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Bernardo Sánchez, en el huerto con la ciudad al fondo. :: GONZÁLEZ MOLERO
Huertos de ciudad
GRANADA

Huertos de ciudad

Granadinos de todas las edades alquilan pequeñas parcelas para cultivar sus propios productos ecológicos y olvidarse del estrés diario

M. RODRÍGUEZ CÁRDENAS

Viernes, 29 de noviembre 2013, 01:13

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Los Huertos de Ocio de la capital, situados en plena Vega granadina y a escasos metros de la ciudad, se han convertido desde que comenzó la crisis en una alternativa para los granadinos a los que el ritmo diario de la ciudad les agobia y buscan alternativas que les permitan deshacerse del estrés o del aburrimiento y que les ayuden, además, a disfrutar del contacto con la naturaleza.

La idea de los huertos de Ocio nació en la cabeza de Bernardo Sánchez, un arquitecto granadino que en medio de la crisis decidió buscar alternativas para desarrollar su actividad, muy maltratada por la situación . Así encontró su proyecto 'Agritectura': 11.000 metros cuadrados de terreno convertidos en 130 pequeños huertos ecológicos. «Yo trabajaba en unos huertos para personas mayores de Cruz Roja y vi que esto tenía mucha demanda porque hay mucha gente en la ciudad que quiere estar en contacto con la naturaleza y tener sus propios cultivos y gracias a esta iniciativa pueden hacerlo muy cerca de su casa, porque estamos a muy pocos metros de la ciudad. Conforme pasa el tiempo vienen más personas, sobre todo extranjeros, pero también vienen muchos jubilados y, cada vez más, gente joven que quiere aprender a cultivar y aquí lo tiene fácil porque le damos todas las herramientas, les regamos y les asesoramos en sus cultivos».

María Vilar es una de las muchas jóvenes que ha decidido alquilar uno de estos huertos. Con 26 años, esta licenciada en Medicina ve en los cultivos ecológicos un aprendizaje de cara al futuro. «Yo me enteré de estos huertos gracias a unas chicas que buscaban personas con las que compartir el cuidado de los cultivos y me interesó mucho porque puedo coger la bici y llegar en cinco minutos. Me parece una muy buena idea aprender a cultivar porque en un futuro puede que lo haga en algún pueblo y logre vivir de ello», afirma esta joven, que destaca, entre los beneficios que aportan estos huertos urbanos, la oportunidad de comer productos naturales y ecológicos «que no son los que tienes que comprar sí o sí en el supermercado, sino que son tuyos», además de la posibilidad de «respirar aire libre, cuando nos pasamos la mayoría del tiempo en lugares cerrados», sentencia.

Pero aunque los jóvenes empiezan a llegar al terreno, la gran mayoría de arrendatarios de estos huertos son jubilados. Uno de ellos es Gaetano Ieva, un italiano que vive desde hace 11 años en Granada y que desde hace uno disfruta de tener un huerto «a cinco minutos de casa». «Soy jubilado y esto me sirve como una gran distracción. Cada mañana, sobre las 11, me vengo andando al huerto, miro como está todo y después me pongo unas dos o tres horas a cuidar las patatas, las lechugas o las coliflores. Es muy especial cuando recoges una cosecha que es tuya y que es totalmente natural, porque el tomate o la lechuga tienen un sabor de verdad y cuando se lo doy a probar a los amigos se asombra», afirma orgulloso.

Una terapia

Esta incitativa cobra aún más importancia cuando los huertos, además de ser un divertimento, se convierten en una herramienta de terapia para mejorar la vida de los usuarios.

Este es el caso de Paco Jiménez, un granadino que trabajaba en la construcción hasta que llegó la crisis y que ha terminado por convertir los Huertos de Ocio en su empleo. «Yo estoy en una edad que ya parece que no estás para trabajar pero tampoco estás para jubilarte. Hace casi dos años, descubrí, gracias a mi hija, una forma de empeñar el tiempo libre que, hasta el momento, pasaba dándole vueltas a la cabeza. Venir al huerto a diario, hacer las faenillas y charlar con uno y con otro hace que no esté agobiándome en la casa. Es una válvula de escape para dejar de pensar en lo que estamos sufriendo los españoles y sentirse útil, y si te comes unos tomates, una coliflor o unas lechugas sabes que son tuyas y eso es maravilloso», señala Paco, que desde mayo se ha convertido en socio de Bernardo y ahora tiene en los huertos «un trabajo que también es un hobby», enfatiza.

Desde hace un año Carmen Leal también disfruta de una parcela de tierra. Esta granadina ejerce como monitora de la actividad extra escolar para universitarios 'Huertos Urbanos', un taller para el que su pequeño terreno se ha convertido en esencial. «Gracias al pequeño huerto que tengo alquilado puedo enseñarle a mis alumnos cómo se ha de mantener un cultivo, pero también puedo hacer que conozcan la importancia de la Vega de Granada en la historia de la ciudad, algo que muchos granadinos no valoran », afirma Leal, para quien lo mejor de estos huertos es que están «muy cerca de la casa».

Además, desde hace dos semana, el Centro de Salud Mental Canasteros desarrolla en una de las parcelas una de sus actividades dirigida a los usuarios del centro.

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