Edición

Borrar
Granada recupera la memoria

Granada recupera la memoria

La investigación de Javier Navarro sobre la Guerra de Cuba permite a la provincia rescatar del olvido a los soldados muertos en la isla entre 1895 y 1898

Pablo Rodríguez

Miércoles, 2 de noviembre 2016, 01:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Si Cuba fuera un cuerpo, Arroyo Blanco sería su ombligo. A medio camino entre Santiago de Cuba y La Habana, la ciudad alberga hoy a 2.000 habitantes y se extiende con timidez sobre el paisaje, uno de esos escenarios típicamente isleños en los que dominan el verde de colinas y arboledas y el azul del agua. No está dentro de las rutas que los extranjeros hacen habitualmente, pero es uno de esos parajes idílicos con los que muchos occidentales sueñan; un vergel que, sin embargo, apenas logra esconder bajo la vegetación su papel como tumba de los soldados granadinos en la Guerra de Cuba.

120 años atrás, el 27 de julio de 1898, efectivos del regimiento Granada nº34 y del regimiento de infantería 'Inmemorial del Rey' nº1, dos de los cuerpos militares con mayor tradición de las fuerzas hispanas, fueron sitiados en las lomas de Santa Clara cercanas al poblado por la I División del IV Ejército Libertador comandada por el general José Miguel Giménez. Superados en número, mal equipados y presumiblemente afectados por las enfermedades, los militares españoles cayeron en una maniobra que duró dos días y acabó con la presencia nacional en la zona.

Aunque aquella batalla forma parte de las postrimerías del conflicto, para Granada no fue una derrota más. El paraíso terrible de Arroyo Blanco se cobró el mayor número de víctimas de la provincia en toda la guerra. Ocho soldados murieron allí en 48 horas. Fueron Antonio Durán Hermoso, de Albuñuelas; Miguel Sánchez Adarve, de Chauchina; Antonio Fernández Tenorio, de Deifontes; Telesforo Molina Izquierdo, de Domingo Pérez; Diego Álvarez Gutiérrez y Enrique González Piñar, también de Lanjarón; Mateo Navarro Barragán, de Lugros; y Juan Moreno Gálvez, de Montefrío.

Sus nombres los rescata ahora la asociación Regreso con Honor. Impulsados por el esfuerzo personal del arqueólogo Javier Navarro, el grupo lleva décadas investigando a los caídos en las guerras de España, especialmente la de Cuba. A través de un exhaustivo trabajo en archivos militares y registros a un lado y otro del océano al que se suman los trabajos arqueológicos realizados sobre el terreno hace ya 12 años, la veintena de miembros del colectivo ha logrado reunir la más amplia base de datos sobre las víctimas de la guerra de Cuba.

Las cifras hablan solas. Según los datos de la asociación, la isla se cobró las vidas de 59.109 soldados, «toda una generación entera de hombres que murieron por España y fueron olvidados por las autoridades», advierte Navarro.

El arqueólogo aragonés conoce bien los detalles. Su trabajo se inició en 1998, en el centenario de la guerra, y en los siguientes años trabajó en las excavaciones de búsqueda de los marinos españoles de la escuadra del Almirante Cervera que se desarrollaron en la isla y que le permitieron contactar con historiadores cubanos. Allí la memoria de los caídos aún era venerada. «Incluso la de los soldados españoles, que eran el enemigo para ellos», confiesa.

Así fue como conoció a Raúl Izquierdo, experto en la contienda y creador de una base de datos con más de 32.000 nombres de víctimas que ahora él ha ampliado hasta casi rozar las 60.000 entradas. «Me propuso continuar su labor y eso hemos hecho», explica.

El resultado es un registro que ha servido para recobrar la historia de multitud de víctimas. «Tenemos los nombres, las causas de la muerte, el lugar de origen y de defunción, el regimiento en el que estaban y los lugares en los que fueron enterrados».

Así es posible precisar detalles poco conocidos fuera del ámbito de los historiadores. Por ejemplo, que la mayor parte de las muertes se debió a las enfermedades. «La fiebre amarilla -una afección vírica transmitida por mosquitos de los géneros , y y que provoca fiebre alta, ictericia y posibles problemas hepáticos- afectó directamente a las tropas, poco habituadas al clima húmedo y caluroso de la isla, que cayeron por miles», explica Navarro.

También se puede conocer que los soldados fueron muy mal pertrechados a la isla. «A menudo iban mal alimentados y con un equipamiento poco adecuado para la batalla en las condiciones especiales que tiene la isla».

El papel de Granada

Aunque las cifras globales del conflicto son bien conocidas, menos información se tiene de los datos locales. El déficit de información lo palía también la base de datos que posee la asociación Regreso con Honor, que da cuenta del papel de Granada en el conflicto. Según los datos arrojados por el registro, que no son definitivos y podrían ser aumentados en el futuro, se tiene plena constancia de la muerte de 1.597 soldados granadinos en la isla entre los años 1895 y 1898.

Como ocurre en el ámbito general, las enfermedades fueron la causa principal de muerte también para los efectivos de la provincia. 1.400 fueron víctimas de las afecciones. A ellas hay que sumar las sucedidas por razones de desaparición (16 bajas), suicidio (3 bajas) u otras de las que aún no se tiene motivo acreditado (72 bajas).

Granada en la guerra

  • Peralejo Manzanillo

  • 13 de julio de 1895 Antonio Cabrera, del regimiento Isabel la Católica nº75, fue el primer militar granadino que cayó en el conflicto cubano.

  • Ingenio El Senado

  • 9 de diciembre de 1895 Dos zapadores granadinos desconocidos cayeron en Puerto Príncipe.

  • Huerta del Agua

  • 1 de agosto de 1896 Mueren Manuel Fernández Román, de Chauchina, y Antonio Márquez Huertas, de Pulianas, soldados del regimiento Andalucía nº52.

  • El Potrero

  • 8 de enero de 1897 Mueren Francisco Alcalde García, de Albondón, y Antonio García González, de Gor, del batallón de cazadores de Cádiz nº22.

  • Mayabeque

  • 25 de enero de 1898 Mueren Francisco Marín, de Colomera, y Plácido Illescas, de Vélez de Benaudalla, soldados del regimiento de infantería Bobón nº17.

  • Puerto Príncipe

  • 11 y 19 de febrero de 1898 Fallecen el cabo Lorenzo Rivas y el soldado Francisco Palomares, del escuadrón Hernán Cortés.

  • Arroyo Blanco

  • 27 y 28 de julio de 1898 Mueren Antonio Durán, de Albuñuelas; Miguel Sánchez, de Chauchina; Antonio Fernández, de Deifontes; Telesforo Molina, de Domingo Pérez; Diego Álvarez y Enrique González, de Lanjarón; Mateo Navarro, de Lugros; y Juan Moreno, de Montefrío, del regimiento Granada nº34.

A estas pérdidas hay que sumar las derivadas de los combates, como es lógico. 106 soldados cayeron en el campo de batalla o por heridas derivadas de los enfrentamientos desde 1895. El primero del que se tiene constancia afecta a dos zapadores granadinos. Los soldados cayeron en Puerto Príncipe, en el lugar conocido como Ingenio El Senado, el 9 de diciembre de 1895. Casi 9 meses después, el 1 de agosto de 1896, cayeron otros dos granadinos del regimiento Andalucía nº52 -Manuel Fernández Román, de Chauchina, y Antonio Márquez Huertas, de Pulianas- en la Huerta del Agua.

También en Puerto Príncipe, en El Potrero, fallecieron Francisco Alcalde García (de Albondón) y Antonio García González (de Gor) el 8 de enero de 1897. Los dos pertenecían al batallón de cazadores de Cádiz nº22, un regimiento hoy desaparecido pero cuyos orígenes se remontaban al siglo XVIII.

Mayabeque fue escenario de tragedia para Granada también. Allí fallecieron dos miembros del regimiento de infantería Borbón nº17 el 29 de enero de 1898. Eran Francisco Martín Santiago, de Colomera, y Plácido Illescas García, de Vélez de Benaudalla.

San Andrés, en Puerto Príncipe, anticipó la tragedia que meses después ocurriría en Arroyo Blanco. Allí, entre el 11 y el 19 de febrero, el escuadrón de caballería Hernán Cortés tuvo enfrentamientos constantes con las tropas liberadoras cubanas fruto de los cuales fallecieron Lorenzo Rivas y Francisco Palomares Segura. «De ellos sabemos incluso el rango que ocupan en la tropa: Lorenzo era cabo y Francisco, soldado», recuerda Navarro.

Sin embargo, ninguno de los hechos anteriores se acercó a la matanza que se desencadenó en el mencionado pueblo de Arroyo Blanco en julio de 1898, donde perdieron la vida ocho soldados granadinos en 48 horas.

«El escenario era distinto. Con la voladura del Maine, una operación de bandera falsa, los españoles vieron cómo Estados Unidos entraba en el conflicto», explica Navarro.

Con un armamento más moderno y una logística mucho más fácil, las tropas estadounidenses decidieron rápidamente el devenir de la guerra. De poco sirvió el empeño español, con intervenciones legendarias como las de las Lomas de San Juan. Las fuerzas conjuntas de Cuba y Estados Unidos arrastraron a las fuerzas nacionales a un desastre de dimensiones colosales y que marcó a toda una generación de españoles.

«La leyenda dice que los supervivientes volvieron cantando y es cierto», cuenta Navarro. «Los soldados que regresaron sanos y salvos a España sabían que habían sobrevivido a una guerra que no entendían como suya».

Aquí, en España, esperaban sus familias y una promesa de vida. Atrás quedaron los muertos en lugares remotos, en zanjas abiertas junto a las carreteras, sin señal alguna que los recordara. «España no cumplió con ellos», puntualiza Javier Navarro, que recuerda que la deuda aún está pendiente.

Sólo Cuba los recordó. A pesar de que fueron enemigos, les dio trato de héroes y construyó para ellos memoriales como el de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. «Ellos sí supieron reconocer la valía», señala Navarro. España no supo y Granada, tampoco. La provincia olvidó a los muertos de Puerto Príncipe, de Mayabeque, de la Huerta del Agua; de Arroyo Blanco, ombligo de Cuba. Ahora, al fin, recupera la memoria.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios