Un juez culpa de una caída por la cera de las procesiones a Inagra y también a la víctima

El meollo del pleito era la cera procesional y la sentencia se quedó a medio camino de ser una decisión salomónica, es decir, una de esas resoluciones en las que la culpa se reparte al 50% entre los litigantes. En este caso, la empresa Inagra, concesionaria de la limpieza de la capital granadina, ha de cargar con el 30% de la responsabilidad y la víctima del accidente, un motociclista que cayó al suelo cuando transitaba por la calle Santa Escolástica, con el 70%. En otros palabras, que, para el juez, el damnificado fue más 'culpable' de lo que le ocurrió que la propia Inagra, ya que dicha compañía «hizo un intento efectivo de limpiar la cera, aunque no fuese definitivo», mientras que el perjudicado «conocía la existencia de» las «procesiones y el peligro que conllevaba circular con lluvia por el centro de la vía, donde puede acumularse la cera con más facilidad y hacer más resbaladizo el pavimento», describe la sentencia las circunstancias que rodearon al siniestro.

Sucedió durante la Semana Santa de 2011. De ahí que el magistrado diga que el afectado tenía necesariamente que saber que las calles podían estar embadurnadas de la cera que desprenden los cirios de los pasos procesionales. Además, había una señal que avisaba: 'Peligro calzada deslizante'. «Ponderadas todas las circunstancias existentes, entiende este juzgador ajustado a derecho que el actor -el motociclista que sufrió el percance- soporte el 70% de los daños reclamados y la empresa concesionaria, el 30%», dice la sentencia.

Versiones contradictorias

El hombre, que iba acompañado de su esposa -ella también cayó al suelo, aunque salió indemne-, sufrió un «traumatismo» en la mano, pero lo peor se lo llevó la motocicleta. Por lo uno y por lo otro, el demandante solicitaba una indemnización que ascendía a 10.792 euros, pero dado el reparto acordado por el juez, Inagra 'solo' tendrá que abonar 3.237 euros.

Antes de emitir el fallo, el magistrado que vio el caso tuvo que dilucidar si, efectivamente, había cera en la calle Santa Escolástica o no. El matrimonio afectado y un testigo aseguraron que sí, que había cera, mientras que Inagra y la Policía Local afirmaron que no. De hecho, la guardia municipal concluyó que el accidente se produjo «por no adecuar la velocidad a las circunstancias de la vía y a las condiciones atmosféricas». Las dos versiones son irreconciliables.

En este sentido, el juez insiste en que «debe apreciarse una concurrencia de culpas entre el actor -el motociclista- y la empresa concesionaria de la limpieza, Inagra, pues, aunque el actor iba a una velocidad moderada, hay injerencia de la víctima en la producción del daño al circular por el centro de la vía un día que empezaba a llover», lo que «hacía» más peligroso el pavimento.

Respecto a la empresa, el magistrado reconoce que limpió la calzada, pero también advierte de que no lo hizo «con plenas garantías». O sea, que quedaron «restos de cera».

La sentencia descarta que el Ayuntamiento de Granada tuviera alguna responsabilidad en lo ocurrido, toda vez que dio instrucciones «para ordenar el tráfico y señalizar» el peligro por la «posible existencia de cera» en la calzada.