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Las cuevas junto a la Alhambra se encuentran tras sobrepasar la Fuente del Avellano y se aprecian a la perfección desde la Abadía del Sacromonte.
Granada tiene ya seis grandes zonas de cuevas ocupadas ilegalmente y sin control

Granada tiene ya seis grandes zonas de cuevas ocupadas ilegalmente y sin control

Están repartidas por toda la superficie declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Albaicín, Sacromonte y también la Alhambra

Javier F. Barrera

Martes, 22 de marzo 2016, 02:07

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Las cuevas de Granada y su evolución como asentamientos 'okupados' se han convertido en un agujero negro completamente descontrolado. «Granada está minada». Así se refieren a la proliferación desorbitada de cuevas por doquier los vecinos de los barrios afectados: Albaicín, Sacromonte y Barranco del Abogado. «La ciudad parece un queso gruyer llena de agujeros», ratifica la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada, Isabel Nieto. «No son cuevas sanas», explica desde el Sacromonte Juan Güeto, para indicar que están mal construidas. «No sabemos quiénes viven dentro», aporta Dolores Fandila, del Barranco del Abogado, que pide control del personal para vivir tranquilos. «El ambiente en el Albaicín se está enrareciendo. La bronca está haciéndose un hueco en nuestra tranquilidad», aporta Lola Boloix desde el Albaicín.

La ciudad de Granada tiene ya seis grandes zonas de cuevas ocupadas ilegalmente y sin control. Están repartidas por toda la superficie declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Albaicín, Sacromonte y también la Alhambra. Es uno de los principales problemas para acometer una intervención. Se encuentran repartidas en terrenos municipales, en fincas privadas y en terrenos de la Alhambra. Y en prácticamente todos los casos, dentro del perímetro declarado Patrimonio de la Humanidad de Unesco.

Por si el grado de protección no fuera ya de por sí máximo, también son zonas declaradas por la Junta de Andalucía como de «interés arqueológico», con lo que cualquier actuación, además, debe estar obligatoriamente aprobada por la Consejería de Cultura. Un rompecabezas prácticamente diabólico, un laberinto burocrático donde es más sencillo tomar café con el Minotauro que lograr una intervención social y urbanística que ponga la primera piedra para solucionar la proliferación desorbitada y descontrolada de cuevas por la geografía de la ciudad de Granada.

Un buen ejemplo fue el intento de desalojo por la fuerza acometido en San Miguel Alto, del que en este mes de marzo se cumplen dos años. El Ayuntamiento de Granada logró certificar entonces que de las 64 cuevas existentes en la ladera que cae desde la ermita hacia el Albaicín, 57 eran propiedad del Ayuntamiento de Granada y solo siete resultaban tener propietarios privados. El alcalde envió a sus antidisturbios con la salida del sol y lo que denominaron la primera fase de la recuperación del cerro de San Miguel acabó con ocho cuevas desalojadas. El Ayuntamiento las rellenó de arena para evitar que fueran ocupadas y anunció de inmediato una intervención similar en otras veinte en situación límite.

Lo que sucedió fue una lección de humildad para el equipo de gobierno del Partido Popular, entonces con una rebosante mayoría absoluta. Según se iban los agentes de los antidisturbios, los moradores empezaron a reabrir las cuevas intervenidas. Con la caída de la noche, todo había quedado como estaba. Nunca más, hasta hoy, ha vuelto a intervenir la Policía. De hecho, la situación actual de las cuevas en San Miguel permanece estable. «El movimiento 'okupa' lo tiene todo muy bien organizado y no dan problemas», asegura un miembro de la asociación de vecinos del Albaicín. Sin embargo, no hay consenso en el barrio al respecto.

La situación

  • Las ubicaciones. Hay seis zonas.

  • Barrichuelo, Sacromonte, San Miguel, Barranco de los Naranjos, del Abogado y Fuente del Avellano

  • La convivencia. Muchas quejas.

  • Los vecinos denuncian problemas de seguridad, violencia, perros sueltos y cultivo de marihuana

  • El desalojo. Un fracaso.

  • Se cumplen dos años de la última intervención de los antidisturbios de la Policía Local en San Miguel Alto

Esta es la primera zona de cuevas 'okupadas' ilegalmente. La siguiente zona, la segunda, parte de la misma ermita de San Miguel Alto, pero en vez de descender hacia el Albaicín lo hace hacia el Sacromonte, por el otro lado de la muralla. El lugar se conoce como el Barranco de Los Naranjos, y pega ya en el Sacromonte con el de Los Negros. Desde ambos barrios, todos señalan el lugar «como algo raro». Dicen que «de siempre, lo que han existido son cuevas-abrigo. Para bestias». «Ahora lo que se ve es mucho coche y mucha furgoneta que va y viene». «Cuando vas a pasear con los críos la gente te mira de soslayo. A veces, te gritan para que pases de largo». «El fin de semana pasado fui desde la ermita al Sacromonte y lo que hay es un pestazo a marihuana». Todos los testimonios son de representantes vecinales de las diversas asociaciones que componen el distrito del Albaicín que, de momento, prefieren guardar un seguro anonimato. «Pero lo que decimos es verdad. No hay más que ir y comprobarlo».

La tercera zona de cuevas descontroladas está en el propio Sacromonte. Más allá de la población habitual que tradicionalmente habita en las cuevas, la asociación de vecinos muestra su preocupación «por los nuevos asentamientos que existen desde hace un año o así en la ladera que queda por encima de la Vereda de Enmedio». «No sabemos nada de ellos y la situación pinta peligrosa», entienden. Sobre las cuevas en el Sacromonte, Juan Güeto habla de «dignificación». «La gente tiene derecho a una vivienda, lo que hay que preocuparse es de que sea digna para todos y que no se creen situaciones peligrosas para nadie», resume.

La cuarta zona de cuevas 'okupadas' está de moda este principio de año porque van de la mano de la Alhambra. Se encuentran, técnicamente, repartidas en terrenos del monumento, del municipio y de dos propietarios privados. Y para describir su ubicación hay que contar que se encuentran más allá del final del camino que lleva a la Fuente del Avellano y bajo la pista de la acequia real de la Alhambra. Para poder descubrirlas, están frente a la Abadía del Sacromonte.

«Eran cuevas normales, desocupadas desde hace tiempo. Y están construyendo hacia afuera, es construcción exterior también, con todo tipo de plásticos de colores». «Ahora han debido escuchar campanas, porque han retirado muchos elementos que había, están como disimulando y no se nota tanto el impacto visual».

¿Quiénes son?

Hemos oído de todo, que vienen de las termas de Santa Fe, que son hipis revenidos de la Alpujarra, de lo de la Fiesta del Dragón en Los Tablones.

La Policía aporta que se trata de «gente del Este de Europa». En el Albaicín, donde ya ha habido un duro enfrentamiento a costa de los perros, aportan que «los del Avellano son muy duros. Hay ex reclusos». La sensación, al final, en estos barrios, es de peligro y de suciedad. De peligro para ellos como vecinos «por miedo a atracos» y por los propios 'okupas', «porque se caigan las cuevas y ocurrirá una desgracia».

Hay que tener en cuenta que estas cuevas de la Alhambra discurren en la zona de umbría. «Es un lugar inhóspito en invierno, pensábamos que se iban a ir, porque apenas llevan un año, pero el invierno ha sido templado y puede que por eso se hayan quedado».

Camino viejo de Cenes

Para llegar a la quinta zona hay que subir al Barranco del Abogado. En la segunda curva según se baja desde el cementerio al Realejo, nace un camino, el viejo de Cenes de la Vega, rotulado como 'Cuevas de Los Palomos'. Una pista que surge entre las tapias del cementerio y el nuevo acceso a la Alhambra permite descubrir un centenar de cuevas ilegales. Hay perros sueltos que ladran e intimidan, perros de presa atados por si las moscas. Un hombre joven nos pide disculpas por los ladridos del perro: «No hace nada», explica con un acento que delata su procedencia del Este de Europa. Cuenta que «vive mucha gente joven que viene de todos los lados». La presidenta vecinal del Barranco del Abogado argumenta que «las cuevas tradicionales del Albaicín y el Sacromonte están ya llenas, por eso ha aparecido desde hace dos años este asentamiento. Llega hasta Cenes y puede haber más de un centenar de cuevas». Añade que «no pedimos que los echen, pobrecitos. Pero sí queremos saber quiénes son nuestros nuevos vecinos para vivir tranquilos». El Barranco y sus cuevas han sido noticia de un tiempo a esta parte en la sección de sucesos por peleas entre ladrones fugitivos, algún fallecimiento y un decomiso de plantación de marihuana. Se entiende, así, la petición vecinal.

Serán seis las zonas de cuevas descontroladas si se cuenta la situación del Barrichuelo, por encima de Real de Cartuja, «con una zona de cuevas que están completamente olvidadas por el Ayuntamiento. «Es una zona que forma parte del área de rehabilitación del Albaicín, pero que no está protegida por el Ayuntamiento, en esta zona la especulación y masificación de obras ha puesto en peligro la estabilidad de muchas cuevas y casas de alrededor», denuncian al alimón la asociación de vecinos del Bajo Albaicín y el edil de Izquierda Unida Paco Puentedura.

Vereda de Enmedio del Sacromonte, San Miguel Alto en el Albaicín, Barranco de los Naranjos, Barrichuelo, Fuente del Avellano y Cuevas de Los Palomos. Seis zonas seis olvidadas por las instituciones, sin un plan social de intervención, generadoras de inquietud vecinal, con perros peligrosos sueltos, plantaciones ilegales de marihuana y en situación denunciada de riesgo para sus ocupantes por el mal estado de su construcción. Seis agujeros en una Granada de queso gruyer que puede terminar podrida de problemas.

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