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El Albaicín, un barrio siempre mirando de frente a la Alhambra. :: R. U.
El mágico Albaicín
CULTURA

El mágico Albaicín

La Fundación del Agua invita a los granadinos a recorrer el barrio a través de las leyendas de sus aljibes

ROMÁN URRUTIA

Miércoles, 30 de abril 2014, 02:41

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El agua como excusa, los aljibes como punto de referencia y el Albaicín como un país de cuento. Eso es lo que nos propone ahora la Fundación del Agua, que se inventa cada día mil historias para hacernos disfrutar; poesía, música, paseos. y ahora fantasía de la más pura y popular porque recorre el barrio de los halconeros, como lo llama Miguel Carrascosa, a través de leyendas, las leyendas del agua, las leyendas que nos tenemos que creer a pies juntillas porque para eso está Granada, para soñar.

Para soñar y aprender un poco de historia como que, por ejemplo, en la cota más alta del Albaicín, en la placeta Minas se superponen las culturas ibérica, romana y musulmana. Más adelante, el aljibe de la Gitana desvela una historia de amor y desamor, de intrigas y pasiones de quien no era gitana pero que por morena así se la llamaba y que precisamente por la muerte de su amado decidió arrojarse al aljibe, cerca del de la Miel, de donde tras otra leyenda entre dudosas verdades hizo que el agua brotara dulce.

En Plaza Larga, que nació después que la leyenda, el bullicio da vida de nuevo al barrio y a otra fantasía, la de la mujer que se enamora de un caballero árabe y su padre le busca un novio cristiano y ella huye a la Alpujarra con su amado. Esta vez es el hombre, el novio despechado, quien acaba en un convento por designio del destino.

Callejones, adarves, voladizos

Y no hace falta que nos cuenten historias porque cualquiera que pasee por las intrincadas calles albaicineras se las inventa sobre la marcha, que es fácil dejarse engatusar por los callejones, los adarves y los voladizos de la calle del agua que nos hace perdernos por San Bartolomé, callejuela, callejón, plaza. El campanario de la iglesia con detalles que parecen lo que no son porque es barro imitando piedra y el agua musulmana de su aljibe que sirvió para bautizar cristianos. Ropa colgada, sabor a barrio auténtico y más callejas en el corazón del Arrabal, el otro Albaicín menos típico, menos bullanguero, el otro barrio cuna de los hermanos Quero, donde se nos sugiere fantasear con el lenguaje de las flores que caen por las fachadas junto al Aljibe de la Vieja, vacío de agua y lleno de leyendas como la que dice que María, la mujer de un alguacil, vendió su alma al diablo y consiguió que los frutos de su higuera junto al aljibe, hiciesen enfermar a quienes los comiesen y a la que una mañana encontraron muerte. Ahí comenzó una fantasía de pájaros maléficos y María chillando junto a higos de oro de la higuera maldita, una historia que cuenta que todo era un montaje porque el buen hombre además de alguacil era ladrón.

Aquí calla Carmen Ruiz, Rafa Villanueva, atrapado entre leyendas, Mercedes Benavides, Mari Ángeles, Ramón., calla el Arrabal entero para aparezca otra fantasía en La Rauda, bajo su cruz, un lugar junto San Miguel que nos invita al silencio y a la contemplación de ese otro Albaicín que nos acaban de regalar y que nos deja un atardecer mucho más nuestro que el de San Nicolás, con la Alhambra de telón de fondo en una perspectiva que sólo conocen quienes se dejan llevar por la magia de un barrio universal. Están ustedes invitados a soñar con la Fundación del Agua.

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