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Le obligan a devolver la pensión de orfandad del sobrino al que adoptó al morir el padre

Le obligan a devolver la pensión de orfandad del sobrino al que adoptó al morir el padre

Esta granadina jamás imaginó que un acto de amor hiciera daño

C. MORÁN

Jueves, 4 de mayo 2017, 01:27

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Como con su salario de poco más de 500 euros mensuales apenas le llegaba para pagar lo básico, Lali Ramírez solicitó a la Seguridad Social de Granada una ayuda familiar de 72,75 euros -que se le ingresaría con una periodicidad trimestral-. Fue su perdición. El Gobierno le otorgó la modesta prestación, pero, al mismo tiempo, le comunicó que debía hacer frente a una losa de 10.884 euros.

Lali tenía que reintegrar a las arcas públicas la pensión de orfandad que había percibido su hijo adolescente entre los años 2013 y 2017, esto es, los 10.884 euros de marras. Y a Lali, como es natural, el mundo se le ha venido

abajo... de nuevo. Porque su vida, más que una carrera de obstáculos, ha sido lo que para los ciclistas es el Tourmalet: una pendiente eterna.

Su hijo, antes de ser su hijo, fue su sobrino, el hijo de su hermano, pero este falleció en un accidente de moto. Cuando ocurrió la tragedia, Lali, que había acogido al niño desde que nació porque su madre biológica desapareció al poco de parir, decidió adoptarlo.

Corría el año 2008 y Lali, que había roto con su pareja y, por tanto, iba a asumir la maternidad en solitario, logró todas las bendiciones legales para que su sobrino se convirtiera en su hijo -tenía otros dos biológicos, pero ya independizados-. El juzgado que examinó el expediente dio su visto bueno y nació la nueva familiar monoparental.

Vigilante de seguridad

Lali, que es vigilante de seguridad, tenía un sueldo pequeño, pero contaba con la ayuda de su madre, que aportaba lo que podía cuando surgían aprietos.

Por su parte, el hijo contribuía al sostenimiento del hogar con su pensión de orfandad de unos 190 euros. «No vivíamos con lujos, pero tampoco con necesidades», explica Lali.

Pero la madre de Lali también falleció y hubo que hacer ajustes. En este sentido, supo que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social concedía una ayuda mínima «por hijo o menor a cargo». Eran 72,75 euros cada tres meses, una cantidad humilde pero que les iba a venir bien, porque la nómina de la mujer, que tiene un empleo a tiempo parcial, es de 549 euros.

El Gobierno le concedió los 72,75, pero también le hizo saber que tenía que devolver 10.884 euros «por cobros indebidos de la pensión de orfandad» de su hijo, que, además, se quedaba sin la asignación que le dieron cuando murió su padre. Lali no entendía nada. «Me eché a llorar. En realidad, estoy llorando desde que recibí la carta. ¿De dónde voy a sacar yo 10.000 euros con un suelo de 547? La explicación que me han dado es que yo tenía que saber que la adopción es incompatible con la pensión de orfandad, pero yo no tenía ni idea de eso. Y nadie me dijo nada nunca. Y todo el proceso de adopción estuvo supervisado por las autoridades, el juzgado...», se lamenta la afectada.

Efectivamente, una orden, que data del año 1967 y establece las «normas de aplicación y desarrollo de las prestaciones de muerte y supervivencia», contempla que «la pensión de orfandad se extinguirá», entre otras causas, «por adopción».

«Indefensión absoluta»

Lali reitera que desconocía ese precepto, pero ahora que lo sabe, sigue sin comprenderlo. «Para mí, mi hijo sigue siendo huérfano porque no tiene a su padre. No es justo que le quiten la pensión de orfandad. Será legal, pero no es justo», insiste Lali en sus reproches.

A pesar de la conmoción que le ha causado la sanción de la Seguridad Social, no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados y ya ha presentado un escrito de alegaciones en el que reclama que su hijo vuelva a cobrar la ayuda que recibía desde el fallecimiento de su progenitor. En la misma línea, también pide a la administración que deje sin efecto su decisión de forzarla a reintegrar los casi 11.000 euros percibidos de forma supuestamente irregular.

Lali no tiene dinero para pagar la deuda y, si se viera obligada a hacerlo, quien acabaría pagándolo sería su hijo. Eso es lo que le ha trasladado el ministerio. Y, por el bien del chico, espera que le hagan caso. «Mi situación económica es lamentable, ya que me encuentro sola, sin familia y con un contrato laboral (...) por el que cobro un salario líquido mensual de 549,47 euros, por lo que es imprescindible para poder mantener el menor la pensión de orfandad de este, y, en caso de confirmarse la resolución (...), el menor se vería en situación grave, causándole una indefensión absoluta», dice Lali en el escrito que ha remitido a la Seguridad Social.

Y eso es precisamente lo que más inquieta a la madre: que, a la postre, la víctima del embrollo sea su hijo. «Se le está ocasionado un grave perjuicio, porque quedaría sin ingresos para poder tener un futuro, perjudicándole el hecho de la adopción, ya que si no se hubiese producido, el menor continuaría con la pensión de orfandad».

Lali jamás imaginó que un acto de amor hiciera daño.

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