«'Rock & Ríos' tiene la magia de lo imprevisible y de la sorpresa»

Josemi Valle es licenciado en Filosofía y estuvo de casi niño en el concierto salmantino de aquella gira y quedó marcado para siempre. Tanto que 33 años después ha dedicado dos a realizar la historia de aquella grabación: 'Lo hicieron porque no sabían que era imposible' (Ed Efeme). Un trabajo monumental como nunca antes se había hecho ninguno antes en torno a un disco, relatando en directo, casi al minuto, su gestación, realización y consecuencias.

- Aquella noche en Salamanca, ¿fue tan reveladora como para que brotara treinta años después desde el inconsciente con semejante fuerza como para 'obligarle' a hacer un libro tan trabajado?

-Vi el 'Rock & Ríos' el jueves 16 de septiembre de 1982 en la Plaza Mayor de Salamanca. Tenía trece años. Fue un concierto alucinante. Figura en los anales de la ciudad por un cúmulo de causas, muchas de ellas inaugurales, que me llevaría mucho tiempo desarrollar aquí. Nunca antes se había celebrado algo ni remotamente semejante en Salamanca. Yo estaba en medio de aquella marabunta que abarrotó el recinto con cuarenta mil personas y taponó todas las calles adyacentes con otras veinte mil más sin poder acceder a la plaza y colapsando la ciudad. Las motivaciones últimas que nos impelen a realizar las cosas nunca son tan evidentes. Al contrario. Son territorios muy brumosos.

-Leyendo sus páginas dan ganas de volverlo a comprar. o por lo menos de volverlo a escuchar.

-Me alegra mucho que la lectura del libro provoque ese deseo. Sería terrible que un libro de música no invitara a escuchar música. Desde luego he puesto mucho mimo en hablar de las canciones de tal modo que suenen mientras uno lee sobre ellas. Y luego he tratado de cumplir una máxima personal que siempre me impongo en este tipo de aventuras literarias: escribir el libro que a mí me hubiera gustado leer.

-Y hay páginas que transmiten la tensión y hasta el agobio de algunos momentos. uffff

-El libro está escrito en presente, en tiempo real, día a día. Este recurso literario le otorga mucho nervio y vivacidad a la narración. Creo que por eso transmite con tanta energía los ires y venires de los protagonistas del 'Rock & Ríos'. Al comenzar la redacción tenía muy claro que quería evitar un sesgo habitual en las biografías y monografías: la desviación retrospectiva. Solemos analizar los hechos pretéritos con la información y la valoración que poseemos ahora, pero que era inexistente o muy distinta cuando los hechos estaban ocurriendo. Me negué a utilizar todo lo que sé que ocurrió después porque en ese instante todavía no había ocurrido.

-¿'R&R' fue el fruto más maduro de su época?

-Como álbum en directo y espectáculo, sí, sin ninguna duda. Nadie grababa en esas condiciones ni nadie tenía un equipo tan espectacular como el que utilizaba Miguel para sus directos, ni unos músicos tan virtuosos. Respetaba mucho al público y trataba de agasajarlo con lo mejor. Además, el 'Rock & Ríos' como espectáculo tiene la magia de lo imprevisible, de la sorpresa, de que Miguel se encontró con una gigantesca respuesta popular impensable meses antes de grabar el álbum en directo. Ahí reside mucho de lo mágico de aquel verano del 82.

-Y, a su juicio, ¿aguantan bien el paso del tiempo las canciones?

-Todas las creaciones musicales son muy deudoras de su tiempo. Sin embargo, creo que esa vitalidad que desprende el 'Rock & Ríos' sigue intacta. Posee una fuerza multiplicadora que el tiempo no ha erosionado. También mantienen mucha vigencia ciertas ideas visionarias de Miguel en torno a la deshumanización del mundo, de cómo sería la vida si se mercantiliza todo y se excluyen de nuestras deliberaciones los fines éticos.

-Es el segundo de los cuatro discos en directo de MR. ¿Qué función tuvo cada uno?

-Miguel quería compilar un momento creativo cada diez años. Hacer inventario. El primero, 'Conciertos de rock y amor' de 1972, permitió separar al Miguel Ríos melódico del contracultural que se adentraba en los setenta. El 'Rock & Ríos' levanta acta notarial de las pulsiones de cambio que se intuían en el horizonte de los ochenta. La 'Big Band Ríos' fue releer su cancionero de oro en los noventa, pero desde ángulos de observación diferentes. 'Bye, bye, Ríos' es el adiós, ya en el siglo XXI, un muestrario completo de quién fue Miguel Ríos, acompañado para la ocasión de amigos que admiraron su obra y que le dan al disco un carácter de alegre fiesta de despedida.

-Al cabo de treinta y tantos años de que Ríos tuviera aquellos treinta y tantos, ¿cuáles son sus discos -de estudio- favoritos de tan larga carrera?

-La época de rock urbano computada en tres álbumes y que desemboca en el 'Rock & Ríos' es fantástica. También se puede agregar 'El rock de una noche de verano'. Esa etapa es memorable. A mí me gusta mucho también el álbum de 1984, 'La encrucijada', que ya guarda giros sonoros distintos. Luego el disco de 1989, un álbum innominado o llamado a secas 'Miguel Ríos'. Y el '60 Mp3', de 2004, que creo que ha ido ganando peso con los años.

-¿Algún otro disco capaz de merecer su atención durante otros dos años?

-Ahora quiero descansar. El libro del 'Rock & Ríos' me ha dejado muy agotado. La investigación que he llevado a cabo ha sido descomunal. Te pondré un ejemplo muy elocuente. Simplemente para poder verificar la fecha de un concierto de la gira del 'Rock & Ríos', y que aparezca así en el libro, me he pasado horas y horas delante de una antediluviana máquina de lectura persiguiendo una a una miles de páginas de prensa microfilmada en carretes. A veces la fecha aparecía, pero a veces no. Ha sido una tarea de locos. La gira se detuvo en unas sesenta localidades y en algunos casos la pista inicial que yo tenía para empezar la búsqueda era muy inconsistente. Imagínate de qué estoy hablando. Una locura. Algún día tuve que parar porque mi cabeza estaba a punto de estallar.

-¿Para cuándo una presentación en Granada?

-Me gustaría presentar el libro del 'Rock & Ríos' en Granada. Es una ciudad que me encanta, es la ciudad natal de Miguel Ríos, y de ella son grupos que poseen mucho protagonismo en mi biografía emocional: 091, Lagartija Nick, el gran Antonio Arias, Lapido, etc.