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Miguel Mira posa junto a un cartel de Coca-Cola, la compañía a la que ha dedicado toda su vida profesional.
«De niño me gustaba mojarme en las fuentes de la Alhambra; me apunto la idea de hacer un anuncio de Coca-Cola allí»

«De niño me gustaba mojarme en las fuentes de la Alhambra; me apunto la idea de hacer un anuncio de Coca-Cola allí»

director de Coca-Cola para el sur de México

Carlos Morán

Martes, 4 de octubre 2016, 01:36

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Siendo niño, Miguel Mira Prieto-Moreno (Madrid, 1972) disfrutó del monumental -y nunca mejor dicho- privilegio de jugar con el agua que brincaba en las fuentes de la Alhambra. El parque de su infancia fue la fortaleza nazarí. El pequeño Miguel creció a la sombra de una maravilla mundial. La explicación está en su árbol genealógico. Su abuelo, el granadino Francisco Prieto-Moreno, ocupó, entre otros cargos, el de arquitecto conservador de la Alhambra. Él fue el autor de una serie de reformas en el 'Castillo Rojo' y, ya fuera del conjunto patrimonio de la humanidad, intervino en la Capilla Real y proyectó el añorado cine Aliatar. Es decir, que dejó su huella en los sitios más señeros de su ciudad natal...

Pero estas páginas son para el nieto, así que hay que volver junto a Miguel, el chaval que se divertía jugando al 'correquetepillo' con las salpicaduras de los surtidores de la Alhambra. Lo curioso del asunto es que aquel mozalbete acabaría ganándose la vida con el agua... carbonatada. Antes de licenciarse en dirección de Empresas en Madrid y Burdeos (Francia), entró a trabajar como becario en Coca-Cola España y ya jamás abandonaría la compañía.

Casado y padre de dos hijos, los responsables de la multinacional lo han elegido ahora para dirigir Coca-Cola en la región sur de México, un gigante con una plantilla de 43.500 empleados que atiende a un mercado potencial de 65 millones de personas.

Él asegura en esta entrevista que afronta el reto con sosiego y «humildad». La única 'pega' es que no podrá volver a Granada, la tierra de sus padres, con la asiduidad que lo hacía cuando residía en Madrid. Porque Miguel Mira, aunque vino al mundo en la capital de España, es más 'granaíno' que Puerta Real o la silueta del Veleta. Y, además, se 'bautizó' unas cuantas veces con el agua de la Alhambra.

Habla vía telefónica desde Madrid. Esta recogiendo sus cosas para volver a su despacho en México Distrito Federal, una atalaya que mira a un bosque «espectacular», describe.

Antes de nada, una cuestión fácil, ¿sería usted tan amable de desvelar ese gran misterio global que es la fórmula de la Coca-Cola?

Mucho trabajo y mucho esfuerzo, ja, ja, ja.

Muy hábil, pero me refería a la composición de la Coca-Cola, la receta que dicen que guardan bajo siete llaves en una caja fuerte en Atlanta, la ciudad estadounidense donde está sede central de la compañía.

La fórmula de la Coca-Cola sólo la conocen dos personas en el mundo para asegurar que tenga continuidad y permanencia... Y, sí, dentro del mundo este de los secretos industriales, es parte de nuestro negocio y algo que tenemos que preservar, claro.

Bueno, comprenderá que como periodista tenía que intentarlo...

Me parece muy bien. Y dice mucho de ti que lo hayas intentado, ja, ja.

Pues gracias. Vamos ya con lo que sí se puede contar. En su caso, es muy interesante tratar de saber a dónde va, pero, cuando se conoce de dónde viene, es imposible resistirse a la tentación de indagar en su pasado. Su abuelo, Francisco Prieto-Moreno fue, entre otras cosas, arquitecto conservador de la Alhambra.

Sí, mi abuelo fue arquitecto conservador de la Alhambra. Tengo grandes recuerdos de los años que coincidí con él allí. También lo recuerdo en la Punta de la Mona, que fue donde pasó su última etapa. Y, además, guardo recuerdos maravillosos de mis veraneos en La Zubia, con las hermanas de mi abuelo.

Supongo que la Alhambra no tendrá secretos para usted.

Pues mira, no conozco la Alhambra tan bien como me gustaría. Pero tuve la suerte de disfrutarla de niño...

¿Qué hacía?

Me gustaba mojarme en las fuentes de la Alhambra. Era lo que más me maravillaba: sus fuentes y el sonido del agua. Ahora que lo veo en mis hijos, entiendo el poder de atracción que tiene el agua. Luego he vuelto muchas veces. Intento visitar la Alhambra al menos una vez al año. Mi rincón favorito es el Patio de los Leones. Por Granada paso muchas veces camino de la playa, de Punta de la Mona. Cada vez que puedo, me escapo allí. En La Herradura he encontrado todo lo que no me ofrecía Madrid -que era su lugar de trabajo antes de ser destinado a México-: el mar, la tranquilidad, la naturaleza, los amigos... Para mí, la Punta de la Mona es un paraíso.

Ya entiendo por qué se define como un granadino de adopción y de convicción.

Sí. Aunque he vivido en Madrid, siempre ha sido más importante lo que me ofrecía y me ofrece Granada. Mis vínculos con Granada me pueden. Es mi pasión. Si puedo, esquío en Sierra Nevada, me pierdo en la Alhambra o me escapo a la Punta de la Mona. Lo digo sin tapujos: llevo a Granada muy metida en mi corazón.

Pues ahora lo va tener un poco más complicado para hacer esas escapadas, ¿no?

Eres cruel, ja, ja, ja. Lógicamente tendré que ir menos a Granada, pero tengo el firme propósito de proteger mis veranos ahí. Tendré que organizarme de forma distinta, pero Granada y La Herradura van a seguir siendo parte de mi vida.

¿Cómo entró en Coca-Cola?

Pues entré como becario. Estaba estudiando en la Universidad y tuve la oportunidad de hacer entrevistas con distintas empresas. Entonces me surgió la oportunidad de entrar en Coca-Cola y acepté. A partir de ahí, mi vida ha estado vinculada a Coca-Cola, han ido de la mano.

¿Qué le dieron allí que ya no quiso irse?

Profesionalmente, siempre he encontrado la oportunidad de aprender y de crecer. He tenido continuos retos. Durante mis 23 años en Coca-Cola, nunca me he aburrido. Y aparte de eso, he encontrado un universo de gente fantástica. Siempre he disfrutado trabajando.

Acaba de ser nombrado director general de la compañía para la región sur de México, que es el segundo mercado en volumen de ventas del mundo...

Sí, sí, así es. La región sur representa el 50% del volumen total de México. Estamos hablando de una población de 65 millones de habitantes. Eso equivale a algo más de tres veces el volumen de mercado de España. Además, Coca-Cola tiene sólo en la región sur a unos 43.500 empleados, entre la compañía y el embotellador. Eso la convierte en uno de los principales empleadores del país. Es un reto enorme.

¿No le da vértigo?

La verdad es que no. Esos números me dan mucho respeto y me los tomo con muchísima humildad. Una vez superada la impresión inicial del tamaño, lo que marca las diferencias en esto son las personas. Y tenemos la suerte de contar con uno de los embotelladores más relevantes y con una capacidad de llegar al mercado increíble... Esto es hacer lo que me gusta: trabajar y tratar de ayudar para que este negocio siga creciendo.

¿Qué cualidades hay que tener para alcanzar un puesto como el suyo?

En mi caso, una sería la persistencia y el compromiso con el negocio. También, como decía antes, hay que ser muy humilde y tener mucho respeto. En este negocio hay gente que sabe mucho.

¿Cómo es su jornada de trabajo?

Empiezo muy temprano. Eso me ha costado mucho. Empiezo a las seis de la mañana. A las siete y cuarto dejo a los niños en el autobús del colegio, luego me tomó un café y a las ocho ya estoy en la oficina a pleno rendimiento. Las jornadas de trabajo son muy intensas, con bastantes reuniones. Les gustan mucho las reuniones, más que a nosotros en España.

¿Y qué hace en su tiempo libre?

Me encanta que me hagas esa pregunta. He conseguido ya jugar en un equipo de fútbol, que es mi gran afición mientras mi cuerpo me lo permita. Normalmente juego atrás, de central.

¿Sigue al Granada CF?

Tengo dos equipos, el Madrid y el Granada, y he conseguido que mis hijos lo mantengan.

¿Aguantará el Granada en Primera?

Estoy seguro.

¿Es tan fiero como lo pintan el mundo de los altos ejecutivos?

Yo creo que no. Eso es muy de película. El alto ejecutivo, tal y como yo lo veo, tiene que ser uno más, un facilitador del trabajo equipo. Siempre digo que mi éxito depende únicamente de mi equipo. Soy yo el que trabaja para ellos.

¿Qué tiene Coca-Cola que no tengan otros refrescos?

La marca, la pasión y la relación que establece la marca. Coca-Cola nos ha acompañado a muchas generaciones, ha tenido la capacidad de seguir llegando año tras año. Es injusto que te comparen con otros sectores muy jóvenes, como el tecnológico. Coca-Cola tiene 130 años de vida y siempre ha seguido conectando generación tras generación.

Veremos a ver dónde están algunas 'tecnológicas' dentro de 130 años...

Los has dicho tú, ja, ja, ja... De lo que sí estoy seguro es de que dentro 130 años Coca-Cola seguirá estando ahí.

Por acabar por el principio, ¿cómo vendería la Alhambra usted que es experto en marketing?

Vendería el sonido del agua.

Por cierto, ¿no se ha planteado alguna vez Coca-Cola hacer un anuncio en la Alhambra?

Que yo sepa, no. Pero la idea me la apunto.

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