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El historiador británico John Dickie, durante la entrevista.
«Las mafias se han refugiado en los mitos para intentar legitimarse»

«Las mafias se han refugiado en los mitos para intentar legitimarse»

Historiador

Álvaro Soto

Domingo, 1 de noviembre 2015, 07:45

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Envolver la porquería con un bonito papel de regalo. Eso es lo que han pretendido, desde sus orígenes, las mafias italianas. Los mitos que ellas mismas se afanaron en crear buscaron legitimar a estas organizaciones a ojos de sus compatriotas. Unos mitos mendaces, como demuestra el historiador británico John Dickie en su 'Historia de la Mafia' (Debate), una monumental obra que retrata a unas organizaciones cuya violencia ha marcado a fuego el destino de Italia en el último siglo y medio.

¿Cuál es el origen de las mafias?

No estamos hablando de organizaciones antiguas. A ellas les gusta presentarse como si se remontaran a la Edad Media, pero en realidad no son más que un producto del proceso que llevó a la creación del Estado italiano a mediados del siglo XIX. Podemos pensar en una mafia como en una asociación de masones particulares. Su modelo organizativo se parece a los masones, aunque, por supuesto, no tienen ninguna relación directa. En el proceso de unificación de Italia, un proceso revolucionario al fin y al cabo, el objetivo era acabar con una monarquía absolutista. Los conspiradores se organizaban en sociedad secretas, como la Mafia, porque tenían miedo a la traición, ya que, a los ojos del Estado, eran traidores. Además, para este proceso, necesitaban a personas violentas. Eran idealistas, personas de alto rango, de buena educación, pero necesitaban la violencia porque la revolución era una cosa muy seria. Y a estos violentos los encontraban en entornos criminales y los reclutaban para las organizaciones secretas de la revolución. Les enseñaron el modelo masónico y a la vez, así crearon contactos con los futuros líderes de las mafias.

¿Son las mafias el pecado original de Italia?

De alguna manera, sí. Es el defecto de nacimiento del Estado. No olvidemos que el propio Estado italiano, sobre todo en sus inicios, se aliaba con las mafias para atacar a sus enemigos políticos y gestionar el crimen callejero.

Aparte de la mentira de su fundación, un cuento sobre tres caballeros españoles, la existencia de la Mafia se relaciona con otro mito, la presencia de los árabes en Sicilia durante un siglo, entre el 948 y el 1053...

Los mitos son uno de los intentos de legitimación de la Mafia. Claro, los de fuera no lo entienden porque es una historia de hace mil años, cuando la ocupación islámica. Esa forma en que lo presentan tiene el objetivo, desde fuera, de confundir el sentido de la Cosa Nostra, de camuflarla con la cultura siciliana. Y también sirve para legitimarse hacia dentro, les crea prestigio, les hace parecer venerables.

Aluden también de motivos étnicos. Los sicilianos son bajitos, morenos y violentos.

Eso quieren hacer creer. Y si estás contra los mafiosos, estás contra los italianos.

Otro mito, el del 'buen mafioso', el criminal que ayuda a los débiles allí donde el Estado no llega.

Los jefes de las mafias son criminales, pero de vez hacen algo para intentar legitimarse ante la sociedad: castigan a alguien que sospechan de pedofilia o dan dinero a una necesitada. Para ellos es importante hacerlo porque es parte de la propaganda. Pero realmente no se dedican a eso.

¿Ha tenido el Estado italiano una voluntad continuada de luchar contra la mafia?

Ahora sí la hay. La historia de la lucha contra la mafia es una serie de iniciativas llevadas a cabo por motivos puntuales cuyo motivo no son realmente luchar contra la mafia, sino políticos, y donde no se ha visto continuidad. El ejemplo clásico de esto ha sido el fascismo. En la segunda mitad de los años 20, con gran fanfarria, el fascismo lanzó grandes operaciones contra la mafia. El régimen estaba empezando y necesitaba credibilidad en el país, y se buscó un enemigo interno como la mafia. Pero hacia finales de los 20, Mussolini se aburrió, decidió que las mafias ya estaban derrotadas y se prohibió cualquier artículo en los medios sobre la mafia. Y la mafia se recuperó. Pero desde principios de los 90 la lucha contra ellas ha cambiado verdaderamente. El punto de inflexión llegó en 1992, cuando Borsellino y Falcone fueron asesinados, y cuando se pusieron en marcha las instituciones que había diseñado Falcone, equipos especiales de investigadores en cada ciudad de Italia y un servicio secreto como el FBI. A partir de ahí ha habido más continuidad. No es perfecto, sigue habiendo problema, escasez de recursos, facciones dentro de los magistrados... Pero funciona mejor que antes.

Resulta paradójico pensar que uno de los mejores momentos de la guerra contra las mafias coincidió con la lucha contra las Brigadas Rojas, como si el terrorismo de izquierdas hubiera sido un acicate necesario para intentar acabar con el crimen organizado.

Muchos de los personajes de los carabinieri y de la magistratura que se distinguieron en la lucha contra la mafia se habían distinguido antes, a finales de los 70, en la lucha contra el terrorismo. En ese momento, las instituciones empezaron a ganarse la credibilidad, que habían perdido, de la opinión pública. A partir de esa lucha contra el terrorismo el Estado italiano aprendió a utilizar a los 'pentiti' (arrepentidos). Además, en un momento en que la violencia política parecía funcionar, las mafias también empezaron a recorrer a una violencia no vista, y eso les debilitó al aumentar la voluntad política en su contra.

Desde el exterior se suele afirmar que Berlusconi ha estado muy relacionado con la mafia. Pero usted es mucho más cauto...

Tengo que ser muy cauto porque no hay pruebas y cuando judicialmente se le ha juzgado sobre estos asuntos, él se ha refugiado en su derecho a no responder ciertas preguntas. Tenemos piezas de un puzle, pero ni siquiera sabemos cuántas nos faltan. Una de esas piezas es Marcello Dell'Ultri, que actualmente está encarcelado por trabajar con la mafia durante más de 20 años. Berlusconi lo contrató como guardaespaldas y el motivo más notorio para contratar a un mafioso como guardaespaldas es que su presencia protege al contratador precisamente contra la mafia. La técnica es: Yo te protejo de un secuestro en el que el secuestrador sería yo. Eso siempre es el primer paso de una relación que luego va a más. También se sabe que algunos de los negocios de Berlusconi en Sicilia pagaban el 'pizzo', se sabe que se reunió con el jefe de todos los jefes de la Mafia en un momento en el que la mafia siciliana hacía circular un río de narcodólares provenientes de la heroína. Eso es lo que se sabe.

La Iglesia ha tenido un papel muy ambiguo sobre la Mafia, cuando no realmente cercano a ella.

Todo tiene que ver con razones históricas. Cuando Italia se está unificando, el Estado se apropia de las tierras de la Iglesia, que se vio reducida a la minúscula extensión del Estado Vaticano. A partir de ese momento, la Iglesia consideró al Estado como el enemigo porque eran los ateos, los descreídos. Y claro, la Iglesia quedó fiel a la Mafia cuando empezaron a buscar otra forma de ejercer autoridad sobre la sociedad que no fuera el Estado. Los mafiosos lograron presentarse como una forma de autoridad y la Iglesia también quería volver a esta Edad Media. Esa relación, en el periodo de la postguerra, aunque cambió, seguía funcionando a favor de la mafia. Durante la Guerra Fría y con la Democracia Cristiana en el poder, Italia era el frente contra el comunismo y la mafia se alió con el poder, se presentó como una fuerza anticomunista y puso en práctica una estrategia antiterrorista comunista. Y la jerarquía de la Iglesia cayó en esa trampa. A escala local, mientras tanto, las celebraciones religiosas de Sicilia, como en España, están ligadas a la identidad, a las procesiones, el párroco local... Los mafiosos aspiraban a participar, a sentarse en la primera banca de la iglesia, a hacer donaciones... para de alguna manera, legitimarse. Y por lo visto, la Iglesia estaba feliz de hacerlo. Pero en los 90 también hubo un punto de ruptura, aunque no por caualidad: la Guerra Fría había terminado y Juan Pablo II fue el primer Papa en usar la palabra Mafia. Y la reacción de la Mafia fue hacer volar dos iglesias en Roma para demostrarle a la Iglesia lo peligroso que podía ser romper con ellos. Y desde entonces sí se ha visto un cambio, bastante lento, pero claro, de la jerarquía de la Iglesia. Pero a nivel de base, la ruptura no es tan claro. Los mafiosos se envuelven en la manto de la religión para justificar lo que hace. La Iglesia local sigue viéndolos como cualquier pecador, cuando, en mi opinión, son unos blasfemos, lo que hace que pierda credibilidad. Estamos viviendo una transformación interesante de la Iglesia con la Mafia.

El papa Francisco dio en 2014 una misa en una cárcel y los presos de la 'Ndrangheta no quisieron asistir, como ya le ocurrió al cardenal arzobispo de Palermo, Salvatore Pappalardo, en 1983. Una señal. ¿Es el Papa que ha hablado más claro contra la Cosa Nostra?

Ciertamente lo es. Francisco ha sido más claro que ninguno otro antes. Aunque la ruptura se inició con Juan Pablo, Francisco los ha excomulgado y además ha dejado muy claro que está cerca de la Iglesia antimafia, que antes se consideraba rebelde. Yo he entrevistado a religiosos que son muy ambiguos y me dicen: Yo no soy policía, mi relación es espiritual...

Aunque recuerda que sigue habiendo muchos problemas y que los policías y los jueces están mal pagados, usted es relativamente optimista sobre la posibilidad de acabar con la Mafia. ¿Se atreve a dar un plazo de tiempo para decir que la Mafia está extinguida?

No. Parte del Estado está funcionando mejor, sobre todo, en la investigación, pero todavía quedan problemas muy profundos de corrupción y de gobierno que hacen que el pueblo italiano sea muy vulnerable a la infiltración de las mafias. Estamos hablando de organizaciones que han sido diseñadas para perpetuarse a lo largo de generaciones, que han desarrollado estrategias para ir cediendo el poder a otras generaciones. Como ejemplo, ese jefe de la Mafia que ha estado en los titulares de la prensa desde los años 60 y en una entrevista se pregunta: ¿Qué es la mafia, un queso?. Esta persona reaparece con 80 años y se le sigue relacionando con la Mafia. Esto no se desarraiga así como así. A veces uno piensa que las fortalezas están fuera de ella, como los negocios que se han ido creando, mucha gente que debe su empleo a la influencia de las mafias. Hay una ventaja competitiva si participas con las mafias que no se cambia en un día.

En Roma, donde operaban las mafias pero no existía una propia, ahora sí la hay...

Es el tipo de cosas que te hace pensar que Italia hace muchos esfuerzos por no cambiar. Se puede interpretar de dos maneras. Desde el punto de vista pesimista, ahora en Roma también. Mientras, los optimistas están diciendo que el fiscal que hizo todo lo de Palermo y Calabria ahora está en Roma y eso, de alguna manera, muestra que el esfuerzo contra la mafia se ha expandido desde Palermo hacia otras áreas del país. Ese es un ejemplo de lo bien que está haciendo las cosas el Estado. Pero es muy difícil ser optimista del todo. Hace 10 años que no veía a Madrid, y veo qué limpio y ordenado está Madrid en comparación con Roma, que está hecha un desastre. Eso me hace pensar que Roma no tendría que estar así.

Desde el inicio, el teatro, el cine y la literatura se han sentido atraídos por las mafias. Sin embargo, usted se muestra crítico con la relación arte-crimen organizado.

Hombre, a mí me gusta 'El Padrino', como a todos, pero sé que a los mafiosos también les encanta. Creo que no se puede concebir que el mundo de la cultura tenga una visión mitológica de la Mafia disociada del mundo real. La realidad es que la Mafia ha aprendido mucho al verse reflejada en la cultura desde hace mucho tiempo. Incluso la palabra 'mafia' proviene de una obra de teatro. Los mafiosos, que siempre han sido muy narcisistas, iban a ver esa obra y se reconocían en ella. A finales del siglo XIX se pusieron de moda las obras de teatro relacionadas con la Camorra y los camorristas iban al teatro y aplaudían porque el teatro demostraba su conocimiento sobre el tema. Esa pérdida de la línea entre la realidad y la ficción ha sido característica desde el principio.

¿Qué le parece 'Los Soprano'?

Me encantan 'Los Soprano'. Además, es una serie que está muy bien escrita y bastante cercana al mundo de la Mafia, aunque sea un poco colorista. Por ejemplo, al retratar esa paranoia constante, ese ansia de querer ganar cada vez más dinero, la desconfianza, el sistema de protección. Lo interesante es que no se ve el componente religioso, como en Italia, y en cambio sí está muy presente el elemento de la cocina. En realidad, en Italia nadie asocia a la Mafia con la cocina, al revés, son los que contaminan los alimentos, los que aumentan sus precios a través de la extorsión porque ellos recurren a cualquier truco. Eso forma parte de la visión de las mafias en EE UU, donde se perciben como una expresión de lo italiano.

A usted le gusta especialmente 'Gomorra'...

Sí que me gusta. Es un libro muy importante porque logró hacer relevante el problema de la Mafia, que es tan difícil de entender que hasta existe en Nápoles un periódico en Nápoles especializado en informar sobre los delitos de la mafiae incluso los delincuentes lo tienen que leer porque si no, ni ellos lo entienden. Saviano encontró ese lenguaje que hacía falta para articular el grave problema de la Mafia. Pero incluso me gusta más la película que el libro. El libro pecaba de un exceso de retórica, pero la película es fantástica.

Existe la creencia de que la 'omertá' es sagrada en la Mafia, y sin embargo, muchos mafiosos a lo largo de la Historia se la han saltado y se han chivado a la Policía.

Los mafiosos hablan y han hablado siempre con la Policía. Algunos de ellos eran policías, así que, igual que la Policía ha usado a las mafias para gestionar el crimen, la mafia ha utilizado a la Mafia para eliminar a enemigos. Es una relación orgánica. Pero apenas hace poco el Estado ha aprendido a aprovechar ese conflicto para utilizar a los 'pentiti' (arrepentidos).

El sacrificio de los jueces Falcone y Borsellino, asesinados por la Mafia, cambió el rumbo de la lucha contra el crimen organizado. ¿Qué llevaba a los jueces y a los funcionarios públicos de principios de los 90 a dejar su propia vida en un objetivo casi imposible como acabar con las Mafias?

Yo no estaría haciendo esto si no hubiera sido por ellos. Entre sus muchos logros está el 'maxi juicio de Palermo', que demostró la existencia de la Mafia. Desde ese hito hasta el trabajo de Falcone para crear una estructura de lucha contra la mafia, pasando por su trabajo de cooperación internacional... Todos esos esfuerzos son los que nos han traído a esta nueva era. Además, cambiaron radicalmente la opinión púbica y convirtieron la lucha contra la mafia en una prioridad nacional. Sí, de verdad existen las mafias, pero qué antigüedad tienen, cómo han sobrevivido estos años... Para los italianos que ya eran adultos se hace difícil hablar de aquella época. Muchos de ellos todavía recuerdan cómo se sintieron al conocer la noticia. Una muestra de lo que significaron Falcone y Borsellino es que en cualquier oficina judicial de Italia los funcionarios tienen una foto de ellos.

No tenían miedo a su muerte, solo temían que la Mafia matara a sus familiares o escoltas. Usted cuenta cómo Borsellino bajaba solo a comprar tabaco con la esperanza de que lo mataran a él...

Eso se explica por el hecho de que siempre se habían visto rodeados de muertos, muchos de sus amigos cercanos habían sido asesinados en esa lucha. De alguna manera sentían que si cedían, habrían decepcionado a todos aquello que se habían quedado por el camino. Aunque muchas veces se dice que los italianos no son muy patriotas, ellos sí que fueron muy patriotas. Tenían convicciones muy rofundas: Falconi era muy de izquierdas y Borsellino venía de un ambiente postfascista y, sin embargo, se encontraban en su fe en las instituciones del Estado.

¿Qué actitud tiene el actual primer ministro, Matteo Renzi, sobre la Mafia?

No ha hablado mucho sobre la Mafia, aunque tampoco ha dicho ninguna tontería, algo que le distingue de Berlusconi y de alguno de sus ministros. Sin embargo, la lucha contra la Mafia está en manos de las instituicones que estableció Falcone, que tienen su propio impulso y son relativamente independientes del poder político. Se puede decir que la lucha contra la mafia avanza independientemente de quién esté en el poder. Incluso cuando estaba Berlusconi.

Nápoles es quizá la 'zona cero' de la Mafia. ¿Tiene solución esta ciudad?

Estamos pensando si habrá solución para Roma... El crimen organizado en Nápoles está muy arraigado. Es la ciudad que me genera más pesimismo de toda Italia por esa incapacidad que han tenido de encontrar una razón existencial económica para regirse a sí mismo. Hay tantos problemas locales en Nápoles, como la reutilización de la tierra expropiada, las islas de inseguridad que se han establecido, la basura... Lo veo difícil.

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