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Guadalupe, fotografiado en su despacho de la Corporación Provincial.
«Me va a perdonar usted, don Sebastián, pero le veo más gordo»

«Me va a perdonar usted, don Sebastián, pero le veo más gordo»

José María Guadalupe, vicepresidente tercero de la Diputacion Provincial, se queda al mando de la institución en esta segunda quincena de agosto y afronta su tarea con gran sentido del humor y con toda su voluntad de ayudar a los municipios que precisen de su trabajo

Miguel Allende

Jueves, 21 de agosto 2014, 01:08

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José María Guadalupe, vicepresidente tercero de la Diputación de Granada, se queda al mando de la nave durante esta segunda quincena de agosto. No es la primera vez. El año pasado ya tuvo el mismo cometido, que solventó sin mayores problemas dada su naturaleza afable y su gran capacidad de diálogo, de llegar a un acuerdo con quien de entrada parecería imposible. Asume la misión -como sus compañeros que han cubierto otros turnos- con la tranquilidad de quien piensa que estos menesteres son consustanciales a la vida de un político. «Mi trabajo será puramente administrativo, porque el de tipo político lo seguirá llevando Sebastián (Pérez), con visitas a pueblos incluidas», afirma. Al pedirle que detalle algo más las tareas a las que tendrá que atender mientras el 80% de los granadinos están tumbados en las playas o de visita en las casas de sus parientes del pueblo, Guadalupe habla de cuestiones municipales que no admiten demora, llamadas de alcaldes, representación institucional... en definitiva, lo propio de un presidente en funciones que tiene que atender cualquier asunto que surja en una provincia con tantos municipios -169- como la de Granada.

Al preguntarle qué aspecto tiene un edificio mastodóntico como el de la Diputación Provincial un mes de agosto, si hay eco en sus dependencias, asegura tajante que no, que hay mucha más actividad de la que supone el periodista. «Esto es como una empresa, hay turnos de vacaciones entre julio y septiembre para todo el personal, por lo que ningún servicio queda desasistido», asegura. Por ello, pese a las inclementes temperaturas y las pocas ganas que da trabajar con los calores de un verano en plenitud, «la maquinaria sigue funcionando como si tal cosa».

De las anécdotas vividas por Guadalupe el pasado año, en similares circunstancias a las que le toca ahora enfrentarse, recuerda una ciertamente graciosa: «Se presentó una mañana de agosto una persona que venía de un ayuntamiento, que no voy a desvelar, para resolver no sé que asunto; tras pasar al despacho y dirigirse a saludarme me dijo 'me va a perdonar, don Sebastián, pero le veo más gordo', que como comprenderá me hizo reír lo más grande». Había confundido a la persona, ensalzando encima esa 'tripilla' cervecera de la que goza Guadalupe y que también nos distingue a algunos otros. Aunque no tanto, todo hay que decirlo.

Bromas aparte, Guadalupe coordinará a todo el equipo de gobierno de la institución. Sus compañeros, delegados de distintas áreas, estarán de vacaciones pero en contacto prácticamente diario por si surgen asuntos que hay que resolver y son de su competencia. «La verdad es que no creo que ninguno de ellos se aleje mucho de Granada, incluso algunos se darán de vez en cuando una vuelta por aquí (por la sede institucional) por ver cómo va todo como ya ocurriera el pasado año; hay una gran colaboración por parte de todos», agrega.

José María Guadalupe asumirá la responsabilidad de manejar un par de semanas el timón de la Diputación con las pilas cargadas. La primera quincena de agosto la ha pasado disfrutando de la playa, del chiringuito y de los mejores platos de nuestra excelente gastronomía costera, «entre La Herradura y Motril me han podido encontrar todos mis amigos», confiesa. Y para reponerse de excesos, nada mejor que unos días tranquilo y de sosiego que ha disfrutado en Padul. Suerte, presidente en funciones.

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