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Javier F. Barrera
Jueves, 2 de marzo 2017, 01:47
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Era cuestión de tiempo. Ha terminado el largo puente del Día de Andalucía y, al volver a la rutina diaria, Granada se ha despertado con la desaparición de la placa dedicada al músico punk británico Joe Strummer, líder de la banda The Clash, icónico compositor de la canción Spanish Bombs que retrata a García Lorca o a la Guerra Civil y que se convirtió en el himno de una generación y, en fin, productor musical del resucitado grupo granadino 091. Es decir, que merecer, la placa y la plaza con su nombre, se la merece.
Era cuestión de tiempo que la placa del mítico músico, icono punk y granaíno confeso y converso volara. Ha sido este pasado fin de semana, y con calma, el ladrón ha desatornillado los cuatro profundos tornillos que unían la placa de cerámica de Fajalauza al murete que circunda la placeta que lleva su nombre, un lugar alojado en la barriga que forma la curva de 360 grados en la Cuesta de Escoriaza para acceder al Realejo.
Era cuestión de tiempo que la placa se convirtiera en objeto de deseo, en pieza de coleccionista. De igual forma que los músicos más célebres de los años ochenta van abiéndose paso en las calles y plazas de las ciudades, también se pone de moda llevárselas a casa. Los fans es lo que tienen.
Era cuestión de tiempo que ocurriera con el más que famoso bulevar dedicado a Joey Ramone en Nueva York , cuya placa ha tenido que ser puesta a la altura de la bombilla de la farola para que fuera prácticamente inaccesible.
Era, también, cuestión de tiempo que ocurriera como la no menos famosa placa que Leganés tiene dedicada a AC/DC, hasta el punto que decidieron olvidarse de los tornillos y pegarla directamente con cemento armado. También, y no es por ponernos cursis, han robado la calle de los Scorpions.
El Ayuntamiento, consciente ahora de la desaparición de la placa de Joe Strummer, ha hecho lo que hay que hacer: encargar una nueva. De forma que en cuestión de días, la placa volverá a su sitio. En las redes sociales, no pierden ocasión, y piden que al igual que cuando se inauguró, se aproveche para hacer un concierto y rendir homenaje al bueno de Joe Strummer.
Tampoco sería mala idea que sirviera de homenaje a su íntimo amigo, el gran Jesús Arias, que, cuando terminó el homenaje aquel 20 de mayo de 2013, preparado para la inauguración de la plaza de Joe Strummer, se fue ya de noche a sentarse en el murete y recordar viejos tiempos mientras caía una fina capa de lluvia.
Ahora, los dos estarán juntos en algún bar del otro mundo. Y alguien tendrá en su casa la estúpida victoria de habernos robado a todos un trozo de nuestra vida, de nuestra juventud, de nuestra generación. Porque la plaza de Joe Strummer es de todos los que tuvieron la idea, y aquella página en Facebook que canalizó el multitudinario apoyo a una causa justa para un buen tipo que lelvó el nombre de Granada por todo el mundo y que logró la mayor campaña de publicidad de la historia de la ciudad al ser publicada la noticia por los medios de comunicación más importantes del mundo, desde la todopoderosa BBC hasta la revista Rolling Stone.
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