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Un marinero con los residuos que han quedado atrapados en las redes de su barco. A partir de ahí se separan y reciclan :: JAVIER MARTÍN
Los pescadores más limpios de Europa
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Los pescadores más limpios de Europa

El proyecto va mucho más allá de sacar la basura del mar, tiene un frente de investigación, otro solidario y aspira a lograr financiación a través del reciclaje

MERCEDES NAVARRETE

Martes, 11 de febrero 2014, 02:00

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De depredadores de los mares, a «superhéroes» que están consiguiendo limpiarlos. La imagen de los pescadores granadinos ha cambiado radicalmente en los últimos años y gran parte de la culpa la tiene el proyecto de gestión integral de residuos 'Aguas litorales limpias y solidarias', un sistema pionero de eliminación de la basura -desde la que sacan del agua hasta la que se genera en los barcos- que les ha puesto en el punto de mira del Gobierno español y de la Unión Europea interesados en exportar el modelo de Motril a todo el Mediterráneo. Además del beneficio ambiental, el proyecto tiene una faceta de investigación científica, otra solidaria con la donación de pescado al Banco de Alimentos y entre sus principales logros se encuentra la autoestima que ya ha inyectado a los pescadores motrileños, que pueden presumir de ser los más limpios de Europa.

El proyecto es un círculo perfecto de eliminación y gestión de los residuos que se pone en marcha cuando los pescadores echan sus redes al mar y atrapan, junto al pescado, plásticos, latas y todo tipo de basura acumulada en el fondo. Esos residuos se llevan a tierra diariamente y una persona, contratada en el marco del proyecto, se encarga de separarlos y darles la salida correcta gracias a una amplia red de contenedores y al sistema integral de tratamiento de la basura, tanto orgánica como inorgánica, implantado en el Puerto. Pero solo los residuos rescatados del fondo del mar entran en este círculo, también las toneladas de basura de todo tipo que cada año se generan en los propios barcos y la lonja pesquera están siendo eliminadas correctamente.

Mientras que las pilas, el aceite o los plásticos siguen sus cauces específicos de reciclaje, el pescado sin valor comercial se distribuye en cajas especiales para el Banco de Alimentos. Todo se aprovecha o se elimina correctamente.

El proyecto de gestión de residuos se ha hecho realidad gracias a los fondos europeos que gestiona el Grupo de Desarrollo Pesquero Granada-Motril de la Junta de Andalucía y está desarrollado por la cátedra RELEC de la Universidad de Cádiz con el apoyo del Campus de Excelencia Internacional del Mar. En total cuenta con una financiación de 231.540 euros (el 75% fondos europeos y el 25% de la Junta) que han servido para poner en marcha una completa infraestructura de reciclaje, desde los mismos barcos hasta el puerto de Motril.

La idea inicial

El físico Enrique Montero, profesor de la Universidad de Cádiz, es el padre de este proyecto y su director científico, el hombre que ha ideado todo el sistema de reciclaje trabajando, mano a mano durante casi dos años con los pescadores de Motril, encabezados por su patrón mayor, Ignacio López, la otra figura fundamental en este proyecto.

A Montero, que es motrileño, le llamó la atención un estudio del difunto centro de Desarrollo Pesquero de la Diputación, que en 2004 analizó la basura que se quedaba atrapada en las redes de los pescadores de Motril. ¿Por qué devolverla al mar si podía ser tratada correctamente?

Dicho y hecho, este profesor de Física se puso manos a la obra para crear y gestionar una red integral de eliminación de los residuos. El equipo estuvo un año estudiando las necesidades de los pescadores, ganándose su confianza y propiciando acuerdos con empresas gestionan los distintos tipos de basura, desde el aceite de freír, hasta el de los barcos, pasando por el nylon de las redes o el propio pescado.

Todo está hecho a medida de los pescadores y del puerto, para que reciclar les sea lo más fácil posible. Por ejemplo, han creado una estructura para que puedan eliminar el aceite mineral, incluso con alarmas conectadas con la Policía para evitar los robos. «Lo ha diseñado especialmente para Motril una empresa hecha por los alumnos de Ingeniería Naval de Cádiz», explica Montero. Antes de contar con esta infraestructura en el puerto ya se recogían diez mil kilos de aceite de motor al año, por lo que con este sistema se multiplicará la cifra. Teniendo en cuenta que cada tonelada se paga a cien euros, este reciclaje se convertirá en una fuente de ingresos que irá directamente a la Cofradía de Pescadores.

«El objetivo es que una vez finalizado el proyecto, a finales de 2014, el modelo pueda sostenerse económicamente por si mismo y dejarlo funcionando», concluye orgulloso el director científico. Ya están a punto de concluir las infraestructuras de reciclaje, a falta de las redes, para las que están diseñando un sistema de eliminación que pasa por almacenarlas enrolladas y cortarlas en pedacitos con una máquina diseñada especialmente para ello.

«En un mes recibiremos la visita de técnicos del Ministerio, están encantados y quieren llevar el proyecto a la Comisión europea para reproducirlo en otros puertos», apunta. Pero el proyecto va mucho más allá de la red de eliminación de residuos y tiene una faceta importante de estudio de los fondos marinos, en la que los pescadores están desarrollando un papel fundamental. Cada barco rellena una ficha, diariamente, con los datos que relacionan el lugar donde han faenado con la basura que han sacado del mar. Estos datos permitirán realizar investigaciones a la Cátedra del Mar. «Servirán como base para estudiar qué caladeros reciben más plástico de los invernaderos y ver cómo han llegado hasta ahí», explica Montero, que advierte que el 80% de los residuos acumulados en los fondos marinos provienen de la tierra. El nivel de basura que sacan los barcos cada día llega a asustar: en menos de un mes más de 2.000 botellas y mil bolsas de plástico, además de toneladas de objetos, desde un televisor hasta unos patines y sobre todo plástico, mucho plástico.

Además del ambiental y el científico, hay un frente del proyecto que hace a los pescadores estar especialmente orgullosos: la entrega del pescado sin valor comercial al Banco de Alimentos. Desde el pasado mes de agosto han donado más de siete toneladas que han llegado a 35 poblaciones. Darle valor a esas especies denostadas, como el jurel o la caballa, es otro de los retos de este proyecto. «No tiene sentido sacar del mar 800.000 kilos de caballa al año para malvenderlos a 0,26 euros el kilo, es una locura», señala Montero que ya ha implicado a cocineros 'estrella' para que ideen platos y fórmulas que prestigien un pescado rico como el que más, que sin embargo, a día de hoy, no se valora lo suficiente.

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