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Resurrección a cámara lenta

Granada arroja signos de recuperación económica en la industria, la construcción o los servicios pero mantiene el contrapeso de un paro casi crónico que impide desechar la prudencia y abrazar el optimismo

Daniel Olivares

Lunes, 20 de abril 2015, 00:25

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Algunas voces políticas apuntan que la recuperación económica empieza a notarse claramente en España, que la crisis empieza a quedar atrás, que los indicadores emiten por fin pulsaciones y que el corazón financiero ha empezado a latir. ¿Ha notado la provincia de Granada esa leve resurrección? La conclusión que reflejan los datos del Boletín de Coyuntura Provincial (BCP) de 2014 -actualizado el 10 de marzo de 2015- del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía es que ni frío ni calor. La economía granadina, traducida a términos de clasificación deportiva, no se ha movido prácticamente de la posición en la que se encontraba en la tabla. Ni ascenso ni descenso, sino permanencia en el mismo lugar. Y no porque no haya crecido, sino porque lo hace a un ritmo lento, a la misma velocidad que la comunidad autónoma andaluza. Las estimaciones para 2014 hablaban hace algo más de un año de un crecimiento del 1,5% de la economía provincial. Para este año 2015, las previsiones mejoran y elevan ese lento despertar siete décimas por encima, hasta situarse en un 2,2%, según los cálculos de los Analistas Económicos de Andalucía, organismo que pertenece a Unicaja.

Lázaro Rodríguez Ariza, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Granada, certifica que el crecimiento económico se atisba, tal y como señalan los principales indicadores, aunque entiende que «hay que partir de la base de que Granada es una de las últimas en todos los indicadores y que los años de crisis le han afectado más que a otras». A su juicio, las previsiones que apuntan los indicadores tienen dos lecturas. Por un lado, «cuesta más trabajo ir despegando» porque, entre otros aspectos, «el principal motor financiero de la provincia, CajaGranada, prácticamente ha desaparecido o ha disminuido su relevancia», y sectores como la construcción, que junto al de servicios ha sido tradicionalmente uno de los más influyentes en la economía granadina, perdió mucha fuerza con la crisis. Por otro lado, Rodríguez Ariza observa una lectura «positiva», que es el hecho de que Granada «parte de muy atrás y cualquier pequeño crecimiento se nota mucho». De cualquier forma, a su juicio, la verdadera recuperación «no empezará a notarse hasta el verano del año que viene».

La confianza, la clave

En el ámbito empresarial, el primer trimestre de este año 2015 corrobora que algo está cambiando en el panorama granadino, sobre todo «entre las empresas que han tenido la capacidad de llegar hasta aquí y que han hecho su negocio, principalmente, en el comercio exterior», tal y como señala el decano del Colegio Oficial de Economistas de Granada, José María Escudero, que es auditor de profesión. «La crisis lo que provocó fue un estallido de la demanda interna y un problema genérico de financiación. La Navidad pasada se notó un punto de inflexión y la mejoría ha sido más significativa en el primer trimestre de este año. La entidades financieras, con muchísimas precauciones, se están 'abriendo'», apunta Escudero. En el sistema financiero, resalta el auditor, una de las premisas principales es la confianza, tanto desde el punto de vista de la empresa como del consumidor. «Tanto unos como otros estamos a empezando a creer que crecemos algo o no salimos de esta», opina el decano del Colegio Oficial de Economistas de Granada.

La principal incógnita por despejar es si, con ese 2,2% de crecimiento, el tejido productivo granadino será capaz de generar trabajo -según prevé el Gobierno central en función de la reforma laboral que aplicó-. En 2014, al menos, el 'engorde' del 1,5% no se notó apenas en el mercado de trabajo, con lo cual, pensar que un 0,7% lo puede conseguir genera dudas. Una de las causas de esta realidad es la debilidad por naturaleza y por tradición de la empresa granadina. El tejido productivo está plagado de pequeñas y medianas empresas y se echa en falta más músculo.

«Hacen falta empresas más grandes. No es que no las haya, pero necesitamos más para experimentar una remontada más vigorosa. El cambio, sí, se está notando, pero esto no es algo que se construya en cuatro días. Lo que más se ha perdido en esta crisis ha sido la confianza y su recuperación es clave. Porque hay que tener en cuenta que la gran mayoría de la clase empresarial, o casi toda, se ha perdido en este tiempo», detalla José María Escudero.

La trayectoria económica va por barrios. O por sectores, según despeja la variación interanual del comportamiento de cada uno de ellos durante el último año. Unos han ganado posiciones y otros las han perdido. Algo parecido a lo que ha ocurrido en datos de población. En mujeres ha crecido un 0,1% y en hombres ha bajado ese mismo porcentaje, lo que arroja un 0% de continuidad y un total de 919.455 habitantes en tierras granadinas.

El Boletín de Coyuntura Provincial granadino de 2014, que gracias a sus indicadores ofrece una idea global de por dónde va la economía a nivel doméstico, está repleto de situaciones antagónicas diversas. Un ejemplo: mientras el número de afiliados a la Seguridad Social en régimen general del sector construcción se ha incrementado en un 13,3%, hasta llegar a 10.650 personas el pasado mes de enero de 2015 -unos 2.500 afiliados más-, y la contratación pública de obras creció un 70% con respecto a 2013, la promoción de vivienda privada apenas ha sufrido un ligero despertar. Solo en diciembre, la licitación oficial de obra aumentó un 7% en Granada con respecto a diciembre de 2013. Durante 2014 se contrataron 285 millones en obra pública. Las obras del AVE Antequera-Granada o el último tramo de la A-7 tuvieron mucho que ver en ello.

El número de personas ocupadas en el sector se duplicó en un 54,3%, muy por encima de la media andaluza, que fue del 7,2%, o de la nacional, que se quedó en el 4%. En Granada, antes de iniciarse 2015, 15.400 personas en toda la provincia trabajaban en la construcción, un dato que en el primer trimestre de este año se ha incrementado hasta 16.923. De ellas, 5.550 lo hacen bajo el régimen especial de trabajadores autónomos. Es decir, una de cada tres personas ocupadas en el sector lo hace por cuenta propia aunque trabaje para otra empresa. «Creo que pronto veremos cómo se recupera. Va a ser una recuperación lenta, pero la construcción volverá a ser importante. No hay más que observar que ya se ven algunas grúas en el horizonte», matiza gráficamente el catedrático de la Universidad de Granada, Lázaro Rodríguez.

Depreciación de la vivienda

En paralelo a la recuperación de empleo en el sector, el precio de la vivienda decreció un 4,5%, pero sorprendentemente no se tradujo en una mayor compraventa de inmuebles, sino al contrario. En 2014 se registró un 2,44% menos de transacciones inmobiliarias. Aunque el promedio es de 17 viviendas diarias vendidas durante el último año, la cantidad total de 6.243 compraventas se antoja una cifra baja para el sector a nivel provincial.

Aun así, mientras llega la resurrección definitiva de la construcción y del mercado inmobiliario, el sector servicios es el que mantiene 'viva' a la provincia de Granada. «No hay duda. El turismo y las empresas del sector público, como la Universidad de Granada, por ejemplo, pesan mucho en la economía granadina. El sector privado va en aumento, sobre todo en el área del conocimiento, como las empresas que se han instalado en el Parque Tecnológico de la Salud, y poco a poco se empieza a notar. Tenemos empresas más grandes y relevantes de lo que se pueda pensar. Aún así, el detrimento de las infraestructuras lo tenemos. El aeropuerto va a menos y el AVE no termina de llegar. Todo eso se nota, aunque afortunadamente el sector servicios aguanta y compite bien», explica Rodríguez.

A su juicio del catedrático, para que el tejido empresarial granadino sea más potente o de mayor envergadura, «habría que empezar a trabajar desde los colegios». «Si nos lo tomamos en serio y funcionando en red, las nuevas generaciones entenderán que el autoempleo está ahí y es perfectamente asumible. Aunque eso son políticas a largo plazo», apostilla el profesor universitario.

El paro, una losa

La tasa de desempleo, por otro lado, no es optimista. Bajó un ínfimo 0,7%. Un total de 101.383 personas estaban paradas al cierre de 2014. El dato es positivo, pero a todas luces insuficiente, al igual que la tasa de actividad, que se incrementó en un 1,2%. De las 450.700 personas activas que registra la provincia, 292.500 estaban ocupadas. La subida en el porcentaje de ocupados (3,3%) vio frenado cualquier atisbo de euforia política por el incremento de la población activa (2,1%). Es decir, la provincia creó empleo pero también incorporó nuevos parados al mercado laboral.

Esta circunstancia negativa se ha reeditado durante el primer trimestre de 2015. El número de personas paradas hasta el pasado mes de marzo es de 102.693. A pesar de que la variación anual es de 3.115 demandantes de empleo menos (-2,94%), la realidad es que en tres meses hay 1.310 personas más sin empleo en la provincia.

El análisis del sector agrícola ofrece una referencia de dónde puede estar uno de los puntos débiles en el sistema económico granadino. El número de ocupados en la agricultura de la provincia sufrió en 2014 una criba de un 10%, muy por encima de la media andaluza (-2,1%) y de la nacional (-6,2%). El campo granadino dejó de dar empleo a unas 2.600 personas. Aún así, 26.200 ocupados convierten al sector en un pequeño pulmón de la economía granadina, ya que representan casi un 10% del total que arroja el mercado de trabajo. La Costa Tropical tiene mucho que ver en esto, como señala Escudero.

«El sector agroalimentario siempre ha sido una referencia, sobre todo en la Costa, y en particular, la agricultura intensiva. En exportación, empresas como La Palma, La Caña y algunas más tiene un volumen de comercio exterior mayor al de otras empresas granadinas. Es por esto que la Costa ha soportado mejor la crisis», explica el economista. Esta potencia exterior beneficia a la agricultura, lo que le permite mantener una colchón laboral que solo se ve afectado por los vaivenes de las cosechas.

Solo el sector servicios deja pequeña la cifra de empleados en el sector agrícola con sus 227.300 personas ocupadas, dato que supone el 77,7% de las personas que trabajan en la provincia. No obstante, la agricultura contabiliza 60.023 afiliaciones a la Seguridad Social en régimen general (-1,1%) y 5.384 en régimen especial de trabajadores autónomos, un dato que, curiosamente, aumentó en un 7,9%. La tendencia en el campo, como en muchos otros sectores, es que el trabajador se convierta en autónomo, algo que, sin embargo, no ocurre en el mapa nacional, ya que el número de personas en este régimen especial solo subió un 0,2%. En Andalucía fue también menor: un 3,2%.

Exportaciones

La producción agrícola tuvo soles y nubarrones en función del subsector. Mientras se recolectó menos trigo (-66%), girasol (-45,6%) o sandía (-38%), la producción de melón vivió días felices, con un 23% más, al igual que la de tomate (15,7%) y la de pimiento (11,1%). En el lado negativo se situó también la cantidad de aceite de oliva producida. El olivar granadino ofreció un 48,4% menos de 'oro líquido' y dejó la cifra de producción en 77.000 toneladas, lo que supone en 11,8% del total andaluz. De cada diez toneladas de aceite que produce Andalucía, 1,18 llevan sello granadino en su etiqueta. Jaén, con sus 270.000 toneladas (un 64% menos), se lleva la palma, ya que 4,16 toneladas de cada diez que mueve Andalucía tiene origen en la provincia vecina.

Granada es la cuarta productora. Le preceden, además de Jaén, Córdoba (147.000 toneladas) y Sevilla (83.200). En principio, estos datos deberían mejorar en la próxima campaña. Aunque la batalla que no consigue ganar la provincia es la de la comercialización. «A diferencia de lo que ocurre en la agricultura intensiva de la Costa, por ejemplo, en el sector del aceite somos productores pero no comercializadores», advierte José María Escudero.

Una dato que ayudará al previsible crecimiento económico de la provincia durante el ejercicio actual está relacionado directamente con la agricultura. Son las exportaciones de productos agroalimentarios. La estadística más reciente, aportada por el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) de Andalucía, señala que la región ha sido la comunidad autónoma líder en productos exportados a otros países de este tipo, entre los que se incluyen las bebidas, con un aumento del 2,9% y un valor de 760,3 millones de euros.

Granada no está entre las primeras provincias andaluzas, puesto que sus exportaciones suelen ser bajas con respecto a las demás, pero sí ha contribuido en cierta medida, con un 7% de los productos, a que Andalucía encabece ese ránking. Almería se lleva la palma en este apartado, con 318 millones de valor, esto es, el 41% del total de la comunidad. Le siguen Sevilla, con 126,8 millones de euros (17%); Córdoba, con 75,7 (10%); Málaga, con 68,8 (9%); Huelva, con 52,2 (8%); Granada, con 52,6 (7%); Cádiz, con 41,2 (5%;) y Jaén, con 19,6 millones de euros (3%).

Tímida salida el exterior

Para ello, la provincia exportó 36.261 toneladas de productos agroalimentarios y bebidas. El 82% del valor exportado por Andalucía se destinó a los países de la Unión Europea, entre ellos Alemania, que supone el 17% del total; Italia (14%); Francia (12%); Reino Unido (10%); Países Bajos (9%); y Portugal (6%). En total, la UE importó un 2,4% más de productos andaluces, para un total de 625 millones de euros.

La internacionalización de la producción es una de las carencias históricas de las empresas granadinas. La situación geográfica influye, en este sentido. El gerente de BDO Auditores y vicesecretario del Colegio Oficial de Economistas de Granada, Santiago Ibáñez Orozco, señala esa desventaja como uno de los principales inductores del déficit de externalización de las compañías con sede en la provincia. «Es más difícil salir fuera desde Granada que desde Madrid, aunque últimamente esto está cambiando. Recientemente, el ICEX nacional quiso conocer qué empresas granadinas estaban externalizando sus productos», explica Ibáñez Orozco.

Como granadino, este experto auditor considera que uno de los principales escollos de la economía local es que existe poco movimiento de dinero. Es una economía que adolece de falta de dinamismo. «Keynes decía que la eutanasia de la economía es el rentista», recuerda. Esa visión no genera dinero, no produce. En Almería, por ejemplo, si alguien tiene cuatro euros, invierte dos», dibuja. Quizá por ello la provincia vecina fue líder en exportación agroalimentaria. No obstante, la tendencia está cambiando y lo refleja el hecho de en el directorio de empresas de Extenda, la Agencia Andaluza de Promoción Exterior, aparezcan recogidas más de mil empresas provinciales.

Las cifras exportadoras del primer trimestre pueden ayudar a que Granada incremente sus exportaciones este año y que su balanza comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) incremente su superávit. La provincia, aunque sea en cantidades menores al resto de las provincias -salvo Jaén- puede presumir de gozar de una balanza comercial positiva puesto que en 2014 exportó productos por valor de 916 millones de euros, un 0,5% más, e importó por valor de 615 millones. Son 301 millones de saldo positivo. En líneas generales, las cifras son similares a las del año anterior, aunque, curiosamente, la tasa de variación interanual del primer mes de 2015 decreció un 5% con respecto a enero de 2014. Granada exportó menos que hace un año: 77,5 millones euros frente a 81,5 millones.

En cabeza de Andalucía

En definitiva, la provincia de Granada espera un crecimiento de su economía durante 2015, según señalan la gran mayoría especialistas. En función de los principales indicadores, el grupo de los Analistas Económicos de Andalucía apuntaron en su último informe del tercer trimestre de 2014 que será una de las provincias andaluzas que más lo haga en los próximos meses. Ya en abril y con el primer trimestre del año llegado a su fin, los datos de algunos estudios clásicos por esas fechas, como el de los Analistas Económicos andaluces o el Boletín de Coyuntura Provincial de Caja Rural de Granada que dirige el catedrático Miguel González, fijarán un poco más el mapa de la coyuntura económica.

Será momento para corroborar que el crecimiento previsto empieza a ser real y que la mejoría que especialistas como José María Escudero o Santiago Ibáñez han detectado en algunas de la empresas que han auditado en los últimos meses. Como señala el presidente de los economistas granadinos, la recuperación de la confianza de empresas, empresarios y consumidores será una imperiosa necesidad si la provincia quiere desterrar definitivamente la palabra crisis.

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