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Torralba en su casa-caravana. :: J. J. G.
«Estar ante los Stones es estar ante la historia del rock and roll»
Agustín Torralba Escritor

«Estar ante los Stones es estar ante la historia del rock and roll»

El narrador y poeta publica 'Náufragos del rock and roll', un libro de relatos dedicados a músicos desaparecidos del siglo XX

JUAN JESÚS GARCÍA

Viernes, 18 de abril 2014, 03:01

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Granadino cosecha del 74, ha compaginado siempre el espectáculo con la literatura, en verso, corta o larga. Su última publicación, que ha llegado a ambos lados del charco, se llama 'Náufragos del rock and roll' y por su páginas deambulan como inspiración, entre otros, Elvis Presley, Jimi Hendrix, Roy Orbison, Jim Morrison, Billie Holiday, Janis Joplin, Buddy Holly, John Lennon, Hank Williams o Sid Vicious. Se trata de un sentido homenaje literario al fenómeno musical y cultural que «cambió radicalmente el pulso de nuestro tiempo».

-Antes ponía la letra a la canción de autor, ahora se ha echado directamente en los brazos del rock and roll. ¿Se ha vuelto joven?

-Sí eso debe ser, aunque, si me permite la observación, yo puse voz a poetas andaluces universales en conciertos de cantautores. Me defiendo bien recitando, lo de cantar.

-Usted nació el año en que nació también el primer grupo de Rosendo. ¿Cree en la señales?

-Creo firmemente en las señales. Estamos en La Era de Acuario, no podría ser de otra manera. En cuanto a Rosendo, creo que es un ejemplo de honestidad humana y rockera.

-¿La mejor forma de que no le pongan demandas a uno es hablar siempre de artistas desaparecidos?

-Bueno, espero no verme en esas, que los desaparecidos también tienen herederos ávidos de papel moneda. No, francamente creo que 'Náufragos del rock & roll', como libro de ficción que es, no da pie a que nadie se ofenda.

-Esta estrategia ¿la aprendió de sus kilómetros con Paco Damas?

-Todo se pega. No, de Paco Damas aprendí que tras una buena agenda hay un trabajo ingente y que nadie va a vender tu show como tú mismo. Con ese hombre hice alrededor de 300 bolos, puede que más, y en aquellas kilometradas también pasamos buenos ratos, pero era su historia, yo me limitaba a recitar, con lo que artísticamente no iba a crecer más. Por eso me fui.

-Sus 'náufragos'. ¿lo fueron en el sentido filosófico de Forges?

-Supongo, aunque yo los veo más en el sentido trágico de Morgan Robertson y en el victorioso de Defoe.

-¿Por qué los Stones flotan siempre?

-Porque son de corcho, imagino. O porque además de no perder la energía y generar montañas de dinero, estar ante los Stones es estar ante la historia del rock and roll y eso siempre emociona. Sus discos conservan esa chispa que prende en el corazón de los chicos malos.

-Nik Cohn auguraba que los Stones «deberían morirse en un accidente de avión el día que cumplan 31 años». Hoy hay colas en Madrid para sus entradas a 200 euros. Fue el único pronóstico que erró...

-Me parece que los que estén en esa cola harán bien en asegurarse de que sea un punto de venta de entradas para ver a su banda y no una oficina del Inem. Con respecto a lo que es caro o barato, es todo tan relativo... Yo pienso colarme.

Su propia historia

-Aunque está Elvis en la portada. ¿cuál es su favorito?

-Eso es como preguntarle a un padre que a qué hijo quiere más. Pero le diré que considero (hablo de los relatos) que 'Alquitrán derramado', dedicado a Billie Holliday, es la piedra angular del libro. Aunque 'Cuento de Navidad' para Buddy Holly recrea esa atmósfera candorosa e ingenua del rock and roll de los cincuenta, ya sabes, baile de instituto, amor adolescente, rutilantes coches. y música, mucha música. Los quiero a todos por igual.

-Usted es un escritor que habla de músicos, pero últimamente los hay, cada vez más, que han realizado el camino inverso. ¿Intrusos o compañeros?

-Todo hombre debería contar, al menos, su propia historia. Hay libros hechos con oficio, otros hechos con corazón, otros con oficio y corazón y estos son los que dejan estela en la memoria del lector. También los hay que carecen de ambas cosas pero que vienen muy bien para calzar la típica mesa que cojea. por ejemplo. Compañeros, pues.

-Y hay quien no lo hace aunque muchos quisieran. ¿Le daría el Cervantes a José Ignacio Lapido?

-A José Ignacio Lapido, quien prologó mi primer libro, ya le di el Cervantes en su etapa con 091. Ahora en solitario yo lo propondría para el Nobel.

«A José Ignacio Lapido, que prologó mi primer libro, le propondría para el premio Nobel»

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