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Francisco Javier Ortuño prepara los primeros espetos del día en el chiringuito La Dorada de Plata, en la Playa de San Cristóbal.
La veraniega guerra del espeto

La veraniega guerra del espeto

Una diferencia de precio de hasta tres euros origina la polémica entre los chiringuitos ubicados en la playa de San Cristóbal, en Almuñécar

LOLE FRANCO

Martes, 22 de julio 2014, 00:38

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Otro verano más, la contienda por atraer al máximo número de clientes se instala en la orilla de la Costa Tropical, concretamente en los chiringuitos ubicados en la playa de San Cristóbal. El elemento de esta estival discordia es el precio de uno de los platos más demandados: el espeto de sardinas.

El encargado de aplicar esta tarifa 'low cost' ha sido el chiringuito La Dorada de Plata, que ha decidido hacer un cambio en su carta: suprimir las tapas a cambio de abaratar el precio del espeto de sardinas desde los siete a los tres euros.

La encargada del establecimiento, Cristina García, lo dice convencida: «A siete euros nadie los compraba porque hay otros chiringuitos cercanos que tienen el espeto a 3,5 euros».

Las raciones y la preparación de los espetos no cambian según la trabajadora del chiringuito. «El espeto tiene la misma cantidad, siete sardinas y, si son más pequeñas, ocho, y está hecho a la lumbre con la leña de olivo», asegura. La continua afluencia de comensales en este chiringuito parece confirmar que los resultados de este 'marketing empresarial' están dando sus frutos. «Está visto y comprobado que sí estamos ganando clientela al resto de chiringuitos porque nosotros estamos llenos y ellos vacíos», sostiene la encargada de La Dorada de Plata.

La pregunta es si consiguen sacarle rentabilidad con estos precios. Francisco Javier Ortuño, el espetero de este negocio, asegura que, a pesar de la rebaja, consiguen obtener beneficios. «Antes, a seis euros teníamos ocho mesas, ahora hay que poner aquí decenas de mesas», declara.

El chiringuito ha pasado de vender unas tres o cuatro cajas de espetos en un fin de semana, a gastar treinta cajas de sardinas, según expone el espetero.

Mientras, uno de los más famosos espeteros de la zona, Manuel Mingorance, más conocido como 'Piliki' reitera que mantendrá el precio del espeto en los 3,5 euros. «Que mis vecinos bajen los precios no me influye en nada», señala.

Para 'Piliki', aparte de los precios, lo importante para que un negocio vaya bien es la cercanía con los clientes. «Hay chiringuitos que por la simpatía de los dueños atraen de forma diferente», subraya. De eso sabe mucho este maestro espetero que incluso cuenta con su propia página de seguidores en Facebook.

Francisco González, encargado del restaurante Vizcaya, opina de forma distinta. Para él, la calidad lleva aparejada un precio que no puede bajarse. «Todo el que venda el espeto barato es porque no ofrecen sardinas buenas y las maderas son recicladas», subrayó.

Es por ello, que no se plantea bajar el precio del espeto de los seis euros. Para el encargado del restaurante Vizcaya, «si tu compras buena madera de almendro u olivo, tienes que cobrar los espetos a su precio, unos seis euros como mínimo».

Precios razonables

En el restaurante 'Pepe, ¡dígame!' también tienen claro que mantendrán el precio del espeto en los seis euros. «Para bajar los precios tienen que bajar la calidad y el servicio», asegura su dueño, José Carmona.

Además, el encargado de 'Pepe, ¡dígame!' considera que no se trata de una cuestión del precio del espeto, sino de la poca cantidad de turismo que está llegando a la costa en este inicio de temporada. «No hay turismo ni aquí ni allí, ni en los que lo tienen más barato ni en los más caro», sostiene.

Desde la asociación de chiringuiteros alegan que no tienen constancia de que la bajada de precios sea algo generalizado en toda la Costa granadina y no prevén hacer ninguna recomendación al respecto. «Cada chiringuito aplica libremente el precio del producto que considere adecuado», subraya Francisco Trujillo, presidente de la asociación.

La crisis, sin duda, ha obligado a los negocios a plantearse la rebaja del precio del espeto. En el vecino litoral malagueño algunos chiringuitos han llegado a poner la ración de sardinas a un euro. Veremos si se contagia por aquí.

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