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c. rodríguez
Sábado, 3 de septiembre 2016, 23:37
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El carpetazo definitivo al llamado recinto de ocio de la ciudad, popularmente conocido como botellódromo, se dio el jueves a primera hora de la mañana. Se hizo con un vallado que, aunque el alcalde, Paco Cuenca, calificó como «simbólico y disuasorio», significaba mucho más. Como él mismo Cuenca apuntó después, con este punto y final se cierra una «etapa negra». Una década en la que Granada ha estado en el punto de mira por ser la ciudad del botellón y la única del país que mantenía un recinto de estas características. A la despedida «institucional» del espacio no faltó casi nadie. Y el alcalde estuvo arropado por representantes de todos los grupos municipales del Consistorio. No en vano, uno de los aspectos que más se destacó en el cierre fue el «consenso y el acuerdo» con el que se ha llevado todo este proceso de defunción del botellódromo que comenzó en el mes de marzo.
Tampoco faltaron los vecinos, impulsores de esta lucha y a los que tanto Cuenca como otros representantes municipales, como Manuel Olivares de Ciudadanos, agradecieron la paciencia y la lucha llevada a cabo durante todo este tiempo. «Esta batalla la habéis ganado vosotros», declaró el primer edil.
Precisamente, los vecinos también tienen preparada una despedida especial. Será el 8 de septiembre en la calle María Moliner, justo detrás de la piscina municipal con un «acto de despedida» con el que quieren contar su experiencia y agradecer la ayuda recibida. «Será algo sencillo en el que contaremos nuestra historia y con el que esperamos el futuro», apuntó Manuel Romero.
Nueva vida del botellódromo
Es esa tarea, la de buscar un nuevo uso al espacio de 9.400 metros cuadrados, en la que está enfrascada la concejal de Movilidad y Seguridad, Raquel Ruz. Por el momento, el espacio que está vallado parcial y temporalmente lo gana la ciudad y los vecinos de la zona ya han hecho una propuesta al Ayuntamiento para que tengan en consideración sus peticiones. Concretamente ellos, que han sufrido durante estos años el botellón a pie de puerta, reclaman un intercambiador de autobuses. Una especie de plataforma que favorezca la movilidad de autobuses metropolitanos o de otro tipo, además, de crear un recinto útil para los residentes de la zona con, por ejemplo, aparatos deportivos.
En cualquier caso, Paco Cuenca apuntó que «el vallado indica que está cerrado el botellódromo», pero que el espacio está «en una parte abierto por si un grupo de jóvenes o no jóvenes quiere venir a echar un rato de deporte, a patinar o a sentarse un rato por la tarde».
Además del nuevo uso del espacio, el Ayuntamiento tiene pendiente crear un plan de ocio alternativo potente para atraer a los jóvenes que lleguen a partir del 1 de octubre y, desde hoy, empezará a elaborar el eje educativo que enmarca este cierre del botellódromo. «Será una de las comisiones más importantes porque en ella se trabajará la concienciación de los jóvenes en todas las etapas educativas», detalló el edil, para lo que se contará con ayuda de la Universidad, colectivos educativos y los centros escolares .
A partir de ahora, el principal objetivo será luchar para que botellón no se extienda por la ciudad, algo para lo que el Partido Popular pide especial atención y para lo que el equipo de gobierno ha destinado un dispositivo policial de medio centenar de agentes locales, nacionales y de la Policía Autonómica que se afanarán en aplicar la ordenanza de la convivencia y de que el alcohol desaparezca de las calles definitivamente.
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