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Una de las fochas morunas llevadas a la Charca de Suárez, un macho anillado como 290, alimenta a sus polluelos nacidos durante la Semana Santa de este año.
Oriundos de Motril

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Nuevos nacimientos de polluelos de focha moruna confirman a la Charca de Suárez como centro de recuperación de especies amenazadas

Juan Enrique Gómez

Domingo, 26 de junio 2016, 01:45

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Aparecen tímidos entre las aneas. Se atreven a dejar su refugio para acudir al encuentro de sus padres en aguas abiertas y conseguir parte de las plantas acuáticas que crecen en el fondo y la superficie de la laguna. Son los pequeños polluelos de focha moruna que han nacido este año en la Charca de Suárez de Motril. Dos retoños que pueden ser considerados como oriundos de Motril y que confirman el éxito del programa de recuperación de esta especie amenazada que se lleva a cabo en el humedal motrileño. Los responsables de esta reserva natural ya esperaban hace pocas semanas la llegada de los polluelos puesto que se habían comprobado los movimientos de dos parejas de focha moruna para construir sus nidos. La eclosión se produjo unos días antes de la Semana Santa y esperan que estos pequeñines logren salir adelante.

Con la presencia de esta nueva pareja de polluelos, ya son cuatro los descendientes de las fochas morunas nacidos en la costa granadina. Fue en 2013 cuando llegaron cuatro parejas de esta especie que fueron llevadas desde la Cañada de los Pájaros, en el entorno de Doñana, donde se encuentra el principal centro de recuperación de esta especie, con la intención de que la Charca de Suárez se convirtiese en uno de los puntos clave para la reproducción, ya que aglutina ecosistemas y condiciones especialmente indicadas para que ese objetivo fuese todo un éxito.

Evolución

No ha sido fácil. Cuando tras un periodo de adaptación en el que las fochas se encontraban en una zona reservada, las cuatro parejas pudieron moverse libremente por las lagunas, se observó que delimitaban sus territorios, e incluso como hacían suyos determinados puntos de alimentación. Poco después comenzaron a verse los primeros movimientos para la construcción de nidos. Al segundo año, nacieron los primeros polluelos, lo que indicaba que este espacio natural es viable para la especie. Lo mismo ocurrió el año pasado, pero aunque nacieron varios, la realidad es que solo dos lograron salir adelante. Este año las previsiones son más optimistas, sobre todo porque ya se ha constatado el nacimiento de dos y esa misma pareja construye otro nido, por lo que es fácil que se nazcan otros dos más. En otra de las lagunas, la segunda pareja también tiene su nido preparado, lo que aporta una mayor dosis de esperanza a la recuperación, e indica que 2016 puede ser el año de la consolidación de la Charca de Suárez como centro de recuperación de esta especie, que en toda Andalucía solo cuenta con medio centenar de individuos y algo más de una decena de parejas reproductoras,

La focha moruna, Fulica cristata, se llama así porque su territorio de origen y donde se encuentran sus principales poblaciones es en el norte de Marruecos, pero en los humedales de la península Ibérica su número es muy escaso, ya que durante una época fue objetivo de cazadores, sobre todo en los humedales de Andalucía Occidental. Sus poblaciones mermaron tanto que se le ha calificado como especie en peligro crítico de extinción, la misma clasificación que el Lince Ibérico o el Águila Imperial. Esta especie también se conoce como focha cornuda porque tiene dos pequeños cuernos de color rojo en la parte superior de su cabeza, donde termina el grueso pico de color blanco que le cubre hasta la frente.

Aunque es un ave que en España se considera sedentaria, su origen en migrador, por lo que uno de los problemas que se planteaban en la Charca de Suárez era que abandonase el territorio para intentar cruzar el mar y llegar a Marruecos, pero ya parece demostrado que las parejas de Motril han considerado que ese es su espacio y que es un buen lugar para desarrollarse y tener a sus polluelos

Los ornitólogos afirman que poder observar las evoluciones de las fochas morunas en libertad es muy difícil debido a su escasez, pero poder disfrutar de la imagen de una pareja que da de comer a sus polluelos en una laguna es algo realmente extraordinario y que ya ha congregado en el humedal motrileño a especialistas y fotógrafos de naturaleza, que han viajado desde diferentes puntos de la comunidad europea para poder observarlas.

Con un mero paseo por el interior de la reserva natural y una parada en el observatorio de la laguna del trébol es suficiente para contemplar como una pareja alimenta a sus polluelos y como construyen sus nidos sobre la lámina de agua, junto a las aneas y las varas de lirios de flores amarillas.

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