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El patrón mayor, Ignacio López Cabrera, y el vicepatrón mayor, Jesús Caparrós, desvelan los trucos para pescar quisquilla.
La gamba que habla motrileño

La gamba que habla motrileño

Los pescadores crearán la marca 'Quisquilla de Motril' para defender su producto estrella

laura ubago

Miércoles, 28 de septiembre 2016, 00:12

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Jesús Caparrós, 35 años, brazos tatuados y sonrisa fácil, es el pescador del futuro. Ha heredado el oficio de su padre y lo tiene claro: «Tenemos que pasar menos horas en la mar y más tiempo en tierra pensando». Sale a las seis de la mañana y vuelve a las seis de la tarde y, al llegar a puerto, se implica en los problemas de su sector, y mira hacia adelante. ¿Para qué quiere traer el barco cargado de quisquilla si al llegar a la lonja el exceso de producto puede tirarle el precio por los suelos? Caparrós ha hecho equipo con Ignacio López Cabrera, armador, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Motril. Ignacio y Jesús hablan poco de redes y mucho de sostenibilidad, se preocupan por la basura de los fondos marinos y quieren cuidar los caladeros. Hablan de marketing, de sellos identificadores, de los mercados... están modernizando el sector.

«En 2013 hubo un bajón grandísimo. La mayoría de los barcos de la flota de Motril nos pasábamos los días trabajando fuera... ahí pensé: o reinventamos el oficio o desaparecerá», cuenta Ignacio López Cabrera que recuerda que de 32 barcos de arrastre que tenía hace poco el puerto pesquero motrileño se ha pasado a 13.

Aunque para ellos todos sus productos tienen gran valor y promueven campañas de promoción de los 'baratos' como el jurel o la caballa, tienen la vista puesta en su estrella: la quisquilla. Pero, como explica, Jesús Caparrós aún no tienen producto. Es decir, no tienen un sello identificativo que diga que su quisquilla es la motrileña y es diferente a todas las demás. Por eso, anota López Cabrera, surgió la idea de trabajar para conseguir la marca comercial para la quisquilla de Motril.

«En ese camino, nos propusieron desde el PP promover la Denominación de Origen para la quisquilla y dijimos: por qué no. Yo no estoy manipulado por nadie como dijo un grupo político en el parlamento, jamás me señalaré y siempre defenderé los intereses del sector por encima de los míos», dice este pescador que sale a diario a faenar y que, reconoce, en un ambiente más distendido, que aún se sigue mareando a bordo. El parlamento andaluz ya le ha dado el primer espaldarazo a la Denominación de Origen, ahora queda un largo camino.

El objetivo, como bien señala Jesús Caparrós, vicepatrón mayor de la cofradía motrileña, es que la quisquilla se conozca más allá de las fronteras granadinas. «Nosotros le llamamos de siempre carabinero y empezó a coger fama, en Granada, con el boom de la construcción. Recuerdo una Nochebuena que solo trajimos 700 gramos, ¡pero es que se vendieron a 280 euros el kilo!», dice entre risas este pescador que cuenta que, cuando todos traen mucha, como no hay mercado suficiente se ha llegado a pagar a 15 euros el kilo.

Ignacio y Jesús desvelan los misterios de la pesca de la quisquilla, que se oculta en lugares rocosos y que sale según la Luna o las mareas. «Esto es como el toreo, tienes que arrimarte a ellas pero tener cuidado con no destrozar las artes con las rocas», dice López Cabrera. «Hay que tener suerte y... ser pescador», remata Jesús, desde sus años acumulados de experiencia. Ahora estos pescadores futuristas trabajarán para promocionar la quisquilla y, en general, el pescado de Motril. «Que tenga su sitio en el mercado», dicen.

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