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Los dos detenidos tras ser capturados en el pueblo de Benamocarra (Málaga). OPC
Cuatro meses tras el rastro de la banda de los cuarenta robos

Cuatro meses tras el rastro de la banda de los cuarenta robos

Tras una larga investigación y sin apenas pistas, la Guardia Civil detuvo a dos ladrones de un grupo que operaba en el Poniente granadino y en Córdoba; un tercero permanece huido

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Lunes, 30 de octubre 2017, 00:47

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Un ciudadano moldavo y otro rumano han ingresado en prisión acusados de cuarenta robos -39 en el Poniente granadino y uno en Posadas (Córdoba)-, fruto de una ardua investigación desarrollada por la policía judicial de la Guardia Civil y adelantada por IDEAL la pasada semana. Los investigadores buscan a un individuo más que logró huir tras herir a un agente durante la captura de los componentes de esta banda.

La organización actuaba siempre de noche, cuando en los bares, estancos y supermercados asaltados no había nadie. Siempre ponían los ojos en las máquinas expendedoras de tabaco, en las tragaperras y en las cajas registradoras donde suponían que había algo de dinero. Todas las alarmas saltaron el pasado mes de febrero, cuando el incremento de robos con un mismo 'modus operandi' en la zona del Poniente creció de forma significativa. Detrás de los asaltos, siempre había máquinas de tabaco y tragaperras reventadas, siempre aparecían tres individuos y siempre localizaban sus objetivos en las afueras de las localidades o en zonas próximas a descampados.

Los agentes de la Guardia Civil comenzaron a ponerle cara a estos delincuentes hace cuatro meses. No era nada fácil. Les identificaron por descarte gracias a una labor de información brutal, de muchas horas de trabajo, de contactos y de llamadas telefónicas. Los dos detenidos apenas tenían antecedentes, uno presenta cuatro detenciones y el otro solamente una, lo cual dificultó aún más dar con su identidad. Tras ponerles nombre y apellidos, se tuvieron que enfrentar a la segunda gran dificultad: los cacos adoptaban muchas precauciones, quizá demasiadas, y no residían en Granada, sino en la provincia de Málaga; primero en Vélez Málaga y después se establecieron en Benamocarra, también en tierras malacitanas. En esta última localidad, cambiaron de domicilio en distintas ocasiones, lo cual dificultó aún más su localización.

Cuatro días en Benamocarra

Los investigadores de la Guardia Civil de Granada pasaron cuatro días seguidos en Benamocarra. La organización estaba preparando un nuevo golpe, esta vez, en la localidad cordobesa de Posadas. Los investigadores sospechaban que algo estaban preparando. Los siguieron. Metro a metro, kilómetro a kilómetro, hasta la localidad de Posadas, donde perpetraron el último robo. Allí los estuvieron esperando con toda la paciencia del mundo y la prudencia necesaria para dar, posteriormente, con los escondites que tenían en Benamocarra. Los agentes finalmente decidieron actuar a primera hora de la mañana, el pasado 2 de octubre, e ir a por ellos cuando se encontraban a en una calle del pequeño pueblo de Benamocarra. Uno logró huir, pero el jefe de la banda y uno de sus pupilos cayeron. Ahí acabaron cuatro meses de trabajo para desarticular esta organización.

Los robos se producían por oleadas. Hubo una primera entre los meses de febrero a abril, con 10 robos; una segunda, entre junio y julio con 18 asaltos; y una tercera, entre septiembre y octubre con doce robos. Las localidades del Poniente granadino más perjudicadas fueron Íllora, donde robaron 10 bares; Huétor Tájar con 7; Loja con 6; y Moraleda de Zafayona, donde efectuaron su último robo en la provincia de Granada para llevarse más de trescientas cajetillas de tabaco que pudieron ser recuperadas por los investigadores de la Guardia Civil. La banda también actuó en Fuente Vaqueros, donde asaltaron el bar Parada el pasado 29 de setiembre sobre las cuatro de la madrugada.

El fugado está perfectamente identificado. Los coches utilizados en los asaltos no eran robado y siempre los escondían durante una hora antes de llegar a Benamocarra. Incluso en la carretera, cuando volvía de cometer los robos, solían parar para cerciorarse de que nadie les perseguía. Un buen golpe policial para acabar con una banda de ladrones bastante activa. Los dos detenidos apenas pudieron reaccionar cuando se toparon con los agentes.

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