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Vicente Valero, autor de ‘Las transiciones’.
Vicente Valero: «La muerte de Franco generó una rápida crisis de autoridad»

Vicente Valero: «La muerte de Franco generó una rápida crisis de autoridad»

El escritor retorna a la infancia para contar en una novela las andanzas y sentimientos de los niños que vivieron el fin de la dictadura

Antonio Paniagua

Sábado, 2 de julio 2016, 09:30

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Vicente Valero vuelve a indagar en la memoria personal para retratar a los niños de la Transición, los que dejaron atrás la infancia cuando Franco murió después de una larga agonía. En Las transiciones (Periférica), el escritor cuenta las peripecias de unos críos que descubren la sexualidad y van cumpliendo los ritos de iniciación en la edad adulta. Valero emplaza la acción en Ibiza, en una isla que ya entonces empezaba a tolerar la relajación de las costumbres sexuales para los turistas, pero que mantenía su intransigencia con la población autóctona. En el relato se asoma el drama de la droga, a la que se engancharon muchos miembros de una generación que no supieron gestionar su recién adquirida libertad.

PREGUNTA: En su novela la muerte de Franco funciona como trasfondo histórico. ¿Estaba en su intención revisar la Transición política o era algo que no le interesaba?

RESPUESTA: No era mi intención. Pero entiendo que es inevitable hacer una lectura de la novela en clave política también, pues los niños protagonistas crecen en un ambiente social muy convulso que les afecta de manera importante. La Transición fue un estado de ánimo, entre otras muchas cosas, y los niños son muy sensibles a los estados de ánimos de los adultos, como es bien sabido. Ellos no podían entender bien lo que estaba ocurriendo, pero percibían perfectamente la inquietud de sus mayores. De esto sí se habla en la novela.

P: ¿Se puede definir Las transiciones como una novela generacional?

R: No me he propuesto tampoco escribir una novela generacional, pero está claro que aquella experiencia, es decir, la muerte de Franco y los primeros años de Transición, afectó a quienes por entonces éramos niños o adolescentes de un modo parecido. No participábamos en nada, pero lo veíamos todo y hasta fuimos beneficiarios, en las familias, colegios, etc., de la crisis de autoridad que se abrió. Recuerdo que las palabras democracia y libertad llegaron pronto a nuestro vocabulario infantil, y por cualquier motivo votábamos en clase, por ejemplo, imitando a los adultos, algo que antes no habíamos hecho nunca.

Curiosidad por el sexo

P: La amistad y el descubrimiento del sexo y del amor tienen mucha relevancia en Las transiciones.

R: La amistad es uno de los temas principales, esas amistades de la infancia que lo comparten todo y que lo descubren todo al mismo tiempo. Y en la novela está presente, por supuesto, la curiosidad por el sexo, un tema que se inicia en los niños protagonistas cuando la dictadura todavía está presente, pero que en muy pocos años, cuando inician la adolescencia, cambia radicalmente

P: La muerte de Franco condiciona la vida de los chavales de la novela, por cuanto se libran de las represalias escolares que les iba a acarrear el comercio de material pornográfico. ¿Para usted fue igual de determinante la defunción de Franco?

R: Como se trata de un episodio que ocurrió en realidad, puedo contestar que sí a su pregunta. La muerte de Franco generó una rápida crisis de autoridad en la sociedad, lo cual fue muy beneficioso para todos, claro, y permitió que todos se relajaran un poco, incluso los maestros.

P: ¿Fue Ibiza en la Transición un laboratorio en que se ensayó la relajación de costumbres que vino después?

R: Sí, pero lo que se permitía a los turistas extranjeros no coincidía necesariamente con lo que se nos permitía a los demás. Nosotros aprendimos muy pronto que los extranjeros tenían otras costumbres y otra moral, pero las nuestras más o menos continuaron siendo las que eran hasta bien entrada la Transición. De hecho, en aquellos años (finales de los sesenta, principios de los setenta) se dieron casos muy notables de conflictos entre ambos mundos morales, el del extranjero y el nuestro. Y otro asunto relevante: muchos jóvenes ibicencos se sintieron atraídos por aquel otro mundo digamos paralelo, especialmente por las drogas, pero también por el sexo, ocasionando no pocos conflictos familiares.

P: En la novela, de modo tangencial se aborda el problema de las drogas. ¿Su generación supo gestionar la libertad recién estrenada?

R: Seguramente no, al menos en este aspecto. Vimos morir a muchos amigos y, como se dice en la novela, muy bien podríamos haber sido nosotros en lugar de ellos La frontera entre el sí y el no era muy débil.

Vena lírica

P: ¿Ha tenido que reprimir su vena lírica para escribir esta novela?

R: Considero que mis narraciones son una extensión de mi mundo poético, pero tengo claro que el lenguaje ha de ser muy diferente. Intento despoetizar mi memoria para entregar unos textos en los que no prevalezca ni la nostalgia ni una posible idealización de la infancia. Con todo, la poesía me ha ayudado mucho a escribirlos: la síntesis, el detalle, la eliminación de lo superfluo, el trabajo palabra por palabra

P: ¿Es la memoria lo más ficticio que hay para un escritor?

R: Ya el acto de recordar episodios de la infancia parece más ficticio que real Y traer, para construirlos, esos recuerdos al texto escrito, ni hablemos.

P: ¿Es la novela breve el formato en que mejor se mueve como prosista?

R: Parece que de momento sí. Y esto tiene pinta de ser también cosa de la poesía

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