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José Ramón Villalba
Martes, 20 de octubre 2015, 01:51
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La peor travesía de Mamadou Naiga no fue la de septiembre de 2008 cuando salió de Mali con tan solo 16 años para buscar en España un futuro lejos de la miseria. Eligió Granada para vivir y aquí es donde ha vivido una de sus experiencias más amargas desde su llegada en aquella fecha. «El viernes por la noche no me dejaron entrar en la discoteca El Camborio sólo por ser negro. A una chica de color tampoco le dejaron pasar». Este joven de 23 años sí pudo presentar una hoja de reclamaciones, con la ayuda de la Policía Local, en este establecimiento. La versión de la gerencia de la discoteca es otra diferente: «No lo dejamos entrar por su mala higiene. Esto es un sitio cerrado y el mal olor espanta a la clientela. Este chico ha estado en la discoteca en otras ocasiones y siempre hemos tenido quejas por su higiene e incluso una vez tuvimos quejas de unas chicas extranjeras porque les había tocado sin su consentimiento». Las palabras son de José, el gerente de la discoteca El Camborio.
El relato de los hechos de Mamadou viene recogido en la hoja de reclamaciones. Intentó entrar en esta sala de fiestas del Sacromonte, pero los porteros le informaron en la puerta de que había una fiesta privada y no podía acceder al interior. «Lo comprendí y me quedé fuera esperando al resto de amigos que aún no había llegado».
Su sorpresa fue comprobar cómo mientras esperaba iba llegando gente joven que compraban su entrada y entraban sin problema. «Era increíble, todos entraban. Poco después apareció una chica de color y tampoco la dejaron pasar. Le dije que esperara y allí estuvimos un rato. Poco después ella lo volvió a intentar, pero insistieron en que no podía pasar. Al final decidió irse sin presentar hoja de reclamaciones».
La gerencia de la discoteca niega la existencia de otra persona de color a la que esa noche no dejaron pasar, «es mentira». «A este joven le dimos la excusa de que había una fiesta privada por educación, por no decirle que el problema era su mal olor, su falta de higiene. No nos puede tachar de racistas cuando tenemos empleados de Colombia, de Argentina y de más sitios del extranjero. Y principalmente, cuando la mayoría de nuestra clientela viene de otros países».
Llega la Policía Local
Mamadou aguantó allí hasta que llegaron sus compañeros. Les contó lo ocurrido y orquestaron un plan para comprobar si realmente había una fiesta privada o si solo se trataba de otro tipo de cuestión. «Mis amigos compraron la entrada y yo me acerqué para entrar. Me volvieron a decir que no podía pasar. Mis amigos devolvieron la entrada y pedimos la hoja de reclamaciones. No querían entregarla».
Una pareja de la Policía Local que pasaba por la zona fue avisada por este grupo de jóvenes de lo que estaba ocurriendo. Los agentes le pidieron a los porteros la hoja de reclamaciones y finalmente la entregaron. «Rellenamos esta queja y los policías nos explicaron qué teníamos que hacer después. Ahora estoy pendiente de llevar a Consumo la copia que nos dieron de la reclamación».
Desde la discoteca también desmienten esta versión, «porque nosotros no nos negamos en ningún momento a entregar esa hoja de reclamaciones. Ahora sí estamos pensando en denunciarlo por el daño a la imagen de nuestra discoteca. Nosotros no somos racistas».
Mamadou, quien ha colgado en su facebook lo ocurrido, llegó a Granada el 22 de septiembre de 2008. Aquí trabaja, estudia y además colabora con Cruz Roja en su escaso tiempo libre.
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