en horas infantiles) en el término medio está siempre el ideal.

Los conciertos de Fran se caracterizan por la cercanía con el público, sea un teatro, la calle, Libertad 8 o la Galileo y la interacción que hay entre él y sus seguidores, que reciben en el pecho el fuerte chorro de emociones que en directo lanza. Tanta que a veces da la sensación de que el público.¡se rinde! Afortunadamente deja huecos para poder respirar. Fran es una fuerza de la naturaleza al que había que denunciar a la sociedad protectora de instrumentos por maltrato, si bien es muy disfrutable prestar también atención al habilidoso y lleno de recursos trabajo con ellas, sonando siempre de maravilla.

Como el grupo, con arreglos pulcros y vistosos que matizan la taurina fuerza de su autor. Incluso le pudimos escuchar convertido en el señor de los ruidillos, grabando bucles de sonido y autoacompañándose con sus propios loops, un 'efecto especial' que no por conocido deja de ser resultón, y al que él saca mucho rendimiento coral hasta bajándose entre el público para forzar las 4D. Se lo dijo 'un tal' Goñi, es cuestión de tiempo que el amigo Fran llene polideportivos, porque su presencia arrolladora llena igual un bar que un teatro o un gran auditorio. Y hasta fin de mes, Abril para vivirlo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios