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r. i.
Miércoles, 4 de marzo 2015, 13:57
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Un agente de la Policía Nacional que se dirigía a su puesto de trabajo, intervino hace escasos días en un auxilio humanitario en vía pública. Oyó gritos y sollozos de una mujer la que suplicaba por la vida de su marido yacente en el suelo.
Sin dudarlo, el agente se identificó como tal rogando espacio vital para atender al herido. Tras comprobar que no reaccionaba y no respiraba pidió a los congregados que llamasen a los servicios de emergencias.
Sin más diligencia procedió a practicarle la reanimación cardio-pulmonar. Una vez se observó signos vitales procedió a ponerlo en la posición lateral de seguridad para evitar su ahogamiento con su propia lengua ya que el hombre permanecía aún inconsciente.
Una vez se personaron los servicios de emergencias y atendieron a la pareja, los allí presentes colmaron de agradecimientos al agente.
El agente protagonista del auxilio humanitario había recibido hacía escasas fechas formación sobre desfibrilación cardio-pulmonar en un curso realizado en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Granada.
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