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Tres meses para 'arañar' un empleo

Tres meses para 'arañar' un empleo

La abultada lista de parados se 'desinfla' durante estos meses a causa de los contratos temporales | El verano da trabajo a más de 10.000 personas en Granada

LAURA SANTACRISTINA

Jueves, 21 de agosto 2014, 01:07

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Nieves Llorens es capaz tanto de sacarte de un aprieto frente a un juez como de ser anfitriona en cualquier ciudad. Aunque es licenciada en Derecho empezó a trabajar en un hotel granadino en mayo. La llegada del verano ha sido fundamental para que sus jefes le ofrezcan la posibilidad de quedarse con ellos, sustituir a los compañeros que están de vacaciones y seguir seis meses más.

Para quienes trabajan todo el año, julio, agosto y septiembre son una perita en dulce: el postre que les permite dejar de hacerlo por unos días. Para las 1.849 personas que, según la empresa de trabajo temporal Adecco, habrán encontrado empleo en la ciudad a través suyo durante el verano se trata de un bombón con relleno sorpresa: unos se convertirán en imprescindibles más allá de estos meses y otros no tendrán más remedio que resignarse a ser el peón de una empresa, que en vacaciones tiene más clientes de lo habitual.

Los últimos datos del Servicio Andaluz de Empleo dejan claro que en esta época el ocio es el 'rey' de la contratación: el sector servicios de la ciudad ha dado luz verde desde que comenzó el verano a 10.156 empleos, más del 90% temporales y el resto a tiempo parcial. Emilio del Pino, secretario de Empleo y Relaciones Laborales de UGT en Granada, explica que el paro siempre desciende entre julio y agosto y se refleja sobre todo en la hostelería y las rebajas, que acaparan el 47% de la contratación. Pero se trata de un descenso típicamente estacional.

Empleo en la Industria

Desde la Federación de Hostelería y Turismo admiten que Granada capital tiene un comportamiento muy desigual dependiendo del momento del verano: «El puente de la Virgen de agosto siempre ha supuesto una gran actividad en la capital y, curiosamente, si hay días de mal tiempo en la Costa, son buenos en la capital». Y es que Málaga y Cádiz son las provincias andaluzas donde más crecen las contrataciones. Granada se queda detrás de Sevilla.

Pero no solo el turismo puede alegrar el bolsillo a algunos ciudadanos. Por primera vez desde que la crisis se acomodó en nuestras vidas, el sector industrial vuelve a pedir gente que cubra las vacaciones de sus plantillas, tal y como sucedió en la pasada campaña de Semana Santa.

Quienes se intentan subir al carro del trabajo veraniego ya no son únicamente adolescentes en busca de su primer sueldo. La crisis ha provocado que nuevos perfiles traten de hacerse con un puesto que les tenga ocupados por meses o semanas. Mayores de 40 años, jóvenes licenciados con idiomas que no encuentran otra salida laboral, amas de casa o empleados a tiempo parcial que buscan un complemento salarial son los nuevos 'sabuesos' del trabajo temporal.

Sin embargo el trabajo eventual no solo trae buenas noticias; también provoca situaciones de abuso. Es el caso de R.M, una joven de 25 años que trabaja como fotógrafa en un conocido parque de ocio por 800 euros al mes. Aunque lo hace durante ocho horas, solo tres figuran en el contrato. Las otras cinco las cobra 'en negro' y carece de seguro ni para ella ni para su equipo de fotografía, valorado en 3.500 euros. «Se aprovechan de las necesidades de los demás. Yo estaba aceptando el trabajo y sufría al mismo tiempo» confiesa.

Estos meses ejemplifican la situación del mercado laboral, en el que, junto a la alegría de obtener un contrato, convive la tensión de que éste dure lo que un rayo de sol -en el mejor de los casos- o que lo sostenga la precariedad.

«Ojalá todo el mundo tuviera la misma suerte que yo»

Nieves Llorens Ponce de León. 29 años. Trabaja en el Hotel Abades Recogidas

Se licenció en Derecho cuando la crisis ya había llegado. Y aunque los abogados han hecho falta en estos años, no ha sido a ella a quien han llamado para solucionar problemas. Dedicó dos años a estudiar intensamente el grueso temario de unas oposiciones andaluzas que no llegaban nunca a convocarse. Cansada de dedicar su tiempo al estudio sin conocer exactamente si aquel esfuerzo tendría su recompensa, decidió dar un giro radical a su carrera.

Se inscribió en la Escuela de Hostelería y Turismo de Granada en un Ciclo Formativo de Grado Superior. Tras dos años ya tenía su titulación en Gestión de Alojamientos Turísticos. Como condición indispensable para obtenerlo, tuvo que realizar tres meses de prácticas profesionales en el Hotel Abades Recogidas de Granada que terminaron en mayo. En julio sus compañeros le dieron la buena noticia: querían que siguiera con ellos seis meses más, que pueden prorrogarse hasta dos años. Cobra el 60% del sueldo base de un trabajador de su misma categoría, que no puede ser más bajo que el salario mínimo interprofesional.

«Entrar de buenas a primeras en un sitio, sin que te conozcan, es muy difícil», apunta. Ser becaria antes del verano le ha ayudado a conseguir un empleo por más tiempo y engrosar su experiencia, porque ha logrado encadenar sus tres meses de prueba con la necesidad que la empresa tenía de cubrir las vacaciones de sus trabajadores habituales. Ahora se le puede ver tras el mostrador de recepción tan segura que parece que lleve toda la vida allí.

«Ojalá todo el mundo tuviera la misma suerte que yo», dice risueña, confiada y optimista porque ve la posibilidad de seguir trabajando allí. «El grupo está en expansión, cada vez tienen más hoteles», dice.

Sin embargo y aunque Nieves disfrute de su trabajo actual, no cierra la puerta a ejercer de abogada o tener una ocupación relacionada con el mundo de las Leyes. «Lo que está viviendo nuestra generación es una pena», sentencia al tiempo que se acuerda de compañeros suyos de carrera que o están en paro o han decidido reciclarse y dedicarse a otra cosa. «Antes no podía hacer nada y pasaba las horas pensando e inquieta, pero ahora estoy muy contenta y muy agradecida a la dirección del hotel porque ha confiado en mí».

«Agarro cualquier oportunidad que aparece»

Antonio Martínez Lomas. 42 años. Trabaja como carretillero en Distribuciones Ricardo Rodríguez

Doblar la esquina de los 42 años puede dar pavor, especialmente si el trabajo que más tiempo te ha mantenido ocupado en el último año ha durado un mes y tu primer hijo viene en camino.

Esta es la situación que ha estado viviendo Antonio hasta julio, cuando a través de una empresa de trabajo temporal logró que lo contrataran durante el verano. Aunque no realiza un trabajo de carretillero, sino de oficina, está contento. Un hotel de Guadix también le ofreció un contrato que posiblemente le hubiera mantenido ocupado durante más tiempo, pero ha preferido quedarse en Granada porque su mujer por fin ha quedado embarazada después de intentarlo en muchas ocasiones.

«Yo soy el único que puede trabajar en mi familia, así que cualquier oportunidad que aparece la 'agarro'», cuenta acomodado en el salón de su casa mientras hace un recuento de los múltiples lugares a los que ha ido a pedir trabajo: todos aquellos en los que su formación como carretillero pueda ser útil, desde centros comerciales hasta talleres.

Su periplo por las oficinas de trabajo temporal y empresas de todo tipo comenzó en septiembre de 2013, cuando se quedó en paro víctima de un ERE. «Ahora mismo es complicadísimo encontrar algo; las oficinas ya ni te abren la puerta», declara con resignación. «Hay tanta gente pidiendo trabajo que te dicen que les envíes la solicitud directamente por correo electrónico».

Ahora cobra 1.200 euros y hace jornada completa, de 6 de la mañana a 2 de la tarde, sustituyendo a los empleados que disfrutan de sus vacaciones. A pesar de que no sabe lo que sucederá cuando llegue el 15 de septiembre, sus aclaraciones dejan entrever algo de ilusión: «hay mucha gente empleada en la empresa y parece que las cosas les van bien. Nunca se sabe si habrá más trabajo después».

Como tantos otros españoles, se ha planteado la posibilidad de marchar al extranjero, pero se resiste a llevarla adelante. Por un lado hay conocidos que le animan contándole que en Suiza o Bélgica hay mucho trabajo de lo suyo y ellos mismos lo han encontrado. «Hasta para ser carretillero te piden idiomas. Yo sé inglés pero tengo solamente un nivel medio cuando lo que piden es dominio total», relata justificando su resistencia a salir de Granada.

Emigrar es su última opción. Sabe que tendrá que pedir dinero a la gente que le rodea para afrontar la llegada de su bebé y la posible falta de trabajo. Las personas mayores de 40 años siguen siendo uno de los grupos que más padecen los coletazos de la crisis.

Para él, la llegada del verano no supone una alegría especial, aunque le esté proporcionado dos meses de sueldo. Dice que en su profesión siempre hace falta gente y que cree que en los últimos meses las cosas han mejorado: «Parece que se están creando empleos, que hay más trabajo». Con esa ilusión y con la fuerza de sacar a su familia adelante, Antonio continua 'dando codazos' a la crisis.

Buscar empleo es más duro que trabajar»

Yasmina Montes Saldaña. 27 años.

Las rebajas son las únicas que le han dado trabajo a Yasmina en los últimos meses. Ni las empresas de trabajo temporal ni el servicio de empleo andaluz han logrado dar una ocupación a esta joven granadina.

Su último trabajo estable terminó en abril y, desde entonces, se ha dedicado a repartir currículos por todo tipo de empresas. En ellos, los responsables de contratación ven que es licenciada en Ciencias del Trabajo y que podría ser su propia entrevistadora si aplicara sus estudios. Sin embargo, los últimos años su trayectoria se ha definido por ser una 'cadena' de contratos temporales; una forma de sobrevivir.

«Buscar empleo es más duro que trabajar», confiesa recordando el estrés que supone dedicar los días a patear la ciudad y navegar durante horas en páginas web de empleo. Explica que lo más fácil de encontrar son puestos como comercial, pero que evita al máximo hacerlo: «no es como trabajar en una tienda; es muy agresivo porque tienes que llamar a las casas de la gente y tratar de convencerla».

Esta no es su primera experiencia en las rebajas: «Trabajar ahora me viene muy bien porque necesito ganar algo de dinero. Ya lo he hecho en las otras campañas con esta misma empresa y seguiré haciéndolo si me lo piden». Acude a la tienda 20 horas a la semana, de lunes a sábado y dice que la jornada no es demasiado pesada porque sus compañeros le hacen pasar las horas de forma ligera.

Aunque está contenta porque al menos ha evitado el paro durante unos meses, volverá a buscar empleo en el área de recursos humanos cuando el 'tiempo de descuento' termine, a finales de agosto.

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