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El edificio de la calle Cardenal Mendoza, 'okupado' durante más de ocho meses por varias familias, ya está vacío y con sus inquilinos realojados.
Los okupas de la corrala Triunfo logran alquileres baratos en otras viviendas

Los okupas de la corrala Triunfo logran alquileres baratos en otras viviendas

Las siete familias con niños han conseguido que los compradores del edificio los alojen en pisos particulares por unos 200 euros al mes y les paguen las primeras cuotas

Ángeles Peñalver

Jueves, 31 de julio 2014, 00:36

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Doce familias sin recursos 'okuparon' a finales de 2013 un bloque de pisos ubicado en la estrecha calle Cardenal Mendoza, junto a la céntrica vía San Juan de Dios. La constructora del inmueble invadido -como tantas obras- quebró y dejó el edificio a medio terminar, en manos del banco e incluso con una inmensa grúa plantada en el centro del patio interior de la que nadie se hacía responsable. Las casas llevaban vacías cinco años hasta que Cristóbal, un sevillano treintañero, se decidió a ser el primer «inquilino» de la «corrala». Entró en abril de 2013 y por ello le cayeron denuncias, un juicio en el que se negó a declarar y una orden de desahucio que llegó cuando el vecindario ilegal ya se había animado tanto que en él residían más personas sin recursos, entre ellas familias con niños escolarizados en la zona.

Hoy -sin embargo- el bloque está vacío porque hace algo más de una semana que los inquilinos con hijos se han marchado a casas 'con papeles', con contratos legales de alquiler a bajo precio y con ayudas económicas. Ese es el logro de los habitantes de la Corrala Triunfo -así la quisieron llamar- después de una larga batalla que, según como se mire, tiene a este puñado de ciudadanos como vencedores.

Pero a finales del año pasado, estas doce familias estaban desesperadas. Por eso, según narran, okuparon el inmueble. Ante la llegada de los menores los representantes judiciales que pretendían desalojar las viviendas desistieron y se marcharon. Dejaron allí en paz a inmigrantes latinoamericanos y búlgaros, madres solteras, personas desestructuradas, parejas con hijos con ambos cónyuges en situación de desempleo, padres con la custodia compartida de sus descendientes, jóvenes del medio rural, otros antisistema y movidos por una causa política... todos han cohabitado en el bloque durante meses, con los suministros enganchados de la calle, haciendo comidas y coladas común, además de otras actividades asamblearias.

Cajamar Caja Rural -que era la entidad financiera de la que dependía el bloque- se ha reunido todo este tiempo con representantes de las familias para ofrecerles otras viviendas en régimen de alquiler social para que normalizasen su situación.

Una larga negociación

Directivos y técnicos iniciaron una negociación -que ha durado hasta la segunda semana de julio- para ofrecer a los ocupantes otras casas más dignas y asequibles a sus bolsillos. Los vecinos debatieron en asamblea si aceptaban la propuesta de Cajamar, aunque desde el principio avanzaron que no querían irse.

Al final, sin embargo, la necesidad de tener un techo seguro venció a cualquier otra tentación y las siete familias con hijos -el resto sin menores a su cargo se ha marchado a otros lugares no subvencionados- hicieron la mudanza hace solo unos días con destino a distintas casas particulares - localizadas en la capital y en el área metropolitana- cuyos alquileres mensuales oscilan entre los 170 y 220 euros.

«La solución ha sido posible gracias a que había una empresa interesada en comprar el bloque y tenía prisa por arreglarlo. El banco ha sido el impulsor de esa operación, que también incluye que las familias que se han ido de la corrala tengan ayudas económicas por varios meses para afrontar las mensualidades», explicaba Cristóbal, el joven sevillano que un día empezó esta aventura 'okupa' y que ahora -porque dice no necesitarlo- se ha buscado la vida por su lado.

Cristóbal, joven sin cargas familiares, procedente de la corrala Utopía de Sevilla, reconoce que este edificio de la calle Cardenal Mendoza ha tenido un final diferente al ocurrido en la capital andaluza. Aquel provocó una crisis de Gobierno ya que la Junta favoreció el realojo de los 'okupas' en el parque de viviendas públicas. Cristóbal era el único de los habitantes que tenía un juicio pendiente con la entidad financiera propietaria del inmueble, que le acusaba de usurpación. «Ahora creo que todo queda resuelto», se despide el activista.

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