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La boina contaminante es perfectamente perceptible estos días desde las afueras de Granada.
La polución se posa sobre Granada

La polución se posa sobre Granada

Los niveles de agua almacenada siguen bajando y ahora mismo los pantanos se encuentran ya al 45% de su capacidad

Jorge Pastor

Sábado, 10 de septiembre 2016, 00:42

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Entre las múltiples consecuencias de que no llueva, haga mucho calor y apenas se mueva el aire, hay una perfectamente perceptible a simple vista. Mire hacia el cielo de Granada y comprobará que ahí arriba, sobre su cabeza, hay una especie de neblina que 'nunca' se disipa. Se trata de una boina de contaminación que, por lo pronto, afecta de manera negativa al oxígeno que entra en nuestros pulmones. No es la primera vez que ocurre en Granada y en otras ciudades como Madrid, donde el Ayuntamiento ha tenido que establecer medidas restrictivas al tráfico varias veces en los últimos años porque las tasas de polución superaban los niveles recomendables por la legislación y la Organización Mundial de la Salud (OMS). A tenor de los informes que realiza la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, la situación ahora mismo es preocupante. Pero en la medida que perdure el anticiclón y se prolongue la falta de precipitaciones, la coyuntura sí se puede tornar alarmante.

Los datos que publica la Consejería, que cuenta con dos estaciones en la capital para medir cuánta suciedad hay en la atmósfera y otra en el Área Metropolitana, evidencian una evolución 'a peor'. En las dos primeras, ubicadas en Granada Norte y en el Palacio de Congresos, la calidad del aire es 'mala' y 'muy mala', respectivamente, mientras que en la Ciudad Deportiva de Armilla la calificación es 'mala'. Y lo es porque las concentraciones de partículas en suspensión se hallan en tasas demasiado elevadas.

Efectos nocivos

Y es que al respirar inhalamos gases, vapores y partículas. En función del diámetro que tengan estas últimas, pueden quedarse en la garganta, los pulmones o los alveolos -cuanto más pequeñas sean, más lejos penetran dentro de nuestro cuerpo-. En zonas urbanas, como Granada, se generan fundamentalmente por la combustión de los motores, pero también por el roce de las ruedas en el pavimento. En otros casos su origen es natural, como la intrusión de polvo africano, o por otras actividades humanas como las obras públicas o la construcción. Los efectos se hacen más patentes en periodo de sequía como los que estamos viviendo. También afectan al balance de la radiación terrestre.

Y es que, aunque el abastecimiento se está desarrollando sin problemas, lo cierto estamos inmersos en un periodo muy seco que ha reducido embalses como el de Canales hasta el 43,75%. Según las estadísticas que maneja Emasagra, la empresa que gestiona el suministro en la capital y en catorce municipios del Cinturón, los 332,70 litros computados en el ejercicio hidrológico 2015-2016 suponen el undécimo registro más bajo desde 1960.

Las previsiones para lo que queda de semana anticipan cielos despejados y temperaturas máximas superiores a los treinta grados. Es bastante probable, por tanto, que los pantanos continúen bajando y nos situemos cerca ya de la barrera psicológica del cuarenta por ciento. Lo habitual es que, a estas alturas, se pierdan entre diez y quince hectómetros cúbicos semanales. Ahora mismo hay embalsados 464 hectómetros cúbicos respecto a una capacidad total de 1.021 hectómetros cúbicos (45).

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir establece cuatro estadios de 'alarma' en función de la disponibilidad de agua. Estos son 'normalidad', 'prealerta', 'alerta' y 'emergencia'. El sistema Quéntar-Canales, del que se nutre de forma primaria la ciudad granadina y varias localidades del entorno, está en el primero de estos escalones, en 'normalidad', al igual que el de Bermejales. El panorama es bien distinto en la Hoya de Guadix, en 'prealerta', y en la zona Cubillas-Colomera, en 'alerta'. En estos últimos casos se garantiza el abastecimiento urbano, pero sí se reducen las dotaciones para riego. Habrá que esperar a la pluviometría de estos próximos meses.

Desde entidades como la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ya advierten de que la «extrema sequía» está teniendo unas «consecuencias nefastas para todos los cultivos de secano y la ganadería extensiva y semiextensiva» de Granada. La UPA dice que la zona norte es la más afectada, aunque la incidencia es generalizada en todo el territorio provincial. En el caso de la agricultura, las plantaciones más afectadas son las herbáceas -cereales de invierno y leguminosas-. La UPA estima unas pérdidas equivalentes al cien por cien de la cosecha.

Reses sin pastos

«Del mismo modo -señalan desde la UPA- el sector ganadero se está viendo muy afectado». «Las reses no disponen de pastos, lo que obliga a que los profesionales tengan que aportar alimentos concentrados en sus explotaciones mediante la compra de grano». La organización agraria asegura que la situación más grave es la del caprino ya que, además del incremento de costes debido a la falta de forraje, los ganaderos tienen que soportar la depreciación de la leche, que se ha vendido este año por debajo de los sesenta céntimos.

El secretario general de UPA en Granada, Nicolás Chica, considera que se deben abordar una serie de «medidas urgentes y a corto plazo». «De igual forma -afirma Chica- creemos que es el momento de diseñar herramientas y estrategias que ayuden a mitigar los daños presentes y futuros causados por la escasez de lluvia». Entre las propuestas que realiza la UPA, cabe destacar el adelanto de las ayudas de la PAC y la firma de un convenio con las entidades financieras para que el abono de la subvención se produzca al solicitarlo sin coste adicional para el peticionario.

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