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Aprender inglés cerveza en mano

Aprender inglés cerveza en mano

Academias, redes sociales y webs de intercambio lingüístico conectan a granadinos y extranjeros que se reúnen en los bares de la capital con el pretexto de aprender idiomas

javier morales

Martes, 8 de diciembre 2015, 01:42

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En estas clases, sin pupitres, pizarra ni profesor, lo importante es no callar. También está permitido comer y beber, la mayoría estudian cerveza en mano, y se premia la espontaneidad, la charla improvisada desde la política a la banalidad de las tareas diarias.

Con una universidad que acoge a más de 4.000 estudiantes extranjeros, según cifras del curso pasado, Granada es un caldo de cultivo ideal para el intercambio de idiomas. Particulares y academias promueven cada fin de semana encuentros en los que cuestiones como la edad o el nivel, asuntos rígidos en el aula tradicional, se tornan intrascendentes.

Mientras en verano la preferencia es el paseo turístico, la playa o la piscina, cuando el frío aprieta el escenario de estas conversaciones de trueque se traslada a los bares y pubs de la capital. Estos desconocidos, que buscan mejorar su segundo idioma, conocer otras culturas o, simplemente, hacer amigos, suelen citarse a través de Internet.

Cada viernes, un argentino asentado en Granada desde hace más de una década, Martín Roca, convoca quedadas a través de un evento en Facebook. «Hago esto por hobby», asegura Martín, quien organiza estas reuniones, desde hace tres meses, en el pub irlandés Hannigan & Sons. A pesar de la temática que inspira este local, junto a la barra se congregan franceses, austriacos, americanos... Y de todas las edades.

La dinámica es sencilla. Entran en el bar, Martín los presenta, y surge la charla. Los tiempos en cada idioma se distribuyen, para que cada interlocutor cuente con las mismas oportunidades.

«Mucha gente quiere aprender un idioma o practicarlo, investigan, encuentran el sitio y vienen. Luego otra gente viene por el boca a boca», relata Martín. Pero en ocasiones, la lengua es solo una premisa para alternar o adentrarse en nuevas culturas. «Eso es lo bueno. Conoces otra gente. Aparte de conocer un idioma conoces gente», recalca el organizador, «alguna vez ves que se conocen y crece la chispa del amor, siguen juntándose».

Un profesor de inglés de instituto que ha acudido a la cita ratifica los beneficios de aprender un idioma fuera del aula: «Me parece algo maravilloso». Pablo Manuel Mármol, que no es nuevo en este tipo de eventos, explica que se siente «muy integrado», pese a que la mayor parte de los asistentes acaban de conocerse.

«A nivel personal, como entusiasta de los idiomas que soy y de otras culturas, este me parece el lugar ideal donde quedar con gente, conocidos, desconocidos, intercambiar ideas, impresiones, sobre nuestros países, nuestra forma de vida, nuestra cultura, nuestra rutina diaria...», resume Pablo Manuel.

En este mismo establecimiento, los lunes se pone a prueba el conocimiento con un 'quiz' juego de preguntas en inglés sobre música, cultura, deporte, ciencia o actualidad. «Para la gente aprendiendo el idioma les viene bien porque van habituando el oído», afirma Martín Roca.

Rachel Hastings aterrizó en Granada hace casi tres meses, procedente de Estados Unidos, y ya se declara «enamorada» de esta ciudad. Estudia español, y complementa el trabajo 'de libro' con la charla informal. «Conoces a otras personas que quieren aprender un idioma y eso te hace sentir segura. Ambos saben la dificultad de aprender. Es una ayuda mutua».

Apoyo académico

Las iniciativas de este tipo cuentan con el impulso de las academias de idiomas, que ponen a disposición de sus alumnos soportes para contactar con estudiantes extranjeros. En el caso del Centro de Lenguas Modernas (CLM) de la Universidad de Granada, según relata Luis Serrano, otro de los congregados. Allí se puede rellenar una ficha «con los intereses, aficiones, edad y datos de contacto» a raíz de la cual «quedas con otra gente para practicar, jugar al tenis o ver una película y comentarla».

Muchos de los pupilos del CLM quedan en el Poë, un bar étnico del centro, los martes, miércoles y jueves. Matthew Poë, el dueño del negocio, señala incluso que en su establecimiento hay intercambios «informales, sin planear, porque muchos de los clientes son extranjeros».

Además de academias, encuentros espontáneos o iniciativas personales como la de Martín Roca a través de redes sociales, varios portales de Internet ponen en contacto a gente interesada en hacer intercambio. Open Language Exchange, Language for Exchange o Geokeda son algunos de los sitios en los que granadinos y extranjeros desde los 16 a los 50 años solicitan u ofrecen su ayuda. En estas webs, también se anuncian establecimientos como los ya citados, el restaurante Pilar del Toro o el pub Oscar Wilde.

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