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Paco Cuenca, en su primera campaña electoral a las municipales en 2011.
El paciente viaje desde La Chana hasta la Plaza del Carmen

El paciente viaje desde La Chana hasta la Plaza del Carmen

Cuando Paco Cuenca estudiaba en el Instituto Juan XXIII de su barrio, los compañeros de clase empezaron a llamarle 'el alcalde' por su capacidad para liderar las movidas estudiantiles. El pasado jueves esa profecía se convirtió en realidad

Carlos Morán

Domingo, 8 de mayo 2016, 01:00

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Cuando Paco Cuenca Rodríguez (Granada, 1969) estudiaba en el extinto Bachillerato Unificado Polivalente, el BUP, en el Instituto Juan XXIII de La Chana, su barrio, los compañeros de clase empezaron a llamarle el alcalde por su capacidad para liderar las movidas estudiantiles. «Decían que acabaría siendo el alcalde de Granada. Yo no conocía esa anécdota. Me la contó el otro día uno de sus profesores de entonces», recuerda Miguel Ángel Fernández Madrid, amigo de infancia y juventud de Paco, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de la capital y, por tanto, miembro del nuevo equipo de gobierno de la ciudad.

Pinceladas

  • Formación Es diplomado en Educación Física por la UGR y profesor por oposiciones en excedencia.

  • Aficiones Le encanta escuchar a Radiohead y a los lojeños Lori Meyers. Asiste con cierta regularidad a conciertos en directo. Lee a García Márquez y Alice Munro. Es del Granada CF.

  • Un detalle Suele moverse por la ciudad caminando

El caso es que aquellos alumnos del Juan XXIII de la década de los ochenta del siglo pasado han acabado acertando:el sobrino de Juan Cuenca, un activo sindicalista en los tiempos de la Transición, es desde ayer el regidor de Granada.

Aunque antes de entrar en el Consistorio ya había sido designado por el PSOEpartido al que se afilió con 23 años para ejercer diversos cargos públicos, ha sido en el Ayuntamiento donde ha dejado atrás la adolescencia política, con todo lo que eso significa. No ha sido un proceso fácil. Ninguna transformación lo es, pero es que, además, tuvo que hacerlo forzado por unas circunstancias que le resultaron muy dolorosas. En este sentido, las personas consultadas para elaborar este retrato coinciden en que le afectó singularmente el empeño del PP en involucrar a su mujer, «una persona ajena a la política», en el llamado caso Mercamed, un expediente judicial por el que se van a sentar en el banquillo de los acusados el exvicepresidente de la Diputación Provincial, Julio Bernardo, y once personas más.

Durante cuatro años, la compañera de Cuenca con la que, por cierto, contrajo matrimonio recientemente tras convivir durante años como pareja de hecho estuvo bajo sospecha e imputada y el PP se encargaba de recordárselo con cierta frecuencia. Ese asunto estuvo a punto de acabar con la carrera política del hoy alcalde de Granada, pero, según varias fuentes, a él no era eso lo que le preocupaba. Lo que de verdad le amargaba era que su esposa, con la que tiene dos hijos, se hubiera convertido en la víctima de un pimpampum político que no iba con ella. «Es que a la mujer de Paco le rompieron la vida. Así de claro. Tuvo que dejar de trabajar», indica Fernández Madrid.

Fue en esa época cuando Cuenca, según recuerda un compañero que lo trató mucho entonces, se vio obligado a asomarse al lado oscuro de la política, ese en el que vuelan los puñales y germinan las traiciones, y decidió que no habría revancha. Sabía que el verdadero objetivo era él el PP aprobó su reprobación en el pleno, una decisión que luego revocó la justicia, pero no iría a buscar munición a las cloacas. En otras palabras, que alcanzó la madurez política.

Cuando finalmente decayó la acusación contra su mujer algo que ocurrió en enero de este año, Cuenca zanjó el tema con una sola rueda de prensa en la que lamentó el calvario que había pasado su compañera y dijo estar convencido de que los que habían impulsado los ataques no se excusarían. Y acertó. No hubo disculpas. Pero Cuenca ya era otro. «Aparte de madurar, salió fortalecido, porque es de los que se crecen en las dificultades», señala una amiga del nuevo alcalde a este periódico.

Le ha cambiado la voz

Un periodista que también comparte la teoría de que han sido los sabores y los sinsabores de la vida municipal los que han curtido de verdad a Cuenca, recuerda con buen humor que incluso su voz, un tanto aflautada cuando llegó al Ayuntamiento, ha ganado en gravedad. «Parece que los disgustos le han tensado las cuerdas vocales», indica el informador.

¿Pero tuvo alguna vez Cuenca la tentación de arrojar la toalla, porque, aparte de lo de su mujer, sus resultados electorales no fueron espectaculares? Hay quien dice que sí y que, además, algunos correligionarios se frotaron las manos ante esa posibilidad. En cambio, la mayoría de los consultados aseguran que no, que Paco es un hombre paciente, uno de esos tipos que saben esperar, y que cuando entró en el Ayuntamiento no lo hizo para estar siempre en la oposición. «Es constante, eso es cierto», afirma un compañero que no es particularmente cuenquista.

A pesar de que su relación con Teresa Jiménez, su mentora y la máxima dirigente del PSOE provincial, se ha enfriado un tanto en los últimos tiempos, Cuenca no tiene enemigos acérrimos en su partido que, como todo el mundo sabe, suelen ser los peores. Es decir, que no tendrá que estar preocupado mirando a su espalda, algo que debe resultar muy incómodo si se es alcalde de una ciudad de 240.000 habitantes.

De todas formas, bastante tiene con lo que tiene. Gobernar Granada con ocho concejales y en un aparente cuatripartito, obligará a Cuenca a negociar a cada paso. Yenfrente estarán los once concejales del PP... Piensan algunos que hay potros de tortura más cómodos.

En esas circunstancias, ¿qué sentirá ahora Paco Cuenca: vértigo, miedo...? «Responsabilidad, mucha responsabilidad. Es perfectamente consciente de que la situación que le ha tocado gestionar es complicada», enfatiza Fernández Madrid.

En cualquier caso, si en algún momento le asaltan las dudas que ocurrirá, porque es algo muy humano, siempre podrá echar la vista atrás y recordar que sus compañeros de instituto en La Chana ya pronosticaron que llegaría a ser alcalde de Granada. Y ahí está.

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