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El pianista José Menor dio toda una lección de interpretación de la obra de Beethoven.
José Menor ofreció una lección de piano y una Patética para el recuerdo

José Menor ofreció una lección de piano y una Patética para el recuerdo

Tuvo un triunfo justo y legítimo. Bien puede sentirse orgulloso de su trabajo que además fue muy premiado por el público con fuertes ovaciones y los consabidos bravos

JOSÉ ANTONIO LACÁRCEL

Jueves, 2 de julio 2015, 02:29

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Seguimos acudiendo con toda fidelidad a las sesiones vespertinas del Corral del Carbón que, este año se ha convertido en el templo beethoveniano por excelencia, habiéndose desgranado las notas de tantas y tantas sonatas para piano que escribiera Beethoven.

Público muy adicto, ayer se llenó totalmente el Corral, y entusiasta porque sabe saborear con respeto lo mejor de estas hermosas obras de Beethoven. No hay peligro de que se den casos como los intempestivos aplausos en el Palacio de Carlos V entre un movimiento y otro.

Ayer el público disfrutó de lo lindo. Bueno diremos que disfrutamos todos los que nos sentimos identificados con los hermosos programas que se vienen ofreciendo. Beethoven, en todos sus aspectos, en todas sus expresiones, en toda su creación, es siempre admirado por el público, venerado por los aficionados. Y su serie de sonatas constituyen una verdadera maravilla. Las que anoche interpretó el pianista catalán José Menor eran de las más conocidas del gran público. Ahí es nada, la sonata patética, la de los adioses, precedidas por la subtitulada 'Para Teresa' y culminando el programa la nº 32, una verdadera joya, una maravilla donde parece condensarse toda la capacidad creadora al piano de Beethoven. José Menor tuvo un triunfo justo y legítimo. Bien puede sentirse orgulloso de su trabajo que además fue muy premiado por el público con fuertes ovaciones y los consabidos bravos.

La verdad es que se lo merecía. No era un programa fácil, precisamente, y además muy conocido del público lo que añade un plus de complicación a la hora de interpretar. Porque de forma casi inevitable se mira a las versiones de referencia. Y claro está que José Menor tenía un reto considerable que superar. Y vaya si lo ha superado. Su versión de la Patética ha sido excelente, exponiendo con claridad, con una absoluta seguridad todo lo que Beethoven plantea. Obra bellísima, difícil, complicada y llena de esa hermosura que es inherente al piano de Beehoven. Y no era casuallidad, como bien se comprobó con la de los Adioses, otro de los momentos más conseguidos de la literatura pianística de Beethoven para culminar José Menor, en noche de aciertos, con una versión brillante, plena de fuerza, de la nº 32, final de esta serie de sonatas que escribiera el genio de Bonn.

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