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De espaldas, uno de los funcionarios agredido esta semana en la cárcel de Albolote y, de frente, un sindicalista de la prisión.
«El preso me agredió y amenazó, nos engañó para bajar a la enfermería»

«El preso me agredió y amenazó, nos engañó para bajar a la enfermería»

Habla uno de los funcionarios de prisiones agredido en la cárcel de Albolote | La prisión ha vivido una 'semana negra' con un enfermero y cuatro funcionarios pateados, así como un preso que perdió el ojo en una reyerta

j.r.v.

Viernes, 1 de julio 2016, 00:25

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Los funcionarios de prisiones han bautizado como 'semana negra' los cinco días comprendidos entre el pasado lunes y hoy viernes. No es para menos. Los trabajadores de la cárcel de Albolote en contacto con la población reclusa han sufrido dos agresiones, sin contar la reyerta mantenida entre dos presos que se saldó con la pérdida del ojo de uno de ellos.

Manolo es el nombre ficticio, porque prefiere no identificarse para preservar su seguridad, de uno de los funcionarios agredidos esta semana en el penal de Albolote. «Un interno del módulo de aislamiento nos engañó simulando un problema de salud para poder bajar a la enfermería. Cuando nos percatamos, el preso comenzó a ponerse agresivo en la camilla. A un compañero le dio una patada en las costillas, yo recibí otra y después se puso a lanzar amenazas de muerte», comenta este funcionario.

El reo estaba ingresado en el módulo de aislamiento por su agresividad. Un espacio de la penitenciario donde hay celdas preparadas para 25 internos. Allí van los más conflictivos, aquellos protagonistas de reyertas con otros presos o los incapaces de adaptarse al régimen penitenciario. Este reo cumple condena por un delito contra la salud pública y por otros relacionados con hechos violentos.

«En general no nos tomamos estas amenazas en serio, pero este preso es muy agresivo. A veces tienes miedo, porque este hombre tiene gente en la calle, pero tampoco podemos vivir con esa angustia», explica Manolo, quien suma ya muchos años como funcionario de Instituciones Penitenciarias.

Corpulento y agresivo

La agresión sufrida por este trabajador también la vivieron en vivo y en directo otros tres colegas más que acompañaron a este reo a la enfermería. La norma establece que cuando un preso en régimen de aislamiento baja a la enfermería hay obligación de que vaya custodiado por tres o cuatro funcionarios para evitar problemas. En esta ocasión hicieron falta los cuatro funcionarios para reducir al autor de la agresión. La corpulencia de este interno y la agresividad mostrada hubieran justificado perfectamente la presencia de más trabajadores allí.

El mismo agresor ya era conocido por dos episodios violentos anteriores en esta prisión. En uno de ellos, la emprendió a golpes con un enfermero y en otro le rompió cuatro dientes a otro preso tras propinarle una patada en la boca. Por tanto, su currículo era ya bastante conocido por los funcionarios cuando lo trasladaron a la enfermería en una camilla tras sacarlo de la celda donde cumple condena.

«Es un preso muy conflictivo y ellos se aprovechan muchas veces de la escasez de funcionarios existente, por eso no se puede tener la cárcel bajo mínimos de personal porque corremos un riesgo excesivo en muchas ocasiones». En el módulo de aislamiento, los reos están sometidos a un régimen disciplinario bastante estricto y todos sus movimientos, cuando salen de sus celdas, son examinados con lupa.

El mismo día de esa agresión, pero en horario de mañana, un enfermero también sufrió los golpes de un interno. Y al día siguiente, la reyerta entre dos internos se saldó con un herido que perdió el ojo, después de que su agresor le clavara un palo astillado en el globo ocular. «Hemos hablado de 'semana negra' porque no es normal tanto incidente en tan corto espacio de tiempo. Estamos sufriendo las consecuencias de no tener suficiente personal para controlar mejor este tipo de incidentes», apostilla este funcionario.

La prisión de Albolote acoge en estos momentos a más de 1.400 internos, entre ellos, hay seis yihadistas y, al menos, una decena de etarras, sin olvidar a la exalcaldesa de Marbella, implicada en el caso Malaya, Marisol Yagüe. Los reos más agresivos, los más peligrosos, están en el módulo de aislamiento, donde permanece el preso que agredió a Manolo.

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