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Multa de 52 euros para un hombre que pasó dos días en un calabozo por llamar «calvo de mierda» a un policía

El ahora condenado acusaba al agente de la guardia urbana de un delito de lesiones.

Carlos Morán

Martes, 9 de diciembre 2014, 01:02

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La Audiencia Provincial de Granada ha castigado con una multa de 52 euros a un hombre que fue juzgado por insultar a un policía local de la capital llamándole, entre otras lindezas, «calvo de mierda». Una solución menor para un incidente aparentemente nimio... si no fuera por el detalle de que el condenado estuvo dos días encerrado en un calabozo cuando ocurrió el suceso, que fue en diciembre de 2011. De hecho, la pena que le correspondía por la falta contra la orden público que cometió ascendía a sesenta euros, pero el tribunal la ha rebajado a 52 euros para compensar al acusado por los dos días que pasó privado de libertad.

Sea como fuere, lo cierto es que el procesado llegó a un acuerdo con el fiscal antes de que se celebrase el juicio y se conformó con la condena. También es lógico, porque, cuando llegó a la Audiencia, el ministerio público le imputaba la presunta comisión de un delito de atentado contra agentes de la autoridad, que un tema bastante más grave.

A su vez, el ahora condenado acusaba al agente de la guardia urbana de un delito de lesiones.

Gracias al trato, el fiscal solo imputó una falta al ahora condenado que, por su parte, retiró los cargos contra el policía. Todos firmaron y no hubo vista oral.

El incidente que ahora ha zanjado la justicia sucedió en diciembre de 2011 en los Jardines del Triunfo de la capital granadina, cuando una patrulla de la Policía Local llamó la atención a tres personas, entre las que se encontraba el procesado, que estaban sentadas en el césped del citado parque público consumiendo alcohol. El agente en cuestión intervino las bebidas y fue entonces cuando el encausado le llamó «calvo de mierda» y «gilipollas», entre otros insultos. Cuando el policía «fue a devolverle la documentación y entregarle copia del boletín de denuncia», el otro insistió en sus exabruptos.

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