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Miguel Ríos abraza a su amigo Luis García Montero antes de la presentación de la novela del poeta granadino. :: ALFREDO AGUILAR
Alguien dice tu nombre
CULTURA

Alguien dice tu nombre

Lleno hasta la bandera en el acto de presentación de la novela de Luis García Montero, con participación de Miguel Ríos y Juan Carlos Rodríguez | Reproducimos aquí lo que dijo el cantante sobre el libro

MIGUEL RÍOS

Sábado, 26 de abril 2014, 02:38

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Definiría la nueva novela de Luis García Montero como poética, poliédrica y excitante. Alguien dice tu nombre es la historia de León Egea, estudiante de Filosofía y Letras en la Universidad de Granada al que, en el verano de 1963, la vida lo pone a prueba.

Quiero, en principio, reseñar la presencia ambiental de Granada en la novela. La ciudad casi como estado mental. Una Granada cotidiana, anclada y rural, que contempla sin inmutarse el cambio de costumbres que trae el turismo, que padece la pertinaz sequía de los años de Franco, con cortes de agua que aumentan la insalubridad y la desazón en la canícula de aquel verano del 63, en el que el protagonista y yo teníamos 19 años. Los personajes viven aquella ciudad en la que crecí y que recuerdo más real y próxima que la actual, por la acertada descripción que de ella hace Luis en el libro. Hay momentos que me encuentro con alguno de los personajes en Café Suizo, mientras los leo, y me siento como si estuviera espiando su vida. Y, aunque en 1963 ya vivía en Madrid y era el Rey del Twist, según cuenta la novela, todavía me veo en los Billares Ganivet al salir de los Almacenes Olmedo.

No se trata de contar el libro, porque lo que interesa es leerlo, así se disfruta con el gran talento de Luis como novelista. Pero sí quiero celebrar, como lector, la naturalidad de su escritura. Se nota que escribe para emocionar y por eso huye del artificio. Es un creador que usa su maestría, en las muchas disciplinas literarias que domina, para ponerla al servicio de una historia cargada de gran tensión narrativa, que se lee con interés creciente, yo diría que con pasión, hasta su espléndido y sorprendente final.

León Egea, el personaje central, el universitario y aprendiz de vendedor de enciclopedias de la editorial Universo, el chico de pueblo que cuenta su vida y lo que le pasa en ella en primera persona, tiene muy claro que quiere ser escritor. Me fascina la suerte que tiene León en esta novela. Si pudiera, hoy mismo me cambiaba por él. Es un tipo limpio de corazón, claro, arriesgado, apasionado y humilde al mismo tiempo. Sabe cuál es su sitio y aunque la impaciencia lo columpie más de una vez, sabe pedir perdón, sin perder un ápice de dignidad. Es íntegro y sincero, sigue los consejos de su profesor de Literatura, al que admira, y que probablemente esté muy cerca de aquí, cuando le dice: «aprender a escribir es aprender a mirar». Y es lo que hace, escribir en un cuaderno lo que ve, lo que siente, lo que cree que sienten los demás y lo que oye, como una promesa de novela.

Es el embrión de la juventud universitaria comprometida, y que por desgracia no fue la mía. Un chico que siente la incomodidad de vivir en un tiempo donde la hipocresía y la chulería de los que ganaron la guerra es dura de tragar y el miedo paralizador de los que la perdieron, lo subleva. Es uno de los que se asfixiaban con la mordaza de silencio al que fuimos sometidos en nuestras casas.

Alguien dice tu nombre es una novela poliédrica que se sirve de unos personajes perfectamente definidos, pero que no son lo que parecen, y de una trama, algo cinematográfica, que no para de abrirle nuevas caras estilísticas al relato. A modo de incitación a la lectura y a la compra de la novela, os contaré que la misma encierra una tórrida e iniciática historia de amor con una mujer madura (Dolores), descrita como «rubia, perfecta y olvidada». Y una relación de amistad con su mentor en la venta a plazos, un personaje aparentemente mediocre y domado (Vicente), con el que el futuro escritor viaja a vender el fruto de la palabra encuadernada a Motril donde «la brisa del mar», escribe León en su cuaderno, «llena los pulmones de una alegría azul, contagiosa y enigmática». Y ya paro, porque podía seguir con las mil una frases redondas que abundan en el libro, aunque me resisto a no leer esta: «Es difícil soportar la maldad del mundo. Como para soportar también su inocencia».

Teresa Aranguren, escribe de la novela en el periódico digital infoLibre: «... la gran virtud narrativa, sorprender, que la historia no resulte previsible, que no esté escrita antes de ser escrita, que no cumpla la expectativa de lo previsto; a eso le llamamos tensión narrativa, la dosis justa de intriga que nos engancha a la página siguiente y a la otra y a la otra. La clave de que una novela se lea con facilidad, que es como debe leerse una novela. Con ganas de no dejarla. Y de vez en cuando con el placer del hallazgo feliz, del destello que ilumina algo que posiblemente ya sabíamos pero no habíamos pensado aún, no habíamos nombrado aún».

Como todo el mundo sabe, donde aparezca la firma de Luis García Montero, la palabra toma el protagonismo. 'Alguien dice tu nombre' es una novela escrita por un novelista que antes fue, y es, poeta y catedrático de Literatura. Por eso su prosa rezuma poesía y su absorbente trama no impide que el texto se llene de homenajes a la literatura y a sus tótems. Como botón de muestra, la triple y típica adjetivación de Valle Inclán; la reseña a la manía ortográfica de Juan Ramón Jiménez; el enganche del protagonista con la novela rusa, o el ingenioso método de vender enciclopedias jugando con el valor evocador de la palabra, en relación con el comprador, y de las ventajas del conocimiento en el hogar, por modesto que sea. Eso sí, todo en cómodos plazos.

Si «escribir es seducir», como se dice en el libro, esta novela seduce, hasta el punto de que es muy difícil abandonar su lectura. Por su pasión de contar una historia de gente corriente, que encierran vivencias y secretos dignos de ser contados, sin necesidad de falsificar la narración, sin artificios. Por el gusto de presentir enganchado al lector, al que mantiene en constante diálogo con los personajes, hasta la pirueta final donde caes en la cuenta de por qué has pensado muchas veces que estás leyendo un thriller, cuando unas páginas antes pensabas que estabas en el relato de una clandestina historia de amor, o paseando por una ciudad que puede estar en cualquier parte del mundo y que siempre se llamará Granada.

Debuto como presentador de libros con estas torpes palabras. Sin saber si he contado más de lo que debía o menos de la cuenta. Si habré logrado trasladaros el placer que sentí en el par de días que tardé en beberme la novela. Pero sí me gustaría dejar claro que mi pasión por el libro es genuina y va más allá de la amistad, aunque estoy orgulloso de ser amigo de Luis, entre otras muchas cosas, por haber escrito 'Alguien dice tu nombre'.

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