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Otro proyecto colgado

Otro proyecto colgado

Relato de las desavenencias y pleitos que condenaron al limbo al teleférico de Sierra Nevada, que se pensó para unir el Zaidín con Pradollano, pero nunca se ejecutó

Carlos Morán

Lunes, 19 de octubre 2015, 01:50

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Dicen los optimistas que es una suerte que Granada no haya sacado adelante la mayoría de los proyectos, generalmente grandilocuentes, que se ha propuesto. El motivo de ese alivio es simple: si hubiesen prosperado, Granada sería hoy una megalópolis ultramoderna, una urbe al estilo Blade Runner que nada tendría que ver con la esencia milenaria de la capital de la Alhambra. No es una 'boutade'. En los últimos años, ha habido planes para construir parques temáticos, autopistas hacia el cielo y hasta una red de túneles y/o ascensores para subir a la mencionada fortaleza nazarí, uno de los monumentos más valiosos del planeta.

Cada armario de la rica hemeroteca de IDEAL guarda un cadáver, un esqueleto, un 'lo que pudo haber sido y no fue'. Es el sino de la ciudad. Ya sea por la imposibilidad de lograr un acuerdo político -que es lo que ocurre casi siempre- o por la falta de fondos, o por ambas cosas a la vez, lo cierto es que no hay manera de avanzar. Es más, incluso los proyectos que sí progresan, lo hacen con una lentitud exasperante. Ahí están el AVE, el Metro, el nuevo hospital del Campus de la Salud, las conducciones de la presa de Rules -un caso este último que constituye un expediente X de tomo y lomo: el pantano está lleno desde hace años, pero el agua no va a ninguna parte porque no tiene por donde fluir-...

El caso es que, de cuando en cuando, alguno de esos cadáveres exquisitos resucita y es necesario echar la vista atrás para saber de dónde venimos y a dónde vamos. Este pasado miércoles, sin ir más lejos, revivió la idea de unir Granada y Sierra Nevada con un teleférico que estaba llamado a ser el más largo del mundo. Fue el alcalde de Granada, José Torres Hurtado (PP), el que recuperó un proyecto que permanecía colgado en un limbo jurídico y político difícil de desentrañar.

Escepticismo

No tuvo demasiado éxito Torres Hurtado. Su anuncio no fue acogido con entusiasmo precisamente. Tanto los distintos responsables públicos como los empresarios se mostraron escépticos, cuando no abiertamente críticos, ante la propuesta del regidor. Así que no parece que vaya a tener un gran recorrido.

Lo llamativo del asunto es que cuando nació la idea -allá por el año 2004, que ya ha llovido desde entonces- todo el mundo parecía estar de acuerdo en que podía ser viable. Es verdad que eran otros tiempos y la crisis ni siquiera se intuía, pero lo cierto es que hasta la Junta de Andalucía -que luego se opondría al proyecto y lo combatiría en los tribunales, de hecho, ahí sigue- expresó un cauteloso respaldo al teleférico.

Ya en 2005, Gerardo Sánchez, que hoy es alcalde de Armilla y en aquel tiempo era el delegado provincial de la Consejería de Medio Ambiente, celebró la constitución de la sociedad Teleférico de Sierra S.A., que, a su vez, englobaba a ocho empresas: Asfaltos y Construcciones UCOP, Inversiones Ferlo, Técnicas Reunidas, Hormacesa, Jespab, Cavisur, Hermanos García Motril y la propia Cetursa, compañía pública dependiente de la administración andaluza que gestiona la Estación Invernal de Sierra Nevada. El capital inicial que tenían que aportar era de 300.000 euros y la inversión final ascendería a 73,5 millones de euros.

La idea consistía en conectar la zona de Pradollano con el barrio del Zaidín a través de un tendido eléctrico de 16 kilómetros para el primer tramo y otros seis para el segundo.

En cuanto a las prestaciones, el teleférico sería capaz de transportar a unas 3.000 personas hasta Sierra Nevada, salvando dos desniveles de 650 metros.

Y todo parecía encarrilado... aunque relativamente, porque a pesar de que la Junta se dejaba querer, siempre insistía, como es natural, en que el telecabina debía cumplir con la legislación medioambiental.

Consejero favorable

Pese a esas reservas, en 2006, Francisco Vallejo, que por aquel entonces era el consejero de Innovación de la Junta, calificó como «muy favorable» la iniciativa del teleférico, aunque también apostilló que el Ejecutivo andaluz no se pronunciaría sobre la viabilidad ambiental y económica del proyecto hasta que no se hicieran los estudios previos. «Valoro muy positivamente que haya empresas en la provincia capaces de asumir los riesgos de un proyecto así con fuertes inversiones. Es una muestra más de que el tejido empresarial y emprendedor de Granada está madurando, y eso se merece el apoyo de la Junta. Se trata de un proyecto importante porque la Sierra tiene que ser una zona accesible para todo el mundo», subrayó Vallejo en una visita a Sierra Nevada.

No obstante, y en línea con el discurso tibio que mantenía la Junta, Vallejo recordó que había obstáculos que superar. «Hay que ver posibles elementos a subsanar para que todo se haga según la legalidad para poder tomar este tipo de decisiones que afectan a todo el mundo», advirtió.

Contra el Parque Nacional

Los avisos y cautelas de los responsables del Gobierno andaluz no eran gratuitos. Y en 2007 el proyecto comenzó a ser cuestionado. Los parabienes dejaron paso a los varapalos. Y el primero llegó precisamente desde la Junta, que pidió a los empresarios promotores de la idea que la revisaran para corregir «deficiencias importantes». Eso ocurrió en septiembre de 2007 y sólo un mes después trascendía un nuevo informe negativo. La entidad Parques Nacionales recomendó que se rechazase el telecabina por sería perjudicial para el Parque Nacional de Sierra Nevada, declarado reserva de la biosfera.

El estudio no era vinculante, pero sí contundente y no dejaba lugar a las dudas: el teleférico era poco menos que un dislate. Lo que sigue es un extracto de lo que decía el documento. «No parece fácil encontrar argumentos favorables a la actuación (...) Es un proyecto estrictamente privado, de interés meramente comercial y alto riesgo económico», que busca «apoyo emocional en sentimiento locales encontrados» para entrar en un espacio de «interés general de la nación». Parques nacionales, organismo dependiente del Gobierno de Madrid, incluso se sorprendía de que la iniciativa haya «conseguido alcanzar el nivel de tramitación en donde actualmente se encuentra».

La cosa pintaba mal para los promotores del teleférico y sus apoyos políticos, caso del gobierno municipal de Granada, al frente del cual estaba el mismo José Torres Hurtado que ahora querido resucitar el proyecto.

Efectivamente, el 'cerrojo' definitivo no se haría esperar. En diciembre de 2007, la Junta emitió el preceptivo informe ambiental que enterraba el teleférico. Según la Consejería de Medio Ambiente, la máquina dañaría la fauna, la flora y paisaje del parque natural y nacional de Sierra Nevada. Además, recalcaba que el teleférico no supondría una «alternativa al transporte público porque tan sólo evitaría un 6%» de los desplazamientos en vehículo privado por la Carretera de la Sierra, un dato que desbarataba el argumento de los defensores del proyecto de que la puesta en marcha del tele cabina supondría una reducción drástica del movimiento de automóviles.

Clausurada la vía administrativa, la sociedad Teleférico de Sierra S. A. puso el caso en manos de la justicia y cosechó una sonora victoria en 2014: El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TAJA) dictó una sentencia en la que venía a decir que el teleférico no perjudicaba al medio ambiente y era perfectamente compatible con el entorno donde se había proyectado. Así las cosas, la resolución judicial descalificaba el informe de impacto ambiental de la Junta y elogiaba el que había aportado la compañía promotora del teleférico: «Frente a la generalidad de los pronunciamientos de la declaración de impacto, el estudio identifica todos y cada uno de los impactos, que además no infravalora, y sobre su consideración realiza propuestas, justifica los trazados y describe pormenorizada mente las actuaciones a realizar, contemplando medidas minimizados o compensatorias que en absoluto son valoradas por la declaración de impacto».

Pese a que la sentencia no admitía recurso, la Junta acudió al Tribunal Supremo, que todavía no se ha pronunciado. Mientras tanto, el teleférico sigue colgado en el limbo en el que descansan los 'no pudo ser' de Granada.

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