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Los agentes inspeccionan el piso-invernadero.
Una redada contra la 'María' en Granada, desde dentro

Una redada contra la 'María' en Granada, desde dentro

IDEAL presencia una operación contra el cultivo de cannabis en la que hubo dos detenidos y se intervinieron 150 plantas

C. MORÁN

Lunes, 10 de abril 2017, 01:57

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En la salita del piso convertido en invernadero de marihuana hay un rincón familiar que contrasta con el zafarrancho de policías enmascarados que entran y salen de las habitaciones. Está a mano derecha, según se entra. Encima del 'plasma' y de una consola de videojuegos blanca, resalta una estantería barata y frágil que sostiene varias fotografías en las que aparece un joven jugando con un bebé. Las instantáneas fueron tomadas un día luminoso en una localidad de verano y costa. El niño sonríe feliz. El hombre, presumiblemente su padre, también está contento. Es un oasis en medio de la redada antidroga.

«Yo no vivo aquí»

Son las once y media de la mañana en la calle Modesto Cendoya de la capital y varios agentes con los rostros cubiertos con pasamontañas peinan la vivienda. Junto a las fotos del pequeño que disfruta del sol, hallan mil euros en billetes de cincuenta y de cien. Los investigadores vacían cajones y abren armarios en presencia de las dos personas que estaban en el interior del inmueble, una chica y un chico de entre 20 y 25 años.

La pareja apenas dice nada. «Yo no vivo aquí», comenta ella, mientras fuma compulsivamente. Los cigarrillos le duran sólo tres caladas. Está pensativa y mira al suelo. En algún momento se le escapa un puchero y da la impresión de que va a llorar, pero enseguida se rehace y enciende otro pitillo. Tiene derecho a no hablar y ni los policías ni el secretario judicial que supervisa la operación le preguntan nada. Silencio.

Su compañero de fatigas no está pendiente de ella. Se limita a observar a los policías con resignación. El susto que le ha provocado la estruendosa irrupción de los agentes ya ha desaparecido de su rostro y parece que no tiene miedo.

De cuando en cuando, una tos ronca y violenta causa un terremoto en su cuerpo. Un catarro se le ha agarrado al pecho y le está dando guerra. Sobre la mesa hay un frasco de jarabe rojo para el resfriado.

«¡Abra, Policía!»

Cuando los patrulleros del equipo que lucha contra el menudeo de droga en la ciudad de Granada han gritado pistola en mano: «¡Abra, Policía!», el muchacho estaba tumbado en un sofá cama. No ha tenido un despertar plácido.

Como el joven tardaba en franquear la puerta, los policías han intentado derribarla con un ariete, pero sólo han tenido que lanzar dos o tres arremetidas. Antes de que la puerta se saliera de los goznes, el sospechoso ha abierto y, de inmediato, se ha tirado al suelo. No quería líos. No siempre es así. Ha habido veces que los agentes antidroga han tenido que contar con el apoyo de compañeros expertos en operaciones especiales porque existía el riesgo de que fueran recibidos con una lluvia de fuego.

En realidad, siempre hay tensión en la primera línea de combate contra la 'maría'. Por mucha experiencia en la materia que se tenga, nadie puede adivinar con certeza absoluta qué les aguardará al otro lado de la puerta.

En este sentido, en el dispositivo de la calle Modesto Cendoya también participan integrantes de la unidad de Prevención y Reacción de la Policía Nacional, un grupo preparado para afrontar trifulcas y motines que alteran el orden público. En este caso, su misión consiste en cubrir las espaldas a los 'segadores' de marihuana. Mientras ellos vigilan el acceso a la vivienda y el exterior del bloque, los agentes expertos en el menudeo de drogas exploran con precisión cada rincón del apartamento, de poco más de 60 metros cuadrados. En una de las habitaciones hay auténticas matas de cannabis que ya están listas para ser comercializadas en el mercado negro. En otro cuarto aledaño crecen esquejes.

En total, son 150 plantas de 'maría', un 'huerto' modesto, pero es que las reducidas dimensiones del piso no dan para más.

Dos trabajadores de Endesa, también encapuchados, desmontan el enganche ilegal.

Los policías están satisfechos. Pero la suya es una complacencia tranquila, sin alborotos. Hacen algún chiste para relajarse. Es lógico tras el estrés de la 'entrada y registro'. El piso está asegurado y ya no hay que preocuparse de que alguien trate de escapar por las ventanas que dan al patio de luces. Los dos moradores de la vivienda han sido detenidos sin resistencia.

En la cocina hay una trona infantil y platos sucios. Nadie ha fregado en las últimas horas. Un teléfono móvil ronronea en la salita y un agente mira la pantalla que parpadea. Alguien llama en vano a los presuntos 'cuidadores' de la 'maría'.

Siete redadas sólo durante el mes de febrero

  • Los reiterados apagones en los barrios de la Zona Norte de la capital granadina y el deterioro de la seguridad ciudadana han desembocado en la 'Operación Plantaciones 2017', una gran ofensiva contra el cultivo de marihuana que comenzó el pasado febrero. Sólo durante ese mes, y según la información facilitada por la Subdelegación del Gobierno en Granada, se han producido siete redadas que se han saldado con la intervención de 1.140 plantas de cannabis, lo que da una idea de la magnitud del problema.

  • Además, y también en febrero, Endesa, la empresa responsable del suministro eléctrico doméstico, detectó y cortó 810 enganches ilegales.

  • En 2016, la Guardia Civil de Granada se incautó de la friolera de 158.613 plantas de marihuana y la Policía Nacional, de 11.170. Ambas cantidades sumadas suponen casi la mitad de matas de droga alijadas en España un año antes, que fueron un total de 379.846.

En la entrada del apartamento, junto a una mesita endeble y destartalada, hay una caja de cartón repleta de botes de productos fitosanitarios para garantizar la buena crianza del cannabis.

Un policía ha encontrado una escopeta con mira telescópica y silenciador. Es de aire comprimido. Pero no es un juguete. En otra estantería hallan dos machetes con las hojas de dientes de sierra.

El secretario del juzgado que ha autorizado la entrada en el domicilio toma nota de todo. Los agentes han depositado los arbustos de 'maría' en el descansillo de la escalera del bloque de viviendas. El olor a hierba es penetrante y húmedo. Revuelve el estómago.

A pesar del ajetreo, las voces y los golpes, sólo una vecina ha abierto la puerta de su piso. Murmura algo sobre una llave y vuelve a refugiarse en un mutismo precavido. La redada toca a su fin. El sigilo que reina en el interior del edificio contrasta con la expectación que hay en el exterior. Varias decenas de personas se han concentrado en las inmediaciones del portal para curiosear.

Labor de información

Los policías recogen sus herramientas y el material intervenido. Los funcionarios y funcionarias -porque hay varias mujeres en el grupo de menudeo- que se han despojado de sus pasamontañas, vuelven a cubrirse con ellos antes de salir a la calle. Pronto, y ya de paisano, volverán a realizar seguimientos por la zona y no se trata de dar facilidades a los 'narcos' o a los chivatos de los 'narcos'. Sin son identificados, estarán 'quemados'. Y sin un buen trabajo de información, las redadas no son posibles. De hecho, la intervención de la droga y, en su caso, las detenciones son los últimos pasos de una labor previa de investigación que, de media y dependiendo de la de la plantación, puede prolongarse durante un mes. Mañana más.

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