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Luis García Montero se dirige al público mientras Joan Margarit le escucha.
La poesía no entiende de idiomas

La poesía no entiende de idiomas

Brown, Forché y Muldoon recitan en inglés en el Palacio Carlos V, y en el Centro Lorca, García Montero y Margarit declaman en español y también en catalán

Daniel Olivares

Jueves, 18 de mayo 2017, 01:34

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La poesía recitada en inglés suena a susurro. O a golpes secos con alma de blues de la Luisiana de Jericho Brown. También a guerra, aunque sean ajenas, como lo era la de El Salvador para Carolyn Forché antes de escribir 'El coronel', un poema que roza el género de la crónica periodística, que acumula 36 años de lecturas pero que se oye todavía actual en boca de su propia autora. Susurrado también.

Puede sonar la poesía a un erizo que se esconde a los ojos de un Paul Muldoon dieciochoañero. Su primer poema. O al lienzo que no se oye pero se ve de una mujer barbuda de José de Ribera 'El españoleto' en el Museo del Prado. O a carcajadas. Las que ese mismo poema descarnado, irónico y socarrón de Muldoon despertó en el colombiano Santiago Espinosa durante su lectura es español en el Palacio Carlos V.

Suena la poesía a la búsqueda de «una ciudad silenciada» en la que Luis García Montero «pisaba sombras» de «cosas que no me habían contado». En español de acento 'granaíno'. Suena y habla de recuerdos de infancia y de una biblioteca, la paterna del poeta granadino el día que descubrió las obras completas forradas en piel de otro poeta granadino asesinado décadas atrás. Suena a descubrir a Lorca en aquella sala de visitas que albergaba las estanterías del progenitor. Y al silencio del Barranco de Víznar en la primera visita a aquel paraje lorquiano.

Hurto político

Suena también, en voz alta y grave, al primer poema que Joan Margarit dedicó a su amigo Luis García Montero allá por los ochenta, cuando ya su poesía se recitaba también en catalán, lengua materna que le prohibieron utilizar un día dos guardias, coscorrón mediante, para que hablara «en cristiano». Un hurto que duraría una dictadura. 'Expreso García Lorca' en el Centro García Lorca. Aplausos ovacionadores de una sala repleta. La poesía también llena recintos. Parece viva, aunque García Montero le cantara a su muerte.

«Creo que hay una cosa muy difícil en poesía, que es reinventarse la infancia en otro idioma», comenta Iona Gruia, moderadora y poeta afincada en Granada que un día, casi recién llegada, decidió escribir poesía en su lengua adoptiva. Hoy lleva media vida aquí. Poema español de acento rumano, dedicado a su bebé. «Hasta el siglo XX no hay un solo poeta que no sea en lengua materna. Yo tardé 25 años en darme cuenta de eso. Me encontré en Tenerife a los 18 años, enamorado de una muchacha, mirando al mar y digo que hay que escribir un poema. Y empiezo una aventura que se inicia en 1955 y dura hasta 1980», relata Margarit. 25 años después empezó a poetizar en catalán. «Encuentras tu mundo cuando decides escribir en catalán», responde García Montero. Margarit recita 'Una historia'. Narra un hecho familiar basado en su abuela que el granadino 'rebautiza' como «la gallinaza». Y reclama al fin 'La Llibertat'. Joan Margarit, poeta sabio. «Lo único que no le pienso devolver al general Franco es el idioma que primero me hizo aprender, el castellano».

Poesía bilingüe. Poesía multilingüe. Del inglés al catalán pasando por el español. El Festival Internacional de Poesía 'Ciudad de Granada' habló idiomas. O lenguas maternas. Lo hizo en el recital protagonizado por los norteamericanos Jerico Brown y Carolyn Forché y el norirlandés Paul Muldoon. Poesía en inglés, con la correspondiente lectura de su versión en español para los no iniciados por parte de Javier Bozalongo, maestro de ceremonias en el Palacio Carlos V.

Como un cantante en un concierto, Brown recita mirando al público, de memoria. Tono dramático, dicción susurrada. Incluso para dar voz a un león en uno de sus poemas. Forché da las gracias en español. Y lee un texto también en español. «En la Alhambra hay poesía por todas partes. Puedes leer poesía en todas sus paredes», piropea. 'For Ilya Kaminsky', 'Litany in Cracovia' y 'Mourning'. «Granada es una ciudad muy importante para la poesía en el mundo. Gracias a Granada», felicita Forché. Último poema: 'The boatman', 'El barquero'.

Humor poético

«Una de las cosas de los recitales de poesía es que nadie se queja de tener poco tiempo», espeta Muldoon. «Le dedico la lectura a la señora de rojo», añade mientras señala al fondo de la sala, donde una joven ocupa sitio en la escalera por no quedar asientos libres. La poesía llena espacios y se impregana de humor irlandés. 'Meeting the british' ('Topamos con los británicos'), una historia sobre el Detroit de 1760 cierra la lectura en el Carlos V. En inglés. 20.15 horas. En quince minutos Margarit y García Montero iniciarán su charla conjunta en el Centro García Lorca. No hay puntualidad británica, por fortuna para quien desee bajar desde la Alhambra hasta la plaza de la Romanilla en quince minutos.

Sin saberlo, Joan y Luis, Luis y Joan, establecen una conexión con la mesa de la colina de la Sabika: lenguas maternas, idiomas. Poesía, salas llenas. Como lo estuvo por la mañana el aula magna de la Facultad de Educación para escuchar el recital poético de la savia nueva: Raquel Cabest, Sue S-Mile, Raquel Beck, Sara Búho, Adriana Moragues, Lena Carrilero, Samir Abu-Tahoum y Mariel Damián. Juventud. Generaciones que empujan, que escriben en español pero que también pueden hacerlo en inglés. Porque la poesía es universal.

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