Edición

Borrar
«El olor es insoportable, el Genil huele a podrido»

«El olor es insoportable, el Genil huele a podrido»

El retraso de un año y medio en las obras de arreglo del cauce y las molestias por olores y mosquitos soliviantan al vecindario del río

Javier F. Barrera

Sábado, 11 de marzo 2017, 01:59

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Jesús apaga la excavadora y el traqueteo que va retumbando desde el punto de la mañana por debajo de los puentes del Genil cuando cruza la ciudad de la Alhambra por el Puente Romano, el Camino de Ronda y la Inmaculada, desaparece. Al igual que lo ha ido haciendo palada a palada, acelerador, freno y vuelta a empezar, el barro del cauce del río Genil. El lodazal va dejando paso al hilillo de agua que según aumentan las horas y días de trabajo, con el acertado manejo de las compuertas y represas que se abren para dejar fluir el río, se convierte en una lámina líquida que corre y se asemeja a un enorme espejo gris que rebota el cielo que cae sobre la ciudad.

Jesús trabaja para la empresa concesionaria del servicio de limpieza del cauce del río Genil a su paso por la ciudad de Granada, un servicio que, por convenio con el Ayuntamiento, es responsabilidad de Emasagra. El problema es que el cauce del río Genil se ha convertido con el paso de los años en un nido de detritus, originados por la cantidad de basura y materiales que se vierten de forma completamente ilegal y por las consecuencias que genera, que se traducen, con la explosión de la primavera y los rigores del verano, en nubes incontrolables de mosquitos que crecen en el lodazal del fondo del río y en unos malos olores realmente insoportables.

Lo denuncian los vecinos de forma continua cuando se producen estos efectos con la llegada de las altas temperaturas y lo confirman en los negocios de la Ribera del Genil, donde los testimonios se resumen en uno solo porque todos coinciden en la misma experiencia: «En verano el olor es insoportable. El río huele a podrido. Y, además, todo se llena de mosquitos. Es completamente desagradable», confirman en la terraza del bar Melero, en la esquina de las calles Doctor Alejandro Otero y Mozart. El consenso es básico y compartido. Tampoco es el único. Tres operarios que trabajan en el alcantarillado al otro lado del río, en la calle Los Juncos, coinciden en la misma idea y aportan un dato: «Ahora están limpiando. Ya toca. Están abriendo las compuertas y corre el agua. Pero te aseguro que mantener limpio un río es muy complicado». Complicado, es. Pero también es caro.

Meses de retrasos

La compleja situación de la limpieza del Genil no ha pasado desapercibida a sus responsables, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG)y el propio Gobierno. Hasta el punto de que ni cortos perezosos, presentaron en septiembre de 2015, hace ya dieciocho meses, un plan para invertirá 3,5 millones de euros para eliminar los mosquitos en el Genil. La idea incluía que la Confederación del Guadalquivir cambiaría las tomas de agua para riego y evitaría de esta forma los problemas de salubridad que ocasiona el agua embalsada en el cauce a su paso por la ciudad.

Pero, esta intervención, pese a ser presentada a bombo y platillo con mapas, cartelería y la presencia de los máximos responsables en la ciudad venidos par ala ocasión, ni siquiera se ha licitado todavía. La CHG, consultada por este periódico por el retraso acumulado para el inicio de esta obra, responde que «se va a iniciar próximamente el procedimiento de licitación de actuación. El retraso ha venido motivado por el cierre prematuro del presupuesto de la administración general del Estado en el año 2016, que se produjo en el mes de julio». Preguntados directamente por la fecha de la licitación, su respuesta fue:«La licitación se va a iniciar en el primer semestre del año».

«Los vecinos se quejan, y mucho»

El concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, Miguel Ángel Fernández Madrid, es bien consciente de los problemas que se generan en torno al río Genil. Explica que «hay consignados cada año 250.000 euros para la limpieza del río, en un servicio que presta Emasagra desde hace casi una década». Explica que por un lado «está el servicio de la barca, que es la que en la temporada de verano retira lo que llaman flotantes, es decir, toda la basura que va quedando en la superficie del agua y que con la descomposición causa los malos olores». Esta barca con sus operarios es la que también limpia la superficie de la capa de mugre que presenta, que es donde nacen los mosquitos. Todo esto, ocurre durante el verano. En invierno, prosigue, «cuando acaba el regadío, por esta época de febrero, se abren las compuertas por encima de Puente Verde, se acomete la limpieza de los lodos, a la altura de la Inmaculada, que es donde hay más pendiente». El proceso es complicado. «Estos días atrás se han estado montando las rampas para que entren las máquinas excavadora y los camiones, donde se cargan los lodos que van recogiendo las excavadoras y lo que hay acumulado, porque hay cantos, piedras y hasta electrodomésticos».

Cuando todo está seco, «se lleva a un punto limpio y les entregan un certificado a la empresa concesionaria del servicio que, a su vez, nos lo entregan a nosotros». Además, «les hemos informado de que, cuando llegamos al equipo de gobierno, en verano, el Defensor del Ciudadano acumulaba ya un montón de quejas de los vecinos por los mosquitos, los olores y demás». Incluso, termina, en la junta municipal de distrito de Ronda «salió el tema de que había de todo, hasta colchones y todo lo que uno se pueda imaginar».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios