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Un agente junto a uno de los quebrantahuesos envenenado.
El primer detenido por envenenamiento de especies descubierto por ADN es condenado

El primer detenido por envenenamiento de especies descubierto por ADN es condenado

Es autor del envenenamiento de dos quebrantahuesos y fue la primera vez en Europa que se recurrió al ADN en animales para encontrar al ahora sentenciado

José Ramón Villalba

Domingo, 6 de diciembre 2015, 01:43

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Dos quebrantahuesos envenenados, aparecidos muertos a 1.900 metros uno del otro en la ribera del río Castril, encendieron todas las alarmas en mayo de 2011. El Seprona de la Guardia Civil detuvo en 2012 a un ganadero de Castril tras una dilatada investigación en la que por primera vez en Europa se utilizó el ADN para saber quién era el culpable de colocar los cebos envenenados. Un juzgado de los penal granadino acaba de condenar ahora al detenido a indemnizar con la cantidad de 6.000 euros a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, por un delito contra la flora y la fauna, y a una pena de seis meses y un día de multa con una cuota diaria de 6 euros. También ha sido inhabilitado para cazar o pescar por un periodo de 15 meses, así como a pagar las costas del proceso judicial.

El Seprona de la Guardia Civil y la Junta de Andalucía iniciaron un plan para combatir el uso de venenos en los entornos de los parques naturales el 1 de julio de 2011, especialmente en Castril, donde aparecieron muertos desde 2008 hasta 2013 cinco ejemplares de quebrantahuesos liberados para su reproducción, solo uno de los cinco de forma natural y los otros cuatro perecieron tras ingerir sustancias altamente tóxicas, utilizadas en la zona para acabar con las alimañas que atacan al ganado.

Tras la muerte por envenenamiento de los dos ejemplares de quebrantahuesos, el laboratorio del Centro de Análisis y Diagnóstico de Fauna Silvestre de la Junta de Andalucía determinó que los animales habían sido envenenados con Aldicarb, una sustancia potente capaz de matar con dosis minúsculas.

Sólo las incautaciones de este producto tóxico efectuadas por el Seprona y los agentes forestales de Medio Ambiente en el parque Natural de Castril durante 2008 y 2009 servirían para acabar con la vida de 80.000 personas.

Una vez conocidas las causas del óbito, el Seprona de la Guardia Civil hizo un mapa de las ganaderías que pastan por la zona, donde cohabitan los animales de un centenar de ganaderos. Era como buscar una aguja en un pajar. Posteriormente acotaron más su búsqueda para proceder a la toma de muestras de sangre de los machos reproductores del ganado que pastaban en la zona donde aparecieron muertos los dos quebrantahuesos. El juzgado del municipio de Huéscar otorgó la oportuna autorización a los agentes del Seprona para actuar y así lo hicieron. Tomaron más de 73 muestras de sangre a distintas ovejas de las habituales del entorno, un trabajo fino y muy bien hilvanado por el equipo tanto de la Comandancia como de Huéscar, con el apoyo de distintos departamentos de la Junta.

Comparando el ADN

Se trataba de averiguar de qué ganadería era la carne del cebo envenenado que ingirieron antes de morir los dos quebrantahuesos. El laboratorio de la Junta analizó las muestras sanguíneas y tras su comparación con el ADN obtenido de las uñas de las dos rapaces, determinaron a que «firma» pertenecía la carne envenenada. Con esos datos en la mano, el Seprona de la Guardia Civil ha imputado a un ganadero como presunto autor de la colocación del veneno. La acusación contra este hombre responde a los indicios hallados en las pruebas de ADN, que coinciden con el «deneí» genético de sus ovejas. El juez determinará ahora si fue él o no quien colocó allí el veneno Aldicarb que mató a los dos quebrantahuesos.

Nunca antes en Europa se había efectuado una investigación del calibre de la efectuada en Granada para determinar quién había podido matar a los dos quebrantahuesos.

En Europa nunca se había trabajado en la identificación de ADN de quebrantahuesos envenenados para averiguar el posible autor del origen de ese veneno. Somos pioneros, como lo es Andalucía desde hace una década en el combate de los venenos en el medio rural

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