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MERCEDES BARRUTIA
Viernes, 20 de diciembre 2013, 15:22
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Aunque pueda ser una versión adaptada de El curioso caso de Benjamin Button, no lo es. Pero casi. Si a Button lo parieron viejo y murió recién nacido, este pez vive fuera del agua y se desplaza dando saltos a su antojo camuflado entre las rocas. El Centro de Investigación de Ecología y Evolución de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, ha estudiado esta especie llamada Alticus arnoldorum que vive en la isla tropical de Guam (un territorio que pertenece a Estados Unidos).
Que un pez sea capaz de vivir en el agua y luego salir de ella para campar a sus anchas por la tierra es, cuanto menos, romper un clásico de las ciencias naturales. Se trata de un caso excepcional y muy llamativo desde el punto de vista científico ya que estudiar al Alticus arnoldorum puede mostrar cómo los primeros animales consiguieron adaptarse a vivir fuera de su medio y evolucionar. Existen otros peces que son capaces de aguantar fuera del agua, pero no tanto, y ni mucho menos, tienen capacidad para buscar comida en el exterior.
El científico del Centro de Investigación de Ecología y Evolución de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia que ha liderado el estudio, Terry Ord, explica que "este pez terrestre pasa toda su vida adulta viviendo en las rocas en la zona de chapoteo, pero lo que más sorprende es que se desplaza dando saltos con unos movimientos especiales de cola, porque carece de patas, para defender su territorio, buscar alimento y compañeros de cortejo", dice el experto en un comunicado. "Estos animales ofrecen una oportunidad única para descubrir, en un animal vivo, cómo ha tenido lugar la transición del agua a la tierra", añade Ord.
Su amplia variedad de colores permiten un camuflaje total en las rocas. Aunque permanece en tierra toda su vida adulta debe mantenerse húmedo para poder respirar a través de sus branquias y la piel, explica Ord. Tras analizar cinco variantes de esta especie, los científicos observaron que la coloración de cada grupo encaja muy bien con la de las rocas de su territorio. Los modelos que permanecieron en la arena fueron atacados con mucha más frecuencia que los que permanecieron en las rocas, dice el investigador.
Para la sorpresa de todos, comunidad científica incluida, la canción infantil ya dice menos mentiras cuando llega la estrofa de por el mar corre la liebre, por el monte la sardina.
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