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Laura Ubago
Domingo, 7 de mayo 2017, 14:16
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Daniel Rodríguez padre está en Milán y llora a veces sin que Daniel Rodríguez hijo lo note. Cuando están en la UCI, junto a su cama, intenta darle ánimo aunque es el joven el que se lo da a él. Está consciente pero no se acuerda de nada y, si le ponen algo de comer que no le hace mucha gracia, se lo toma para coger energía. Intenta mover los brazos. Tiene ganas de vivir, 27 años, y una historia por resolver.
Daniel Rodríguez, joven físico e ingeniero de Motril, apareció malherido en las vías del tren en Milán. Había ido a la ciudad italiana con un grupo de 20 amigos de la Costa granadina para una despedida de soltero. Su pista se pierde en una discoteca. Después están las zapatillas rojas que pudieron salvarlo.
«El maquinista estaba entrando a la estación por lo que tenía la velocidad más reducida y le vio las zapatillas rojas y pudo parar», relata el padre de este motrileño que sabe que, dentro de la gravedad, todo pudo empeorar. Daniel está en la UCI en un hospital milanés al que los padres están muy agradecidos. «Nos están tratando de maravilla, son muy humanos y sensibles con lo que estamos pasando», expone el progenitor.
De lo que pasó antes de aparecer este joven de 27 años en las vías del tren, poco se sabe. La Policía está investigando y Daniel padre cuenta que estuvieron en el hospital para recoger el móvil del chico y poder analizar las llamadas porque, por lo visto, hubo algunas antes de desaparecer, no se sabe si dentro o fuera de la discoteca. «Quiero saber qué le ha pasado a mi hijo porque esto es una barbaridad. Se lo encontraron muy grave, los médicos son pesimistas... tenía un politraumatismo en la cabeza severísimo y esto va a ser muy duro y va a durar mucho tiempo. Está conectado a máquinas, ya le van quitando alguna y estamos esperando a que salga de la UCI», explica Daniel Rodríguez, el padre.
«Aunque haya gente a la que no le interese yo sí quiero saber la verdad, cómo apareció Daniel así, hasta él mismo ha querido ver las fotos del estado en el que estaba. Si no se presiona aquí no se mueve nadie y quiero que se investigue qué la pasó a mi hijo», expone este motrileño que no parará hasta que la historia de aquella noche sea un relato coherente. Daniel Rodríguez hijo está consciente. Lo estuvo desde que se despertó de la operación y pudo hablar con sus familiares. Él no se acuerda de nada de aquella noche. De la discoteca, su mente afectada por una amnesia por el traumatismo, pasa al hospital. No es capaz de reconstruir qué paso hasta estar tirado en las vías del tren. «Él es muy fuerte y tiene muchas ganas de vivir pero lo que le han hecho es inhumano... le han sesgado la vida», cuenta el padre que quiere que los que tienen el poder de saber qué pasó con su hijo y si hay responsables, investiguen y esclarezcan cómo fue Daniel herido de gravedad en una noche de discoteca.
El padre, por ahora, tan sólo puede reconstruir lo que le contaron los amigos. Que se dejó la chaqueta en la discoteca. Que escribió algo en el grupo de whatsapp, pero luego hay unas horas en las que no hay ni rastro de él, en las que pensaron que se había ido al hotel.
Daniel Rodríguez padre no cree que su hijo esté así de una caída accidental. «Una persona que se cae para atrás se da un golpe en la cabeza pero no aparece como mi hijo que tiene moratones en el pecho, heridas en las piernas... eso no es de una caída», mantiene el padre del joven motrileño que además, cuenta que su hijo se ha recorrido el mundo, que sabe inglés y moverse por países que no son el suyo. De hecho, ahora iba a viajar a China a dar conferencias sobre la división de partículas, tema en el que participa activamente en Suiza, pero se ha encontrado en la cama de un hospital de Milán.
Quejas del consulado
El padre de Daniel se queja de la atención en la embajada donde les recomendaron «un albergue de 1.500 euros la noche» al pedirles consejo sobre alojamiento. «No nos facilitaron ni un intérprete, ni un abogado ni nada... no sé cuál es su papel allí. Hemos estado desasistidos y sin ayuda... vergonzoso», refiere el padre del motrileño.
Daniel Rodríguez es físico e ingeniero superior en electrónica, cuenta con un máster de ingeniería y en la actualidad estaba preparando el doctorado y trabajando para el Instituto de Física Corpuscular de Valencia, dependiente del CSIC. Su padre lo define como una «excelentísima persona, valiente, un luchador con mucha fuerza de voluntad» y sufre por no poder ponerse en su piel para ver qué siente Daniel ante esta historia desafortunada.
Su padre admira cómo intenta moverse de la cama del hospital y seguir adelante. Aunque antes, su familia quiere saber por qué apareció así en las vías de ese tren que cambió por su vida por completo.
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