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José Ramón Villalba
Sábado, 20 de febrero 2016, 01:07
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Rafael no ha tenido tiempo ni fuerzas de cumplir los 32 años. El pasado lunes 25 de enero se despidió de la vida sin decir adiós, lo encontraron en la plaza de la Soledad de san Jerónimo tirado entre cartones y con las constantes vitales embargadas por la muerte. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por la indigencia, pese a su corta edad. Era un habitual de los servicios sociales municipales, del albergue de la calle Varela donde iba y venía huyendo de las mantas de cartón y el somier de asfalto, de la 'suite' urbana que venía ocupando desde hacía años en la misma plaza donde apareció muerto.
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Sufría diabetes y tres días antes de ser encontrado sin vida en la calle, había firmado un alta hospitalaria de un centro sanitario de la capital en contra de la recomendación del médico, para volver al salón en el ángulo oscuro de la plaza de la Soledad donde se despidió de la vida sin tener a nadie con quien abrazarse.
Rafael era granadino y no disfrutó de una vida especialmente cómoda, sino más bien marcada por la falsa ilusión de la embriaguez y la drogadicción. Nunca encontró acomodo en esta sociedad. «Era una persona bastante conocida entre quienes nos dedicamos a visitar a los indigentes por la noche y le costaba mucho trabajo relacionarse con los demás, había que sacarle las palabras con sacacorchos», explica Francisco, funcionario público por la mañana y voluntario por la noche, él fue uno de los fundadores de la asociación 'Hermanicos de san José', que sale uno o dos días en semana a visitar a los indigentes que viven en la calle. «Tres 'sin techo' perdieron la vida en la calle el pasado año y Rafael ha sido el primero de 2016», advierte.
La unidad móvil de atención a personas sin hogar ha auxiliado durante el último año a 460 personas que han dormido en las calles de la capital durante el último año. De ese total, el 80% han sido hombres de entre 40 y 45 años de edad, el perfil predominante, según publicó IDEAL hace un mes. Alrededor del 60% son españoles. En el balance de este servicio, que cumple casi dos años, se han llegado a sumar 2.400 atenciones a estas personas sin hogar. Cerca de un 20% de las personas atendidas ha acudido a los recursos ofrecidos por el Ayuntamiento, 34 de ellas se han incorporado a las casas de acogida o albergues.
El Ayuntamiento de Granada no dispone de este tipo de datos, según comunicó a IDEAL, mientras que la asociación 'Solidarios para el Desarrollo' que también colabora con los 'sin techo' de Granada tampoco tiene el número de personas sin medios para subsistir fallecidas en las calles de la ciudad. Tres muertos mientras que en 2014 murieron cinco indigentes y en 2012 fueron dos.
«En las calles hay mucha gente durmiendo a día de hoy, nosotros manejamos el dato de un centenar de personas. Nuestra asociación recorre los puntos de la ciudad más frecuentados por este colectivo como la zona Centro o el área de la Caleta y tratamos de hacerles compañía con la excusa de ofrecerles un café o un caldo. No hay suficientes recursos para atender a esta gente o al menos no los hay lo suficientemente adaptados a ellos», comenta Ada, responsable de este servicio para Solidarios para el Desarrollo.
El Ayuntamiento de Granada sí puso en funcionamiento hace un par de años un servicio concertado con Cruz Roja que funciona bastante bien. Su misión es salir tres o cuatro días por la noche para visitar a los indigentes repartidos por las calles de la ciudad. Les ayudan a solucionar problemas burocráticos, les informan de los medios existentes en servicios sociales de los cuales se pueden beneficiar y les ofrecen algo caliente de comida para pasar la noche. De hecho, los encargados de este servicio estuvieron buscando a Rafael, el indigente fallecido el mismo día que falleció, el 25 de enero, sin encontrarlo.
«Cada día estamos viendo más mujeres y gente con menos años, dos efectos directos de la actual crisis económica. Las causas de estar en la calle son muy diversas».
Cáritas Diocesana de Granada atendió en 2015 a más de 626 personas sin hogar, de las que el 46,1 % llevaba menos de un año sin domicilio fijo y un 66,5 % tenía estudios primarios. El programa de personas sin hogar de Cáritas está orientado a quienes no disponen de una vivienda digna, carecen de recursos y de lazos comunitarios y familiares.
De las más de 626 personas sin hogar que fueron atendidas el pasado año, la mayoría (58,2 %) eran españoles, solteros (57,9 %) y tenían estudios primarios (66,5 %). La principal franja de edad se sitúa entre los 46 y los 59 años. El desempleo y las adicciones fueron las principales problemáticas detectadas en este colectivo, al que Cáritas ofrece una gran diversidad de servicios.
Preocupación
«Nosotros creemos que en este último año ha mejorado la atención a estas personas en la calle, incluso en la oenegé Calor y Café, les facilitan un saco de dormir para pasar la noche en mejores condiciones. Pero aún así hay situaciones preocupantes». Francisco se refiere a la situación de dos o tres indigentes «que pasan por una situación de urgencia y a quienes cada vez se les ve más deteriorados». Uno de ellos es Marcos. Este joven salió en las portadas de distintos periódicos el pasado mes de agosto después de ser objeto de una agresión en la barriada en la Chana. «Suele dormir en la zona del Zaidín y últimamente lo vemos bastante alcoholizado. Su estado es preocupante».
Los otros dos casos son de un hombre y una mujer que suelen parar por la zona Centro y «también se les ve bastante deteriorados».
Esta es la realidad de esas personas cuyos problemas resulta muy complicado verlos reflejados en los programas electorales de los partidos políticos, aquellos hijos de la calle golpeados con fuerza por esta crisis económica. Para nadie, pero especialmente para ellos, la calle no es el mejor sitio para despedirse de la vida, pero año tras año se siguen registrando casos de óbitos de personas indigentes en la vía pública granadina. El último es el caso de Rafael que se despidió de la vida en una plaza pública, en la de la Soledad... de san Jerónimo.
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