La familia del ron de Motril
Emoción y dolor por los heridos, muy conocidos en la Costa
LAURA UBAGO
Jueves, 3 de julio 2014, 19:23
La llamada voló a Nicaragua. «Andrea, hay un incendio en tu bodega». La noticia la soltó Luisa García Chamorro, la alcaldesa de Motril, que se ... enteró rápidamente por la Policía Local. Andrea Martín Targa, directora de Ron Montero, preguntó instantáneamente por sus trabajadores. Las tres personas en las que había dejado su empresa mientras ella estaba de viaje; son de su total confianza, parte de la familia de Ron Montero, que nació con la forma peculiar de trabajar y el mimo por la elaboración de esta bebida que ponía el tío Paco y que la han convertido en emblema de la Costa Tropical.
El concejal que acompañó a la alcaldesa a vivir de cerca este suceso, Alfredo Ortega Tovar, andaba de acá para allá muy nervioso. Es amigo de Miguel Lorenzo, un joven de 29 años que realiza las labores administrativas en la bodega y que resultó herido en la explosión. La familia de ambos es de La Garnatilla, una anejo motrileño en el que todos guardan cercanía.
Miguel Lorenzo Vílchez lleva un tiempo trabajando en la bodega y se encarga de gestionarla de la mano de Andrea. Es un chico tan entusiasta que aparenta veintipocos, desenvuelto, que ha encajado muy bien en el equipo.
En sus andanzas como árbitro profesional ha llegado a pitar en Tercera División sufrió un percance en 2012, que recordaba a los pocos días sin perder la sonrisa. En un partido en Vélez-Málaga recibió una brutal agresión al expulsar a un jugador visitante. Del mundo del fútbol le conoce Antonio Miguel Gallardo, presidente del Motril Atlético, que protagonizó una de las imágenes más duras de las jornadas. En su papel de bombero, tuvo que acudir al incendio en el que su amigo había sufrido graves quemaduras. Así que, después de un rato peleando contra el fuego, se sentó abatido tras observar los zapatos de Miguel tirados en la puerta de la bodega.
Los otros dos heridos, Miguel y Manuel García Rodríguez, son hermanos y veteranos en Ron Montero. Son operarios y llevan más de diez años en esta empresa, que ha cumplido cincuenta recientemente. Visten uniforme y había jirones de su camisa beige tan característica. Trabajadores de confianza, habían conseguido encajar con el peculiar carácter del tío Paco y su forma austera y meticulosa de trabajar. Prudentes y tímidos recordaban, con motivo del cincuenta aniversario de la bodega, cómo realizaban muchas tareas junto a Francisco Montero, como acompañarlo a Granada en la Alsina para recoger las precintas de las botellas en Aduanas.
Todo Motril se preocupó por el estado de estos motrileños que, aunque sea un pueblo grande, los conoce mucha gente. La alcaldesa motrileña, Luisa García Chamorro, permaneció casi cuatro horas junto a los Bomberos y la Policía Local para ver si conseguían controlar el incendio. Su móvil no paraba de sonar y tuvo que cargarle la batería enganchado al coche. Recibió llamada del presidente de la Diputación, de la Delegada del Gobierno y una especial de Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, que le preguntó por los heridos y si había peligro de que el incendio se extendiera y afectara a otras zonas.
No lo había. El drama y la pena estaban allí concentrados en esas dependencias de Ron Montero, a las que acudió Manuel Martín Montero, hermano de Joaquín, el propietario, que también estaba en el extranjero.
Andrea Martín indicó que volaría a España lo antes posible para estar cerca de sus trabajadores en estos duros momentos, en los que una explosión les pilló trabajando en la empresa que sienten como su casa, entre aquellas barricas en las que se guarda el sabor más característico de Motril.
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