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Fermín Camacho Evangelista.
Fallece el jurista Fermín Camacho, exconcejal de Cultura de la capital

Fallece el jurista Fermín Camacho, exconcejal de Cultura de la capital

El que fuera catedrático de Derecho Romano en la Universidad de Granada fue un hombre afable, sabio y con un imbatible sentido del humor

r.i.

Martes, 1 de diciembre 2015, 00:38

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Fermín Camacho Evangelista, que falleció ayer en Granada, su ciudad natal, a los 81 años de edad, era dueño de un saber enciclopédico y hacía gala de un imbatible sentido del humor del que dejó muestras excelsas durante su etapa como concejal de Cultura y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Granada. Entre 1995 y 1999, formó parte, en calidad de independiente, del equipo de gobierno del PP que dirigía el también recordado Gabriel Díaz Berbel, que, al igual que el propio Fermín Camacho, fue un heterodoxo de la política.

Catedrático de Derecho Romano, primero en Córdoba y después en la Universidad de Granada, en aquel tiempo era el decano de la histórica Facultad de Derecho de la capital y nunca tuvo dedicación exclusiva en el Ayuntamiento, lo que ya indicaba que su intención era estar de paso en la 'cosa pública'. Y así fue. Tras sus cuatro años como responsable del área de Cultura, que él consideraba el pilar básico para la «supervivencia» de Granada, regresó a sus labores académicas, que compaginó con su presencia en el Consejo Consultivo de Andalucía, institución a la que accedió en 2000 por decisión del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía.

Durante su época de concejal, Fermín Camacho tuvo que lidiar con un presupuesto exiguo, un recorte que dio lugar a una serie de protestas bajo el lema 'El entierro de la cultura'. Pues bien, Fermín Camacho, que, como ya se ha dicho, era un 'disidente', se puso a la cabeza de la manifestación y desarmó a más de uno.

Un erudito

Fiel a su carácter extrovertido -él se definía como «un hombre feliz»-, también fue muy sonada, y nunca mejor dicho, su idea de prestar su voz al dragón de la Tarasca para que rugiera, una iniciativa que fue muy celebrada por los asistentes al tradicional desfile festivo.

Pero Fermín Camacho, y también se ha dicho ya, no era sólo un personaje reidor y afable. La realidad es que era un erudito, un apasionado de la Historia y un lector voraz. «Una vez me advirtió mi mujer, un tanto alarmada, que estaba leyendo noventa libros a la vez. Por supuesto, no me enteraba de ninguno», declaró en una ocasión a IDEAL. Quienes le conocieron aseguran que eso lo dijo para quitarse importancia, que era capaz de leer cien o doscientos libros a un tiempo sin perder el hilo de ninguno de ellos.

Su currículo avala esa afirmación. Fermín Camacho fue, entre otras muchas cosas, cofundador de la Asociación Cultural Hispano Alemana y desarrolló parte de su actividad académica en Munich, Francfort o Bruselas. «Eran tiempos difíciles y había que moverse mucho. Eso es muy interesante, porque te permite ver otras perspectivas de la vida y te da un cierto relativismo», justificaba su tendencia cosmopolita. Salió de España para aprender, que era su obsesión.

«Mi abuelo fue abogado, y muy buen abogado. Y mi otro abuelo, al que no conocí, era un ingeniero de origen francés. Decía que se vino a España huyendo de la guillotina. Bueno, y aquí en Granada, fue el primero en montar fábricas para extraer azúcar de la remolacha», recordaba sus orígenes siempre haciendo gala de su buen humor.

Así las cosas, llegó a debatirse entre la Ingeniería y el Derecho, pero finalmente se decantó por la carrera de leyes. «Estudié Derecho por dos razones: me gustaba muchísimo el Derecho y segundo, no se podía estudiar Ingeniería en Granada. Pero estoy encantado con la elección. No puedo pasarme sin dar clases», decía.

Sus alumnos, entre los que se encontraban dirigentes en ciernes de los partidos de izquierda, también recordaban con cariño y afecto las clases que impartía don Fermín.

Visitante en universidades de Suiza, Italia, Estados Unidos, México o Arabia Saudí, Fermín Camacho también fue secretario general de la Universidad de Granada y participó en la fundación de la primera asociación de amistad hispano-china creada en España y del Centro de Estudios Históricos de Granada y Su Reino, organismo del que fue vicepresidente.

Descanse en paz.

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