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El poeta granadino recogerá el Premio García Lorca esta tarde en el Auditorio Falla
"En mí se ha reconocido la gran labor que viene haciendo la poesía en Granada"

"En mí se ha reconocido la gran labor que viene haciendo la poesía en Granada"

El poeta Rafael Guillén recoge el Premio García Lorca de Poesía, un galardón que lo reconoce como un eslabón imprescindible entre Lorca y los autores posteriores

Pablo Rodríguez

Jueves, 7 de mayo 2015, 16:11

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Su mirada sigue siendo certera. Solo hay que leer sus respuestas para felizmente corroborar que Rafael Guillén aún es el poeta exacto que busca respuestas y emociona en Moheda o en Los estados transparentes. El gozo se completa al comprobar que la actitud en la luz de los premios y en la sombra del trabajo en el estudio continúa también invariablemente anclada en la humildad. Tanto como para que el protagonista, honrado con el IX Premio García Lorca por el conjunto de su poesía, haga extensiva la distinción a «la gran labor que, desde García Lorca, viene desarrollando la poesía en nuestra ciudad». Ese será el Guillén, en mirada y actitud, que pise las tablas del Auditorio Manuel de Falla hoy a partir de las 20 horas para recoger el galardón, una distinción que le reconoce justamente como un eslabón imprescindible entre Federico y los poetas granadinos posteriores a él.

¿El poeta es una persona igual o diferente al resto?

Lo dije hace tiempo. El poeta (hombre o mujer) es como cualquier otra persona. Siente, padece o goza como cualquiera. No anda subido en una nube tocando el arpa. Sólo que es poeta. Como se puede ser apicultor o protésico dental. ¿Y en qué consiste ser poeta? Pues en saber expresar, traducir en palabras, lo que otros sienten y no tienen o no han ejercitado la facultad de expresarlo. Y, además, expresarlo de manera que llegue a los demás por el camino más corto. ¿Y cuál es ese camino? Hay varios; pero el más común es la imagen poética.

¿Qué guía la mano creadora de Rafael Guillén?

Son muchas las manos que guían al poeta. Manos amantes, manos piadosas, también manos encrespadas por la indignación o la injusticia. Digo que guían, no que crean. Porque la creación es algo que está por encima de cualquier ayuda o, incluso, de cualquier intento propio. La creación, en el poeta, llega por sí misma, cuando ella quiere.

Su poesía lleva décadas inquiriéndose sobre el tiempo y, de alguna manera, está impregnada por la ciencia. ¿Cree que la poesía debe ir ligada al conocimiento, ya sea como verdad o como duda?

El concepto del tiempo está sustentado en tan diversas teorías que sería prolijo no sólo desarrollarlas aquí, sino enumerarlas siquiera. A mí es un tema que me ha apasionado siempre. El dramaturgo Buero Vallejo, que fue un gran amigo mío, hablando sobre esto decía que no había que darle más vueltas; que el tiempo somos nosotros. Yo añadiría que el tiempo existe porque existen nuestros actos. No sé si se refiere usted a esto al decir que mi poesía está impregnada por la ciencia. De todas formas le diré que más que impregnada es que refleja la idea de un poeta, que soy yo, que piensa que de la ciencia última emana una riquísima materia poética, poco desarrollada aún. Y, por supuesto, toda poesía debe ir ligada al conocimiento.

Granada está muchas veces presente en su obra, ¿qué ve cuando pasea por la ciudad? ¿Es tan diferente al resto como parece?

Prefiero pasear por el campo; pero, ciñéndome a la segunda parte de su pregunta, Granada, más que diferente al resto de las ciudades, se podría decir que es igual a sí misma como ninguna otra. Está presente en mi obra porque me veo en su entorno y en su espíritu por muy lejos que me halle. Y cuando digo lejos, digo al otro lado del mundo. Su fuerza de atracción es directamente proporcional a la distancia que nos separe de ella.

A usted lo definió Melchor Sáiz-Pardo como homo viajerus. Muchos de los sitios que ha recorrido aparecen en su poesía. ¿Con qué se queda de aquellos lugares que ha visitado?

Enlazo con la pregunta anterior, hablando del otro lado del mundo. Si tuviese que enumerar con qué me quedaría de los lugares que he visitado, faltaría espacio en estas páginas. Por razones obvias, hoy me viene a la memoria Nepal: su aire serrano que tanto me recordó al de Granada, sus laboriosas y pobres gentes, sus estupas, sus impresionantes picos nevados... Si hablo de las islas de Indonesia, su colorido, sus costumbres... Si hablo de la cordillera de los Andes, si hablo de Chile o de Argentina... Si hablo de los fiordos noruegos... Si hablo de China o de la India... Si hablo de los glaciares del estrecho de Magallanes... ¿Para qué seguir?

Hoy recoge el premio García Lorca. Cuando se le otorgó el premio, la distinción fue aplaudida de manera unánime. ¿Qué siente?

El aplauso unánime de los granadinos me ha emocionado tanto como la concesión de un premio que muchos años el jurado envió a otros países de habla hispana, tan merecedores como el nuestro. Siento emoción porque en mí se ha reconocido la gran labor que, desde García Lorca, viene desarrollando la poesía en nuestra ciudad.

Cuando fija la vista atrás y recuerda su participación en proyectos como Versos al aire libre o Veleta al Sur, ¿cómo los valora ahora?

Fueron realizaciones, no proyectos, ilusionados. Pasado el tiempo adquieren un relieve que entonces no les dábamos. Lo hacíamos porque éramos jóvenes y, como todos los jóvenes, queríamos cambiar el mundo. Si no del todo, algo conseguimos con nuestro esfuerzo.

Hay quien destaca aquellos proyectos como eslabones imprescindibles que unieron la obra de Lorca con los poetas posteriores, ¿está de acuerdo?

Sí. Completamente de acuerdo.

¿Granada está tan necesitada de poesía ahora como entonces, como en aquellos años 50 y 60?

La poesía, en Granada como en Eslovenia, es tan necesaria siempre como el respirar. Es ir por la vida con los ojos abiertos. Es vivir más intensamente. Es gozar más que el que goza y es, también sufrir más que el que sufre. Es ver lo que hay detrás de las cosas. En los años 50, en los 60, ahora y por los siglos de los siglos.

Necesidad de la Poesía

¿Tiene cabida la poesía en la sociedad actual?

En una sociedad cada día más deshumanizada, toda manifestación espiritual es cada vez más necesaria.

Gamoneda dijo recientemente: «La vocación de compromiso la tienen que tener el poeta, el funcionario y el músico». ¿Está de acuerdo? ¿Deben los poetas actuales prestar más atención a las injusticias?

No sé que tienen que ver las injusticias con el funcionario y con el músico, o en qué han de estar comprometidos; pero un poeta que, como dije, ha de ir por el mundo con los ojos abiertos, ha de ver, ha de sentir y, en la medida de sus posibilidades, ha de intentar detener las injusticias, remediar la pobreza, hacer más habitable este degradado planeta que nos ha tocado. Porque no tenemos otro.

¿Qué piensa sobre la poesía que hacen los jóvenes poetas actuales?

Me merece un gran respeto la poesía joven. Yo también he sido joven. Y ahora la hay de gran calidad.

¿Qué aconsejaríaa esos jóvenes que ahora se acercan a la Poesía?

No soy nadie para aconsejar; pero les diría que sientan que están vivos, que no desperdicien un solo minuto, y que lean, que lean, que lean.

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