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Resaltos: Algunos de los puntos ‘negros’ de Granada y proximidades

Resaltos: Algunos de los puntos ‘negros’ de Granada y proximidades

La zona de Kinépolis, el camino de Purchil, la Avenida Cristóbal Colón, Híjar o Santa Fe son ejemplos de localizaciones con reductores de velocidad que pueden generar problemas a los conductores

Ángel Orte

Miércoles, 20 de mayo 2015, 17:34

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El tráfico sigue siendo una de las cuentas pendientes de la ciudad. Granada y su área metropolitana cuentan a día de hoy con un amplio entramado de travesías que permiten establecer la conexión pertinente entre los alrededores y el centro. Además, la circunvalación se presenta como una herramienta perfecta para descongestionar la afluencia de vehículos en determinadas vías, aunque en hora punta resulta harto complicado poder circular sin tener que aguantar unos minutos de retención.

Pero en cuanto a la circulación se refiere, los conductores, bastantes, muestran su disconformidad con aquellos dispositivos establecidos con el fin de aminorar la marcha, los llamados de forma incorrecta badenes, que hacen referencia al concepto opuesto: resaltos o reductores de velocidad. Según las autoridades de Eastleigh, en Gran Bretaña, estos pueden provocar graves consecuencias en la zona inferior del vehículo y el envejecimiento de la suspensión del mismo. Otras, como las del municipio de Modesto, en California, determinan que su presencia puede alargar una frenada de emergencia o aumentar la contaminación acústica de los residentes en las proximidades de la vía.

En la actualidad existen ciertos puntos que generan controversia entre los conductores por las nefastas consecuencias que podría acarrear el atravesar uno de ellos algo más acelerado de lo normal, o bien a una velocidad moderada pero que por la fisionomía del vehículo se salde cada paso con un severo golpe en la zona inferior del mismo. Por ejemplo, en la zona de Kinépolis, en la calle de la Merced Alta que habilita la dirección a Pulianas desde la intersección circular de Maracena, dos contundentes resaltos obligan a aminorar la marcha a los vehículos que se aproximan a las respectivas rotondas. Una zona que, dicho sea de paso, el máximo de velocidad establecido es el de 50 kilómetros por hora.

En otros puntos como son la entrada a Híjar o el camino de Purchil se registran también situaciones reseñables. En la zona que une la zona de la Vega con el depósito municipal de la grúa, el conductor se encuentra con un par de reductores de velocidad de tamaño muy a tener en cuenta y que, en este caso, no anteceden a intersección alguna. Algo más problemáticos son los situados en la calle Virgen Blanca, frente al colegio Sierra Elvira. En esta se pueden encontrar hasta cinco, siendo los dos primeros de un mayor tamaño y que, además, podrían pasar desapercibidos a simple vista si no se atiende a la señalización vertical.

Tampoco se libra la Avenida Cristóbal Colón, que une la rotonda de Armilla y Churriana por la Vega, donde estos dispositivos son innumerables en cuanto a número pudiendo provocar algún que otro problema en el vehículo en caso de no rebasarlos a una velocidad mínima.

Mención especial merecen los sistemas colocados en la rotonda de entrada a Santa Fe desde Granada. Tres resaltos de un tamaño mínimo hacen acto de presencia, a pesar de que el primero apenas se mantiene con un trozo en el centro dejando posibilidad a izquierda y derecha de ser rebasado sin necesidad de pasar por encima. A posteriori se encuentra uno idéntico al anterior aunque este mantenga sus piezas, pero el tercer caso sí que puede generar inconvenientes. Son varios quienes hacen referencia a una desestabilización del vehículo en el momento de sobrepasar un obstáculo a pocos metros del anterior rebasado y poco antes de enfilar la salida de la intersección. Exige suma precaución.

¿Y qué dice la legislación al respecto? La aprobación en 2008 de la ORDEN FOM/3053/2008 por parte del Ministerio de Fomento y que entró en vigor en octubre de 2010, estableció que los resaltos deben contar al menos con un metro de rampa, cuatro de longitud y principalmente no sobrepasar los diez centímetros de altura. Además, en dicha reglamentación se establece que deben estar bien señalizados, además de dotarles de un color diferente al de la calzada y contar con iluminación propia o de la vía suficiente para ser visualizados. Según las informaciones, el 50 por ciento de los resaltos en España no cumplían con la normativa establecida dos años después.

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