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Pilar Hermoso, en su puestecillo artesanal del paseo marítimo de Calahonda.
«A pesar de la crisis siempre hay para comprar una pulserita»

«A pesar de la crisis siempre hay para comprar una pulserita»

La artesana granadina Pilar Hermoso se planta en el paseo de Calahonda, el coqueto pueblo costero en el que ofrece a los viandantes sus pulseras, pendientes y colgantes de coral, perlas, rubíes o cristal de roca

IMNA SÁNCHEZ

Viernes, 5 de septiembre 2014, 00:55

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Tiene una jornada intensa. Buena parte del tiempo, mucho más del que destina a venderlos, lo dedica a elaborar sus diseños con su mini taller. A engarzar o montar unas piezas con otras que después expone en su puesto. Lleva siete años dedicada a la artesanía, y se planta cada verano en el paseo de la playa de Calahonda, en el coqueto pueblo costero granadino presidido por una imponente roca. La conocen y le preguntan por este o aquel collar, por la gargantilla o el colgante. «Es un buen pendiente que dura, no es bisutería de la barata», replica. Pilar Hermoso, técnico de laboratorio, aunque sin experiencia, dice que le hubiera encantado haber estudiado algo más humano, como Trabajo Social, «pero la vida te lleva por otros derroteros», sentencia.

A través de un amigo se dio cuenta de que lo suyo era la artesanía y vive entregada a su pasión por crear diseños. La conocen, le preguntan y ella juega con las combinaciones que dan los distintos colores y formas. Le fascinan los minerales y observando el estilo intuye si el collar o la gargantilla de cuero blanco con un imán plateado le puede ir mejor o no a la señora morena, que se sorprende, porque realmente es una pieza bonita. Dice que el público valora la artesanía, el 'handmade' o hecho a mano. Aunque intenta ofrecer piezas de todo tipo, para mayores y niños, siempre pone su estilo. Y a pesar de la crisis, siempre hay para comprar una pulserita de verano, declara. «Me gusta tener 'feeling' con el cliente; conectar y ofrecerle lo que mejor le quede», mantiene.

Le encanta mezclar colores, hacer piezas «divertidas, entusiastas y que tengan alegría», elaborar trabajos personalizados, a medida o con determinado color. Prepara colgantes con zamak, una aleación de zinc con aluminio, magnesio y cobre, que engarza con cuero de distintos colores: camel, verde «precioso», terracota. Colores de la naturaleza, dice. Otoñales, de tierra, de verano, cálidos y alegres... Y de sus manos salen collares, colgantes o pulseras llenos de encanto. «La belleza de una pieza radica en la particularidad que se le aporta», mantiene.

Mientras coloca un collar a una joven le indica cómo debe ponérselo y se involucra hasta el punto de personalizar el trabajo. Como conoce a la clientela incluso vienen para que les haga un arreglo, que si se le ha salido el gancho o soltado una perlita. Cuando no está hablando con un comprador aprovecha para adelantar faena. Dice que la artesanía gusta porque son objetos diferentes y únicos.

Su padre era joyero, diseñaba y trabajaba con piedras preciosas y le regaló un montón que acopla en sus piezas. Turquesas, corales, perlas, rubíes, cristales de roca que combinadas se convierten en gargantillas, pulseras, llaveros, pendientes, collares, zarcillos, tobilleras o colgantes que enlaza con cuero de distintos colores o enreda con perlitas. «Me gusta hacer creaciones con minerales, metal y cuero. Son sencillas y elegantes», declara. Como cada año tiene el mismo público, debe renovar. Incluso arregla una pieza que se haya estropeado. «Hay que cuidar al cliente, darle un servicio». «He hecho alguna pieza por encargo que nunca se me hubiera ocurrido a mí»; pero que han quedado perfectas. Compra el material en Madrid, aunque le encantaría ir a India a por minerales.

Dice que lo que menos le gusta es la parte comercial; pero que hay que vender. En invierno pide cita en empresas y se pasa una mañana o lo que haga falta presentando sus trabajos. «Suelo ir a una residencia de ancianos y me paso el día. Charlo con ellos, voy a la cocina, a las oficinas, por todos sitios y me compran regalos para los hijos, los sobrinos y los nietos».

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