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El español Arturo Hortas en plena grabación del corto ganador. Foto Helena Sala
La filosofía del buen vivir
GRANADA

La filosofía del buen vivir

El documental 'Yasuní' de Arturo Hortas gana el primer Certamen de Editores Sociales Audiovisuales organizado por la Asociación Solidaria Andaluza de Desarrollo (ASAD)

MARÍA AYLLÓN RAMÍREZ

Domingo, 9 de junio 2013, 04:16

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El documental Yasuní, el buen vivir de Arturo Hortas muestra la problemática de la extracción de petróleo en la Reserva de la Biosfera Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana y ha conseguido alzarse con el primer premio del Certamen de Editores Sociales Audiovisuales, organizado por la ONGD ASAD y con la colaboración del Festival de Fotografía Emergente, PA-TA-TA. De viaje de Silvia González ha recibido el segundo premio, el protagonista es Dani, un niño solitario que sufre marginación y acoso en la escuela. Y el jurado ha otorgado una mención especial a Sub, dirigido por Jossie Malis que denuncia la discriminación y situación de los inmigrantes ilegales.

Este certamen tiene el objetivo de poner en valor el trabajo de los directores y productores que a través de sus cortos pretenden promover cambios de actitudes y transformar la sociedad. En esta primera edición se han presentado un total de 38 cortometrajes con historias muy variopintas situadas en países como Indonesia, Bolivia, Alemania, Holanda, Venezuela y África. El primer premio recibe 500 euros y el segundo 250 euros, pero no se da en metálico sino para gastarlos en material audiovisual.

El cooperante español Arturo Hortas cuenta en el documental como a través de la iniciativa Yasuní ITT, el Gobierno ecuatoriano se abstiene de explotar 200.000 hectáreas, un área que alberga dos tribus indígenas en aislamiento voluntario y que guarda bajo sus tierras el 20% de las reservas de petróleo del país. A cambio, Ecuador solicita a la comunidad internacional el 50 por ciento del dinero que se obtendría con su extracción para invertirlo en conservación, investigación y energías alternativas. El cortometraje refleja la filosofía del buen vivir, un modelo de vida promulgado en la Constitución de Ecuador que otorga derechos a la naturaleza, defendiendo una vida en paz y armonía con la tierra y el respeto a las culturas humanas, donde la espiritualidad tiene una gran relevancia.

Llevo casi 7 años de relación con la Amazonía ecuatoriana. Primero fui cooperante en un proyecto educativo, la universidad campesina de Sucumbíos. Posteriormente pasé a la realización de documentales, con una serie conformada por tres trabajos: Sucumbíos, tierra sin mal, Yasuní, el buen vivir y El caso Sarayaku. Los tres abordan la temática de la explotación petrolera en la Amazonía y su afectación a los pueblos indígenas, aunque en tres contextos temporales diferentes. Hay que tener en cuenta que en la Amazonía ecuatoriana la explotación ha empezado por el norte y se está desplazando de norte a sur, coincidiendo con los tres lugares que he reflejado en mis documentales. La primera parte describe el caso Texaco, la lucha judicial de 30.000 campesinos e indígenas, al estilo David y Goliath, contra el gran coloso petrolero: Texaco, hoy día Chevron. La segunda parte describe la iniciativa Yasuní ITT, tratar de conservar 200.000 hectáreas de una reserva, la quinta parte de un parque de un millón de hectáreas, replantearse si el modelo petrolero actual es sostenible. La tercera parte refleja la historia de un pueblo indígena, los kichwas de Sarayaku, que defienden sus derechos territoriales ante la invasión de las petroleras, llevando su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo equivalente en América a la Corte de la Haya, explica este licenciado en Veterinaria de 36 años.

Arturo Hortas necesitó un mes de rodaje y dos meses de montaje para terminar esta segunda parte. Me llegó la información del certamen casi al final del plazo de presentación, así que ha sido una suerte y una alegría ganar. Fue una sorpresa muy agradable. Además, el primer capítulo de la serie recibió cinco premios y esta segunda parte casi estaba necesitando ser premiada, supone un buen empujón, asegura este realizador.

Sus trabajos se han difundido en televisión (TV3, Aragón TV, Televisión de Sucumbíos) y han recorrido más de 80 festivales en 20 países, en los que destaca el Environmental Film Festival in the Nation's Capital, en Washington, el festival de cine y medio ambiente más antiguo del mundo. En 2011, su primer documental Sucumbíos Tierra sin Mal, abre Ecozine, Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente Ciudad de Zaragoza, dentro de la sección Premiere. Recibe cinco premios por este trabajo, entre ellos un Reconocimiento de la ONU en Ecuador por la defensa de los Derechos Humanos y el Premio Honorífico Survival Internacional al mejor documental de temática indígena en el Festival de cine y derechos humanos de Barcelona, así como el Premio al mejor cortometraje en el Amazonía Doc de Belem Pará (Brasil).

En el segundo corto ganador De viaje, Silvia González utiliza un tono desenfadado para hablar de Dani, un niño solitario que sufre marginación y acoso en la escuela. Hacía tiempo que quería tratar el tema del bulling en un corto. Mi intención no era tanto centrarme en el drama en sí como plantear una solución positiva, un enfoque proactivo y esperanzador. El corto trata el tema del acoso escolar (o más bien la marginación de los niños un poco diferentes o con pocas habilidades sociales), pero va más allá: plantea la necesidad de intervenir en esos casos desde la empatía y la creatividad. También sugiere que el camino de la solidaridad es un viaje de ida y vuelta: al ayudar a Dani, Joaquín, sin darse mucha cuenta, también es ayudado por Dani. Para el argumento me inspiré en una vivencia personal, un recuerdo de escuela. Había un niño dos años más pequeño que yo que pasaba las horas de patio en un rincón, marginado por sus compañeros de clase. A veces hablaba con él, y nunca entendí porque los mayores no intervenían y consideraban que una situación que puede dañar tanto a alguien era, simplemente cosas de niños, se sincera Silvia González.

Este corto se rodó en dos días y en total participaron 35 personas contando con veinte niños que hacían de figurantes. El montaje duró un mes, ya que al no contar con recursos económicos para la posproducción, lo fue haciendo con amigos en horas robadas a otros trabajos. Los premios siempre son una grata sorpresa. Éste me hace especial ilusión al tratarse de un certamen que premia los valores por encima de otros criterios, apunta la directora galardonada.

El jurado ha entregado una mención especial a Sub, un corto de ficción en clave futurista dirigido por Jossie Malis que denuncia la discriminación y situación de los inmigrantes ilegales en una sociedad que ejerce un control casi absoluto. La idea surge de mi experiencia personal. Nací y viví en Perú hasta los diez años, a esa edad y junto a mi familia, nos mudamos a vivir a Chile, país donde pasé otros catorce años hasta que decidí instalarme en Estados Unidos por unos tres años más. Después de la temporada norteamericana decidí instalarme definitivamente en Barcelona donde pasé otros ocho años para finalmente aterrizar en Mallorca donde vivo actualmente junto a mi mujer que es Alemana, nacida en Nepal y criada en Australia. Independiente de todo el movimiento entre países, lo que me llamó siempre la atención de querer vivir en diferentes lugares, en mi caso por decisión propia, es con las dificultades que cualquier persona se encuentra para poder regularizar su situación por el simple hecho de haber nacido en otro país. He pasado buena parte de mi vida haciendo colas, rellenando formularios y esperando con ansiedad que acepten peticiones para poder quedarme en varios países. Creo que he experimentado todas las categorías legales por las que un extranjero puede pasar y es en definitiva de donde surge la semilla de toda esta historia, aclara Jossie Malis. 

El rodaje de la película se desarrolló en cuatro días después de un mes de pre-producción. El montaje y las postproducción tardó un par de meses más. Entre actores y equipo de producción trabajaron 34 personas, más 54 para figuración y estaba compuesto por personas de 20 nacionalidades diferentes. Jossie Malis tiene un pequeño estudio de animación junto a su esposa, que compuso la música de Sub y donde desarrollan todo tipo de proyectos audiovisuales.

Si se mira con ojo crítico, llegamos a la triste conclusión que hemos creado una serie de barreras mentales que entre otras cosas, se encarga de categorizar a los individuos dependiendo de su lugar de origen, de sus ingresos o de su color de piel, y a mi modo de ver, es una de las condiciones que nos empequeñecen como especie. Una persona que no puede regularizar su situación, vive en un estado de persecución kafkiana simplemente por el hecho de no cumplir con una serie de normas burocráticas que garantizan su legalidad dentro del sistema. En la película quería reflejar lo absurdo de esta lógica, llevando la historia al plano de la ciencia ficción y resaltar aún más las complejidades de la burocracia con el tema de los idiomas, creando una pequeña torre de babel distópica, añade Malis.

Estos tres directores son un ejemplo de otra manera de hacer cine, más social y con valores.

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