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Un padre, en busca y captura por no llevar a su hija al colegio en Granada

El fugado y su mujer, también condenada aunque no debe entrar en prisión, alegaron que su hija se había casado por el rito gitano para desentenderse de ella

c. morán y y. huertas

Martes, 28 de marzo 2017, 17:53

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La Audiencia de Granada ha ordenado que las fuerzas de seguridad del Estado busquen, capturen y conduzcan a prisión a un hombre condenado en firme a cinco meses de cárcel por no llevar a la escuela a su hija. El propio tribunal provincial confirmó hace unos meses que el individuo en cuestión había cometido un delito de abandono de los deberes familiares, pero el encausado solicitó que la pena de encierro quedase en suspenso. Sin embargo, la Audiencia denegó la petición y urgió al procesado, que tenía antecedentes penales lo que no favorecía nada su pretensión de eludir la prisión, para que entrase en la cárcel. Eso ocurrió a finales del pasado mes de diciembre de 2016, pero el acusado tomó las de Villadiego y, desde principios de este 2017, está en busca y captura.

Se da la circunstancia de que la pareja del huido también fue condenada por los mismos hechos, pero a ella la Audiencia sí le concedió la suspensión de la pena de presidio.

La provincia andaluza con menos absentismo escolar

  • El caso del padre huido tras ser condenado a entrar en prisión por no llevar a su hija a clase es excepcional, según indicó Rosa Guerrero, la fiscal coordinadora de Menores. «Los casos que acaban en juicio y condena son los más extremos», recordó. De hecho, Granada es la provincia con el índice de absentismo escolar más bajo de toda Andalucía, según las últimas estadísticas. Del total de alumnos censados en el sistema educativo, sólo un 0,19% obligó a poner en marcha los protocolos de asistencia previstos para estas incidencias. Durante el curso pasado, fueron 128.698 los alumnos de segundo ciclo de Infantil, Primaria y Secundaria que estuvieron registrados en la provincia.

Sea como fuere, el caso, que no tiene precedentes, es ejemplarizante. Porque la formación escolar es un derecho, pero también un deber. En España, la educación es obligatoria hasta los 16 años. No hay excusa que sirva para amparar el incumplimiento de ese mandato. Y la responsabilidad es de los padres. Si un chiquillo o un adolescente deja de ir a clase, sus progenitores pueden acabar entre rejas. No es nada habitual, pero en Granada está a punto de ocurrir en cuanto las fuerzas de seguridad localicen a Víctor C., que está en paradero desconocido desde hace unas pocas semanas. Según ha dictaminado la justicia, él y su compañera se desentendieron voluntariamente de la educación de su hija, una adolescente que ahora tiene 17 años, pero que empezó a faltar a clase cuando sólo era una pequeña de doce. Sus ausencias eran cada vez más largas y llegó a un punto en el que ya no aparecía nunca por el aula. Esa anomalía se prolongó durante la friolera de cuatro años, lo que da una idea de la gravedad del caso.

Los responsables del centro educativo, ubicado en una localidad de la provincia, y los servicios sociales se esforzaron al máximo para intentar convencer a los padres de que debían garantizar la formación de la hija, pero no tuvieron éxito.

En este sentido, el asunto llegó a los juzgados, que abrieron una investigación por la presunta comisión de un delito de abandono de los deberes familiares. Las evidencias de la infracción eran tantas que se celebró el correspondiente juicio y cada uno de los integrantes de la pareja fue condenado a cinco meses de cárcel la máxima condena en estos supuestos es de seis meses de reclusión.

No fueron al juicio

Los acusados no estuvieron presentes en la vista oral, pero habían alegado en su descargo que su hija se había casado por el rito gitano y que, en consecuencia, había dejado de depender de ellos. Además, el padre trató de exculparse argumentando que él estaba en prisión y desconocía que la niña no iba al colegio. Pero el juez rechazó la excusa del supuesto matrimonio y concluyó que había pruebas de que el progenitor no estaba entre rejas cuando el absentismo escolar de su hija era ya alarmante. Como la sentencia no era firme, la pareja presentó un recurso ante la Audiencia de Granada, pero el tribunal provincial no encontró ningún motivo para reducir o anular el castigo impuesto por el Juzgado de lo Penal.

Así las cosas, la segunda resolución, que es definitiva, recuerda, entre otros extremos, que los padres ni siquiera acudieron al juicio y concede total credibilidad a los testimonios de los responsables del instituto y de los servicios sociales. «En el presente caso no hay manifestaciones de los acusados en la vista oral, pues no asistieron pese a estar citados en debida forma».

No obstante, agrega el fallo, las declaraciones de los profesores y psicólogos dejaron patente «que se contactó con los padres, madre, sobre todo, y no han tenido colaboración con el centro, pese» a poner en marcha «todos los protocolos» previstos para este tipo de incidencias. La Audiencia precisa que el padre no siempre estaba encarcelado y que tuvo intención de acudir a una reunión con los educadores, pero al final se quedó en la calle y no entró. Respecto a la supuesta boda por el rito gitano, el tribunal dice que ese pretexto es ingenuo, «por cuanto ambos padres se han despreocupado de sus deberes educacionales para con la menor» y todo ello con «independencia de las costumbres de la etnia gitana», recalca la sentencia.

Los padres también tienen que hacer sus deberes. Si no cumplen con ellos, se arriesgan a mucho más que un suspenso: pueden acabar en la cárcel.

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