La vida en la 'cueva' recreada en un museo Sacromonte singular barrio

No se alarme si tras diez minutos de subida de escalones y cuestas piensa que se ha perdido. No aparecerá en la colina de la muralla pero sí en el Museo Cuevas del Sacromonte. El acceso al Centro desde la Chumbera será provisional hasta que el Ayuntamiento de Granada adecente la terrera que hace seis meses se desplomó y anegó la entrada 'original'.

En este lugar ubicado en el barrio del Sacromonte se encuentra el Museo Cuevas. El recinto esta formado por once espacios que recrean para el visitante la forma de vida en estas viviendas. Todas las cuevas están decoradas con los enseres típicos de estas 'casas'. En cada lugar se reproducen diferentes zonas, entre ellas, la vivienda, la cocina, las cuadras de los animales o un lugar dedicado a la cestería, el oficio prodigo de los calés, además de otras cuevas que remarcan el trabajo de la cerámica, la fragua y los telares. También se encuentra una zona dedicada a la agricultura, con un huerto donde hay plantadas varias verduras y frutas, como tomates y pimientos. Incluso existe un especial recordatorio a la naturaleza con rutas geológicas, ecológicas y un jardín botánico. Al finalizar la visita de la última cueva puede acercarse al mirador. Allí contemplará unas vistas únicas hacia la Alhambra y el barrio de los sacromontanos.

El centro de interpretación sirve de herramienta para dar a conocer la cultura, la naturaleza y la historia de este singular barrio. En él, el visitante experimentará cómo se vivía en una cueva. Asimismo, comprenderá sus costumbres, la historia, evolución y desarrollo del Sacromonte y de los habitantes de las cuevas.

Es un lugar único de 5.000 metros cuadrados, que cada año recibe más de 20.000 visitantes, entre ellos, coreanos, europeos y americanos interesados en conocer más allá de la Alhambra y el Albaicín.

Los más pequeños también se quedan fascinados e impresionados al realizar sus visitas con las excursiones de los centros de toda España.

Origen de las casas 'frías'

Son las viviendas habituales del barrio, aunque sus principios no están muy claros. Las construcciones se debieron realizar a partir del siglo XVI, cuando la población musulmana y judía fue expulsada de sus hogares. A estos se les unieron los gitanos de costumbres nómadas. Así las cuevas surgieron para los marginados, extramuros de la ciudad, por lo que implicaba estar fuera del control administrativo y orden eclesiástico. Para picar una cueva, en primer lugar se realizaba un desmonte de la cara del cerro donde se quería excavar, apareciendo un corte vertical que servía de fachada.

A continuación, en el centro se abría un arco de medio punto, que servía de puerta y posteriormente se excavaban las habitaciones que se necesitaran y el terreno permitiera. Las formas y límites de esta original vivienda las marcan el terreno, la altitud y la extensión de los cerros. De forma que no se encuentra dos cuevas iguales. Estos elementos junto con las veredas, barrancos, placetas, fachadas e interiores blanqueados con cal, configuran un paisaje singular que, unido a las costumbres y oficios de sus habitantes, dan carácter a esta particular forma de vida.