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La Policía Local entra a caballo por San Jerónimo para dispersar a los jóvenes congregados junto a la plaza de la Universidad.

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La Policía Local entra a caballo por San Jerónimo para dispersar a los jóvenes congregados junto a la plaza de la Universidad. RAMÓN L. PÉREZ

Amplio despliegue policial para evitar los botellones en el Día de la Cruz

Se prohibió el acceso con alcohol al Albaicín y se reguló el paso a Derecho y Plaza Larga

Javier Morales

Granada

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Viernes, 4 de mayo 2018, 01:11

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La capital vivió ayer su segundo Día de la Cruz con barras tras una década de 'veto' al consumo de alcohol en este festivo. Acompañó el sol -salvo un chaparrón que refrescó la tarde- y un gentío abarrotó las calles del Centro desde mediodía. Al margen de la fiesta en el más de medio centenar de cruces que se presentaron a concurso, la mirada estaba puesta en Plaza Larga: en 2016 sufrió daños la cruz elaborada por los vecinos del Albaicín y el año pasado hubo que desalojarla por un botellón que concentró a decenas de personas. La Policía Local trabajó para evitar la imagen de colapso que el año pasado ofreció este entorno: como pudo comprobar IDEAL, prohibió el acceso con botellas de alcohol al Albaicín y disolvió las aglomeraciones en Plaza Larga.

El 'alto' de los agentes a quienes portaban bebidas desde San Gregorio, Cuesta de la Alhacaba y la calle el Agua disuadió a decenas de jóvenes dispuestos a pasar allí la tarde. Era el plan fijado por muchos de los que a mediodía se saludaban junto a la barra de la Facultad de Derecho. Los que consiguieron pasar la bebida se encontraron con que, una vez en la plaza, los agentes decomisaban los 'kit botellón'. En apenas diez minutos, un agente vertió por la alcantarilla un litro de cerveza mientras sus compañeros pedían identificación a dos jóvenes que entraban en la plaza con un par de vasos y, en Alhacaba, otro policía advertía de que no se podía acceder. Hubo varios desalojos de la plaza para esquivar la muchedumbre que la desbordó el pasado año.

  • 53 Fueron las cruces presentadas a concurso. De ellas, cuatro estaban autorizadas -cumpliendo una estricta normativa- a instalar barra en la calle.

  • 200 Hubo quien dejó de lado las cruces y siguió la fiesta en la calle. En la plaza de los Lobos, por ejemplo, llegó a haber unas 200 personas en algunos momentos de la tarde.

Así que tocó hacer el camino de vuelta. Pasadas las seis de la tarde, la cruz con barra -solo cuatro estaban autorizadas- en la plaza de la Universidad pasó a ser el epicentro de la fiesta. Los vigilantes controlaban el aforo en el interior, pero en las calles cercanas se hizo imposible transitar hasta que la Policía Local empezó a dispersar a las miles de personas que hacían botellón en San Jerónimo, la calle Escuelas y la calle Málaga. A caballo y con material antidisturbios -no lo emplearon- desalojaron la calle San Jerónimo y empezaron a impedir el acceso a la cruz, alrededor de las ocho de la tarde.

El grueso de los allí congregados se dirigió por la calle Escuelas hasta la plaza de los Lobos, donde se reunieron unas 200 personas.

A las diez y media de la noche, la Policía trasladaba que la situación ya se había regulado tanto en el Albaicín como en Derecho, donde ya actuaban los servicios de limpieza. La jornada transcurrió «sin incidentes graves», según las mismas fuentes.

Vídeo. JAVIER MORALES

La Plaza del Carmen, el entorno de las cruces ganadoras y las cuatro con barra -además de Derecho, la ubicada junto a la Catedral, en la plaza Carlos Cano y en la plaza Federico Mayo, del Zaidín- aglutinaron el grueso del ambiente desde mediodía. Calles llenas y terrazas a rebosar en el Centro trazaron la estampa de un día en el que media Granada despertó con un ojo puesto en el cielo: había pronóstico de lluvia a partir de las cuatro de la tarde. Abrigos y mangas cortas convivieron hasta que un intenso chaparrón puso pausa -que no fin- al buen tiempo. En apenas una hora volvió a asomar algún rayo de sol para poner el punto y final a la tarde y volvieron a quedar de lado las chaquetas.

A las 22 horas debían cerrar las barras instaladas en las cruces. Pasadas las once apenas quedaba rastro de la multitud que llenó el entorno de las cruces. Pero sí había algún botellón disperso por el Albaicín -un grupo en el mirador de San Nicolás, por ejemplo- y las calles del Centro. En la barra junto a la Catedral atendieron a la petición de dejar de servir bebidas a partir de las ocho de la tarde. A las cuatro de la madrugada de hoy debían estar completamente desmontadas las cruces y barras.

El amplio despliegue policial -150 agentes, según se anunció en la jornada previa- diluyó los botellones en un festivo, el segundo de la tímida vuelta de las barras, en el que el gentío quedó aún más patente que en el año anterior. En la cara, la convivencia ejemplar de la multitud. En la cruz, los botellones que hicieron amago de deslucir la jornada.

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